Recuperar el hilo

Cuando paras en mitad de la autopista y te quedas en el arcén, aunque fueses en el carril lento, es difícil volver a incorporarte. Más todavía si lo que quieres es cambiar de sentido. Peor si lo que te gustaría es que el tráfico se detuviese porque te resulta ensordecedor. Quizá ese apartadero que te salvó del naufragio se acabe convirtiendo en tu refugio permanente. Quizá quieras acomodarte, recibir visitas y servir de guía a otras personas cansadas y así crear tu propia área de servicio. Pero si sigues mirando los coches, aunque sea por el rabillo del ojo, acabarás volviendo a subirte a uno.

Yo paré, cerré los ojos y me tapé los oídos. He estado varios meses así, en mi cabaña, sin prestar atención a los coches, recargándome para estar preparada y volver a desafiar al tráfico. Yo no soy la misma y tampoco lo es la autopista, pero siento que es la hora de reincorporarme, poco a poco. No pisaré el acelerador a fondo, más bien al contrario: iré a mi ritmo, sin pensar en la velocidad de los otros carriles. Si yo conduzco, yo decido mi destino y el camino.

Write in public

La primera decisión que he tomado está en el título del post: quiero recuperar el hilo y volver a escribir aquí. En realidad, no he estado parada: he seguido redactando contenidos para mis clientes y recuperando la ficción, pero si no lo cuentas y te expones es como si no pasase. Así que, segunda decisión, voy a recuperar la tarea de contar públicamente lo que escribo. Como no puedo hacerlo desde el punto de vista profesional (la confidencialidad, ya sabes), vuelvo a mi próximo libro. Lleva esperándome meses, podría decirse que siempre ha estado ahí, y es hora de llenarlo de ideas para que otras personas lo lean.

Iré contándolo en mi newsletter y por aquí, con la tranquilidad que me da la hoja en blanco y sin la presión de cumplir el calendario de una editorial. Cuando lo termine, miraré de nuevo la autopista y decidiré si piso el acelerador o vuelvo a parar.

16 comentarios en «Recuperar el hilo»

  1. Al ver tu nombre en mi buzón, enseguida accedí a leerte. Conocí tus libros gracias a una profesora de la Universidad de Vigo. A partir de entonces me subscribí a tu newsletter.
    Gracias por volver. Todo tiene su tiempo.

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