Ya se han publicado varios posts comentando el éxito del primer Cava&Twiits y en su lugar natural, Twitter, circularon muchos más mensajitos de lo habitual. Así que no quiero extenderme en los resultados de la charla sobre Medios de Comunicación, tema escogido para el debate, o en felicitar nuevamente a los organizadores. Éste no quiere ser un post sobre el evento sino sobre el momento networking que se vivió después.
Aunque hablé con mucha más gente de lo que suele ser habitual en mi en un entorno así (léase rodeada de más de 100 personas), me quedó mucha gente con la que intercambiar saludos y opiniones concretas. No es el hecho de que me centrase en ponerme al día con gente conocida (¡y algunos hacía unos 7 años que no veía!) lo que me hace escribir este post, pero sí que lo potencia los últimos cambios en mi vida profesional.
Hubo dos frases que se repetían en los corrillos en los que (me colé y) participé: «¿cómo va tu libro?» y «¿dónde estás trabajando?». Contestando a Marc medioempezamos lo que habría sido una interesante discusión pero que, por ser ya la hora de retirarse, quedó casi en una frase suya y una mía: «Es que yo soy muy marquista» y «yo también, pero de la mía, no de la empresa en la que trabajo».
¿Puedes imaginarte quién dijo qué? Por el título del post, supongo que sí: yo soy la que defiende la marca personal. Aunque sí creo que el nombre de una empresa ayuda a posicionar en la mente de otros a las personas que trabajan en ella, no creo que sea lo único que le de valor. Explicar el qué es más importante para mi que el dónde.
Si alguien puede convencerme de que a las 22.30h en la terraza de un hotel con increíbles vistas y un ambiente a media luz charlando con amigos, estoy representando a una empresa, por favor que lo intente en los comentarios. En esta situación, solo siendo emprendedor autónomo entiendo que así es y es uno de los motivos por los que no suelo ver el interés en eventos destinados a estos profesionales: yo no quiero vender nada ni que me lo vendan.
Evidentemente si fuese un desayuno o conferencia ‘en horas de trabajo’, tendría lógica que representase a mi empresa y seguramente las tarjetas de contacto tendrían un papel importante porque para eso me hubieran hecho ir. Pero no era el caso.
(Siento repetirme) pero ocurre lo mismo en las redes sociales que obligan a poner el nombre de la empresa en la que trabajas. ¿Estar en paro resta peso a la presencia en una reunión informal o a la lista de amigos en una red? ¿Los amigos conseguidos en una empresa ‘me los puedo llevar’ cuando llego a otra?
El próximo C&T, día 13 de noviembre, podremos discutir sobre esto en persona (en el momento networking por que el tema será Turismo 2.0).
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.
Me doy por aludido y contesto… Efectivametne soy marquista, aunque eso no significa que el contenido sea menos importante que el envoltorio… ni mucho menos.
En tu caso la verdad es que me daria bastante igual en que agencia trabajes porque lo que me gusta es el contenido de los que escribes. Simplemente que el saber donde uno trabaja ayuda para situarse, tener temas de conversación, no meter la pata (y soy un experto en eso)…
Sigo pensando, y efectivamente era ya muy tarde para empezar una discusión sobre esto, que ninguna marca nos paga lo suficiente para que hagamos propaganda de ella, pero tampoco hay nada malo en explicar o decir en que empresa trabajamo…
En contenido es el rey, pero al envoltorio le podriamos dar el título de Principe.
Aprendemos compartiendo en http://www.interactividad.org
Creo que en tu caso aunque no trabajes para ninguna marca, el producto o la marca que «promocionas» como bien te das cuena, eres tú misma. Es una cosa que se asume con el tiempo. La marca Eva Sanagustín como «Experta en Comunicación y Nuevos Media» por ponerte una etiqueta que podría calificarte en cierto modo, es perfectamente vendible y no creo que uno deba avergonzarse de llevarla, aunque otra cosa es que se le suba a uno a la cabeza o vaya a hacer promoción descarada.
Si la marca personal va asociada a una labor interesante, profesional y reconocible, vamos, que si uno se lo «curra» en el día a día, veo perfectamente defendible el que se utilice de manera relevante. Aunque digo esto; pero personalmente me sigue dando bastante corte hacerme autobombo. Va por personalidades, hay gente a la que le mola ir de estrella, yo no me considero para nada de esa forma, aunque lucho cada día por ser mejor profesional y un buen experto en ciertas lides…
No podría estar más de acuerdo, Eva.
Es muy significativo que el mundo -y el de la publicidad más aún- etiquete a las personas según el cargo, mejor por la empresa dónde trabajas….Una cosa es lo que cada uno ES (llamémosle marca personal o persona) y luego además está dónde trabaja en ese momento, que es circunstancial y que no tiene porque ser coherente con lo que uno ES. Hay otros motivos para aceptar un trabajo que no tienen que ver con la adecuación al puesto como sueldo, comodidad, familia, objetivos vitales, necesidad, ganas de experimentar…
Hace unos años escuché la historia de un poeta que trabajaba en un vertedero porque le permitía escribir (http://www.elmundo.es/cronica/2001/317/1005553356.html)
Personas que eligen trabajos «alimenticios» para poder SER lo que quieren.
Marc,
se me pasó ponerte el link, sorries. Efectivamente, eras tú el marquista. No me acaba de convencer la referencia que haces de contenido y envoltorio, pero entiendo lo que dices. Está claro que te enmarca dónde trabajas y que nadie paga sufienciente a una persona para representar a la marca.
Gracias por el cumplido que me haces, me alegra que mi marca esté en tu lista de preferidas.
Jesús,
gracias a ti también por colgarme esa etiqueta de experta, me horna (nunca sé bien qué soy desde el otro lado) y la llevo con orgullo si es necesario, no me avergüenza. Sí lo haría llevar la de una empresa porque entonces no sería yo quien hablase con la gente porque tendría que pensar en qué puede o no beneficiar la conversación. La idea de parecer quien no soy no va conmigo.
Magali,
un placer tenerte aquí! Buen ejemplo el del poeta. Yo pienso normalmente en gente del cine: trabajan en pelis comerciales para poder pagarse las que realmente quieren hacer.
En la vida real tienes razón, el trabajo no te condiciona lo suficiente como para dejar de ser quien eres por ti mismo. Si es necesario, será el tiempo libre te ayuda a construir tu propia marca.
Gracias a los tres por vuestras aportaciones!