Después de cuatro temporadas matando por su amado país, «24» tenía un final inevitable. Aunque haya salvado millones de vidas en los varios años que ha servido fielmente a su presidente: su propio Gobierno le quiere matar.
No importa que sea un héroe a ojos de todos sus compañeros, los que están por encima de él opinan que debe morir para proteger, de nuevo, a su país. Pero, con ayuda de sus amigos (Chloe la mejor), finge su muerte para poder vivir.
Y ahí va Jack Bauer, con sus gafas de sol y su cazadora verde de la tercera temporada, caminando por las vías abandonadas de los trenes de Los Ángeles. Amanece y la imagen está tintada de naranja. El héroe es repudiado por su país y ha de olvidarse de su trabajo, lo único que le quedaba y por lo que ha perdido a su familia y a quien quería. Se aleja, con una nueva identidad hacia un futuro incierto.
Y si no es Bauer, ¿quién salvará a los USA de los terroristas? Suponemos que en la próxima temporada le llamarán a filas de nuevo, aunque aquí lo hayan dado por muerto. Al fin y al cabo, es un héroe.
Secuencias para recordar: Jack atracando una gasolinera para que el sospechoso no huya y Jack apuntando con un arma a un cirujano para que salve a un testigo, dejando morir al ex-marido de su novia. Pero también el gesto de Jack cuando salva a Toni Almeida, por su único amigo bien puede esbozar una sonrisa.
Por cierto que en esta temporada, la división de pantallas y la visión del reloj han quedado reducidas al mínimo, lo que se echaba de menos en algunos momentos.
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