Cuando iba al instituto, había una clase llamada Laboratorio. El profesor llevaba bata blanca y nos explicaba líquidos y aparatitos que no había en otro sitio. Era como si, una vez a la semana, tuviésemos la potestad para hacer explotar el edificio… quizá para saltarnos algún examen.
Dejé la ciencia en aquella clase, pero he seguido haciendo experimentos solo que con el idioma. Eso sí, con el mismo cuidado con el que íbamos al laboratorio. No porque vaya a explorar nada físico, si no porque algo sí puede resultar dañado: nuestra reputación, nuestra empresa, nuestro trabajo.
Pero lo mismo que puede perjudicarse, es lo mismo que puede salir beneficiado: hacer experimentos con los contenidos que publicamos puede llevarnos a mejorar y descubrir una forma diferente de comunicarnos con nuestra audiencia o el mejor momento para llegar hasta ellos.
Hay una parte que se puede enfocar a lo literario pero también otra más matemática con tests A/B, analítica e investigación de datos. Esto último lo dejo para los científicos y me centro en el idioma porque también se puede probar cosas y tener resultados usando los contenidos como lo que son: una herramienta estratégica dentro de la empresa.
Te propongo un par de experimentos que puedes hacer ahora mismo:
- Publica un post llevando la contraria a la tendencia dominante de tu sector: esfuérzate por encontrar argumentos para que se note que sabes de lo que hablas. Intenta provocar desde la razón.
- Envía una newsletter sobre algo que crees que solo te importa a ti: hazla personal, aunque se trate de un mensaje corporativo. Procura poner emoción, apuntes que te definan como individuo dentro de la empresa.
- Recomienda en tus redes sociales un artículo de tu competencia: arriésgate y valora lo que otros están haciendo. Seguro que hay más de una cosa en la que coincidís, pero también está bien dejar claras las diferencias.
- Reenvía a un cliente una presentación de SlideShare, por ejemplo, en la que los uses como ejemplo para explicar los errores más comunes: cuida la privacidad, claro, pero sácales los trapos sucios para que se puedan ver reflejados.
Prueba alguno de estos experimentos a ver qué tal te funcionan. Eso sí, antes asegúrate de que:
- Tus contenidos reflejan bien quién eres para que no haya confusión posible.
- Nadie en la empresa se quejará de lo que hagas.
- No los hagas todos a la vez, empieza por pequeñas cosas antes de lanzarte por completo.
Experimentar está al alcance de todos, grandes y pequeños, quienes empiezan y quien ya llevan tiempo en el mercado. Y, quien no arriesga, no sabe hasta dónde puede llegar.
Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 188 (10 de marzo de 2014).
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.