Cuando se habla de calidad conviene empezar separándola de cantidad. Simplificando, cantidad es solo una porción de algo y se asocia a un número ya sea alto o bajo mientras que la calidad se puede interpretar como un adjetivo que describe bien o mal el valor de una cosa.
Hablar de cantidad de contenidos suele ser fácil: tantas palabras, tantos posts, tantas descargas… Pero valorar el contenido es algo subjetivo que depende de la persona que lo recibe, no todos apreciarán igual la calidad y para lo que uno es bueno a otro no le gustará tanto. Crear una escala del 1 al 10 o un porcentaje que mida la calidad no es fácil pero sí que se pueden tener en cuenta algunos parámetros para tener una idea general:
- Tema tratado: específico o general
- Complejidad: se entiende rápido
- Lenguaje: técnico o sencillo
- Destinatario: clientes o público en general
- Utilidad: motiva el compartir con otros
- Venta: uso de palabras típicamente comerciales
- Autoría: firma sutil o logo bien grande
Como en todas las métricas, hasta que no se estandarizan, es difícil de comparar con otras empresas y ver si nuestro contenido tiene más calidad que el de otros. La forma fácil es utilizar los datos cuantitativos que sí son equivalentes aunque pertenezcan a otro tipo de marketing: número de retuits, de ‘Me gusta’, de comentarios… De esta manera se puede creer, por ejemplo, que si no se comparte es porque no es útil, no se entiende o el tema no es interesante.
Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 79 (13 de febrero de 2012). Suscríbete para recibir un artículo exclusivo cada lunes.
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.