Leo en «Qué!» (diario gratuito muy dado a titular las notícias escandalosamente) el artículo «Descubren que algunos olores son peligrosos al volante».
Lo interesante de la notícia no es que exista un estudio de la Wheeling Jesuit University que determina olores que pueden provocar sueño al conductor o fijar la concentración. Si ahora un coche vende diseño, confort, seguridad, consumo, precio, funcionalidad… ¿Te imaginas cómo sería un spot de un coche que «huele a…»?
Vienen a mí recuerdos de la película «Matinee» y de cualquier primigenio intento en la historia del cine de crear una máquina que transmita algo más que elementos visuales (siento no recordar el nombre del proyector que desprendía olores). También anuncios de detergentes con aromas de flores, ambientadores de brisa marina…
¿Al abrir la puerta del coche saldrían flores en vez de un montón de maletas en el Honda Jazz? ¿O por el tubo de escape quizá como el coche que vomita el perro? ¿En el interior pondrían unas montañas nevadas en vez de tablas de surf? ¿El coche dejaría un rastro de «buen olor» por toda la ciudad como el Saab deja estelas?
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Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.
El cine que ofrecía sensaciones aromáticas además de visuales y auditivas se llamaba «Odorama». John Waters, director norteamericano que acaba de estrenar «Adictos al sexo», estrenó en 1981 una película llamada «Polyester» con el sistema «Odorama». Los empleados del cine repartían al público unas targetitas con diferentes sellos de plástico que debían abrir en determinados momentos de la proyección cuando ésta se lo indicaba. Así el espectador veía un jardín de rosas y podía olerlas. Por desgracia en esta película no todos los olores eran agradables y John Waters se aseguró que uno de estos sellos olorosos recreara el olor de las heces humanas. Puede que el «Odorama» fuera el primer intento de hacer un cine interactivo. Sería genial oler el perfume de determinadas actrices u oler el olor de la pólvora (¿a qué debe oler el miedo?)
Para acabar (intentando no aburrir) decir que hace poco leí un reportaje que decía que en los USA (esos locos americanos) se está poniendo de moda decorar sus casas con olores. Además de muebles, olores permanentes, no simples ambientadores. Yo tendría un wc con olor a selva, una cocina con olor a pizzería/panadería y un dormitorio con olor a…bueno, este olor me lo guardo para mí.
Querido Lector Fiel,
No conocía la referencia de «Polyester», yo me refería a los inicios del cine, pero me parece muy interesante.
Por cierto, creo que el miedo es mejor medirlo en la escala de «respiración contenida».
Saludos,