Televisión
Lo recomendé y lo hice: vi Eurovisión en televisión y la seguí por los varios hashtags de Twitter. Sobre ésto último, quizá pronto Twitter imite a Google y reconozca (no solo sugiera como hace ahora) los varios hashtags que tratan el mismo tema para no volvernos locos yendo de uno a otro. No voy a entrar a los resultados, lo que me interesa es el espectáculo televisivo. Eso de hacer desfilar a los cantantes como ya empezaron a hacer en 2016 me parece un acierto y no he echado en falta ver más imágenes de la green zone. Normalmente me gusta la escenografía pero este año destaco la realización porque estaba muy bien sincronizada, con efectos digitales incluídos y truquillos que bien podrían estar en un vídeoclip. Al principio se abusó del humo y el fuego pero también las canciones de los violines así que tampoco pasa nada.
Cine
Si comparas películas del siglo pasado con las de esta década siempre te llevas alguna sorpresa. No solo por temática o tratamiento, ni siquiera por los efectos, si no por pequeñas cosas como ya comenté en el caso del ritmo de los títulos de crédito. Esta semana me he dado cuenta de las traducciones de algunos carteles que aparecen en pantalla: la mayoría son innecesarios porque suelen ser lugares o nombres que no aportan nada a la historia. Pero el caso de las traducciones es aún más curioso. Pongamos que en una conversación alguien empieza a hablar en otro idioma. Algunas veces se incluye en el guión alguna referencia pero si no es así, ¿cuándo se decide doblarla o subtitularla? El recurso de acercarse a la boca y entonces mágicamente oírlo traducido es una opción más reciente pero en el siglo pasado se dejaba tal cual, sin remordimientos.
Publicidad
Hace años que no me sale ninguno de esos banners engañosos que claramente quieren aprovecharse del click. Ahora que leo un artículo sobre lo que ocurre a los pobres que hacen click y son timados, me parece cosa de los inicios de la Red. Sí, para las nuevas generaciones es algo nuevo pero ¿no se suponía que habían nacido enseñados? Parece que no porque tampoco reconocen como anuncios los resultados de AdWords en Google. Por eso debe ser que Facebook me pregunta de tanto en tanto si reconozco como publicidad alguna de las actualizaciones de mis contactos: ¡seguro que no todos se dan cuenta qué es! Estamos ciegos frente a ella, a pesar de incluir un cartelito de otro color con la palabra «Anuncio» o «Publicidad».
Internet
Los algoritmos de buscadores y redes sociales se supone que son algo útil para mostrar contenidos relacionados, digamos, de valor. Pero últimamente el de Facebook me está recomendando páginas que llevan sin actualizarse desde hace meses (peor era una que aún pagaba por una promo caducada). También en Feedly (una de las herramientas que uso para leer) me ha pasado alguna vez que me sugiriese feeds que no tenían contenido nuevo. En cambio, el de Amazon es de envidiar porque siempre me muestra libros potencialmente interesantes. Y, aunque seguramente podrían tener en cuenta la fecha de publicación, en este caso, no me importa tanto cuándo se han publicado como qué tema trata el libro. Todo lo contrario que en redes y buscadores donde la actualización debería ser un criterio básico.
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.