En lo que llevamos de semana han muerto dos grandes actrices de la época dorada del cine americano: Virginia Mayo y Ruth Warrick. Y más cercanamente Agustín González.
Aunque muchos no sepan quién era Virginia Mayo y su nombre sólo les recuerde cierto mes del año, yo la recuerdo por «El halcón y la fecha». Y aunque para los jóvenes Warrick sólo es el apellido de cierto personaje de la serie «CSI Las Vegas», yo la recuerdo de «Ciudadano Kane».
Personalmente considero estas películas como «clásicas» y de obligado visionado (sobretodo la de Orson Welles, claro). Pero son muy díficiles de ver, tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Suerte tenemos de vídeotecas y filmotecas.
En España estas películas son «menores» y sus actores (y profesionales en general) no se merecen más que un breve en la prensa. Por suerte cuidamos un poco más a los actores de aquí. Les dedicamos más espacio en la prensa, una noticia en la tele y, con un poco de suerte, algún programa de homenaje o película. Pero esto sólo cuando se es muy, muy famoso.
Esta semana también ha muerto Agustín González. Y se le ha hecho su homenaje, como es debido. Creo que no se ha programado ninguna película suya. Pero tampoco para Mayo y Warrick.
¿No es éste el mejor momento para programar alguna película con más de 20 años de antigüedad? ¿No es triste que tengamos que apelar a un fallecimiento «importante» para justificar una película «clásica»? La respuesta no es «¡Qué grande es el cine!»
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