Tener a Steven Spielberg detrás de la película es un aval importante y prácticamente el único motivo justificado para ir a ver “La conspiración del pánico” porque el argumento, lo que suele hacerme ir al cine, no es precisamente muy original y los actores principales, otro gran motivo, tampoco llaman lo suficiente mi atención.
Aún así, aguanté las casi 2h de película y se puede decir que salí bastante contenta. Será la típica peli que estrenarán un domingo por noche y seguramente volveré a ver para captar más detalladamente la acción. Y de acción hay mucha.
Si no quieres que te cuente nada del argumento, no sigas leyendo porque voy a contar hasta el final.
Pero empecemos por el principio: el título. El original “Eagle eye” ha sido traducido por “La conspiración del pánico”, sin duda para atraer a los que buscan siempre ‘culpables en la sombra’. Seguramente se sentirán decepcionados porque, aunque son dos palabras muy llamativas, nada tienen que ver con la película: no hay conspiración de ningún grupo secreto, solo es una máquina quien lo orquestra todo, y no hay pánico generalizado porque nadie se entera de lo que pasa (menos los protas, claro).
El ordenador culpable de todo, ese ‘ojo de águila’ del título original, es quien recluta a los protagonistas y quien les hace bailar a su antojo para conseguir su objetivo: matar a toda la cadena de mando del Gobierno Norteamericano. Todo porque ignoraron su recomendación de abortar una misión y murieron inocentes.
Y es que, será una máquina, pero tiene conciencia. Todo esta parte del argumento es acción pura y dura: persecuciones a diestro y siniestro bien seguidas por la cámara y perfectamente sincronizadas por Aria (así se llama la máquina controladora). Tan solo hay algunos momentos de descanso, lo justo para tomar aliento y dar un poco de profundidad a los personajes.
En esas pausas, estamos frente a una película reflejo (no me atrevo a decir crítica) de la sociedad actual, pegada a sus móviles y rodeada de cámaras de seguridad. Algunos fragmentos de informativos pretenden darle un aire real a la situación pero lo cierto es que no es necesario: la experiencia cinematográfica dice que cuando toda esa información está centralizada en un HAL, nada bueno puede pasar.
La verdad es me sorprendió lo fácilmente que acaban con Aria pero me alegré de que no se alargase el epílogo final (pegajoso ‘happy end’) para propiciar una segunda parte.
Acabo con la campaña para la película en Yahoo y MTV que me cuenta mi querido Lector fiel: te hacen poner los datos para participar en el sorteo de un viaje a Chicago y al cabo de un rato recibes una llamada avisándote de que has sido activado. ¡Genial uso de los datos!
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.