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Cine
El concepto de cine de barrio es bonito, aunque de otra época. Aquella en la que se hacían sesiones dobles, con descansos para comprar bocadillos que podías comer dentro de la sala, y hasta continuas, bucles para enganchados al séptimo arte. Ahora las salas están más fuera de la ciudad que dentro, incluso hay quien viaja 1200 km para ver la peli como su creador la concibió. Sí, ya son ganas, pero es que no quedan tantas salas buenas como parece y, desde luego, no son de barrio. Quizá alguna tiene butacones, pero ¿quién se fija en la pantalla, en lo que se proyecta? Pues los de antes, los que se gastan 500€ en verlas.

Televisión
Sigo con la nostalgia, pero de la pequeña pantalla. El programa «Prime Time» se puede ver en Movistar+ y, en sus tres capítulos, te deja con ganas de cerrar la tele. Ver en qué se han convertido algunos programas es para apagar e irse. Y «solo» hace repaso a los últimos 30 años, pero ¡cómo es de diferente todo! Quizá si recuperásemos solo una década no veríamos tanta diferencia, pero la perspectiva permite ver que las cadenas competían de manera muy diferente a ahora. Cuando «solo» había un par, era fácil distinguirse; ahora, entre fusiones y cientos de canales de pago, no es tan sencillo decir quién es quién.

Internet
No, no quería seguir con la nostalgia, pero… ¿te acuerdas cuando empezaban las redes sociales? También entonces era fácil distinguirlas, todavía no se copiaban funcionalidades y nos creíamos que eran gratis. Ahora ya Meta te avisa que pagues si no quieres ver anuncios y, bueno, X que sigue en su línea de ser una x, es decir, una incógnita. ¿Tiene sentido entonces sacar nuevas redes o, más bien dicho, copias para intentar aprovechar los restos que dejan otras? No parece que a Threads le esté yendo muy bien, aunque tampoco a muchos otros que tuvieron su «momento» y ya nadie recuerda.

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Se acerca el día del soltero, aunque la Once lo celebra más bien por ser la fecha de su nombre, el 11 del 11. En cambio, el spot que ha lanzado este año parece un comodín que serviría a cualquiera porque «el sorteo que más da» suena a «empresa líder», es decir, lo que diría cualquiera. Hasta el juego de palabras, que suelen tener su gracia, se me queda corto. No es que haga falta un gran despliegue de medios o creatividad porque ya para eso estará el Gordo, pero me sorprende que les haya quedado tan básico. No obstante, cumple su función perfectamente porque recuerda el día y los premios, así que qué más da, ¿no?

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