Como siempre que hay revuelo con un anuncio, aparece Benetton como referente de publicidad polémica. A mi en cambio los últimos de Dolce & Gabbana me han recordado «La última cena» de Marithé François Girbaud, quizá porque los de D&G me parecen más artísticos, más plásticos.
Según leo en El Periódico y en MarketingDirecto, las imágenes de esta campaña de Dolce & Gabbana han levantado críticas por violentas porque algunos modelos yacen apuñalados y sangrantes junto a sus agresores. Las 3 fotos que he visto (de las 9 que forman la serie) no me parecen tan provocadoras, ni mucho menos me incitan a cometer actos violentos. Aunque tampoco a comprar la ropa porque con esa imagen parece sacada de un museo y no que pueda estar en un escaparate actual.
Quizá otro día entremos en un debate sobre si hace falta o no provocar para vender, de momento me ha venido a la mente frase de la entrevista a Ildefons García-Serena: «[La publicidad] no es tan poderosa como se dice. La publicidad no cambia una sociedad, sino el revés«. De acuerdo con este punto de vista, D&G no quiere convertirnos en asesinos sino reflejar la sociedad (aunque sea la de hace unos cuantos años) y de paso vender unos trapitos.
Por cierto, para él la publicidad es «un contrato entre el fabricante y el consumidor que fomenta la competitividad empresarial y la mejora de los productos» y «si no existiese la publicidad, habría que inventarla, porque si existe es porque también existen las marcas«.
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.