Cada lunes republico un artículo de la newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío cada lunes.
Cualquier texto corporativo que escribamos lo leerán dos tipos de personas: por un lado, las de la propia empresa, de cualquier departamento y de cualquier nivel jerárquico; por otro, las ajenas a la empresa que incluyen tanto clientes como potenciales clientes y, no hay que engañarse, también la competencia. A este segundo grupo es a quien debemos dirigir nuestras palabras y en quien debemos estar pensando al escribir.
Tenemos que ponernos en su piel, imaginar que somos ellos y contestar a dos preguntas básicas: ¿qué queremos saber y cómo queremos que nos lo digan? Las dos se complementan ya que aunque la primera es la que fácilmente contestará cualquiera, la segunda es la que nos permite adaptar el mensaje al público objetivo de nuestra web, blog o de cualquier contenido.
Enfoque, lenguaje y tono, en definitiva, el estilo de escritura deberá ser diferente según quién nos vaya a leer. No hay que caer en el error de dar por hecho que los usuarios de nuestra web tienen los mismos conocimientos, por ejemplo, que nuestro inmediato superior: lo que a éste le parecerá obvio, seguramente a los primeros les puede suponer la diferencia entre nosotros y la competencia.
La propia empresa conoce bien (o debería) sus productos o servicios, en qué aspectos destacan o cuáles son sus mejores argumentos de venta. Posiblemente también lo sepa la competencia (o debería) pero quienes no lo saben son los clientes que queremos atraer. Todavía.
Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 14 (15 de noviembre de 2010). ¿Quieres leer el resto?
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.
Realmente tienes razón, lo que pasa que a veces hacemos tan rápido las cosas que no pensamos en ello