Televisión
El consumo televisivo siempre ha sido un tema que me ha interesado. Más si se trata del tiempo que dedican los niños a estar sentados frente a la televisión. Parece que la tele sigue estando considerada como un buen lugar al que dejar asomarse a los peques de la casa para… que se entretengan, imagino, porque aprender no creo que lo hagan no mucho. La lista de dibujos que prefieren incluyen los clásicos modernos como Bob Esponja pero me ha llamado la atención que en otros países europeos sean los clásicos de toda la vida como Tom y Jerry los que encabecen esta lista. Evidentemente no encajo en el target estudiado pero confieso que haciendo zapping me he parado alguna vez frente a las aventuras del gato y el ratón pero no consigo que me atrapen las aventuras del esponjoso de Bob.
Cine
Si quieres héroes, lee cómics… o espera a que la fábrica de sueños los transforme en película. Ver que la Warner planea hacer hasta 14 películas más del universo DC Comics dice mucho de la productora… pero también de los que vamos (quizá debería decir ‘van’ por lo poco que piso una sala últimamente) porque si ellos se lo plantean es porque son una inversión casi segura (no están para tirar millones). Quizá es que estamos en una época en la que buscamos a alguien que se encargue de los problemas del mundo de una forma contundente, que sepa lo que hay que hacer y lo haga aunque se ponga en peligro. Claro que para eso hay que tener superpoderes porque viendo los informativos está claro que los humanos no hacen nada.
Internet
Que las redes sociales captan el pulso de lo que pasa en tiempo real está claro. De las muchas formas de utilizar esto, he ido a parar a un análisis que se fija en si una ciudad está triste o feliz en función de los tuits que sus habitantes publican. Lo que me resulta llamativo es que alguien invierta tiempo en preocuparse por la felicidad de los demás. Bueno, solo en saberlo, la solución para convertir a los tristes en alegres no está clara. No le veo utilidad tampoco para el feliz. Por otro lado, recibir un tuit avisándote que tienes algo entre los dientes sí que tiene cierta utilidad… aunque por educación deberías tener el móvil en silencio o, al menos, no mirarlo mientras estás hablando con la persona que ‘se queja’. Claro que ella tampoco tiene mucha si se ha conectado para decírtelo.
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Por un momento, he entrado en crisis. Veo un artículo que explica cómo vender a los millennials y, zas, me recuerdan por enésima vez que yo acabo de encajar en ningún rango de fecha, que no acabo de tener una tribu con la que identificarme tan claramente como para decir que soy tal cosa. Pero, ya digo, ha sido solo un momento. Luego me he dado cuenta que es algo bueno porque así nadie querrá venderme nada. Cuando veo la tele o escucho la radio, los anuncios no me interesan desde una perspectiva de consumidora. Cuando me asaltan los banner tampoco, ni cuando son anuncios sociales. Así que no, no voy a entrar en crisis porque me gusta ver las campañas analizándolas en lugar de pensando que me quieren vender algo.
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.