No hablo del IPC ni de comercio justo, sino de política. El precio del café se convirtió en una cuestión de estado cuando nos enteremos, al día siguiente de salir el Presidente por televisión, de que un café en Moncloa cuesta menos de 80 céntimos. Para enmendarse, Zapatero invitó a café y pagó él.
Pero para seguir quitándole hierro al error (dudo de que realmente hiciese falta), el Ministerio de Administraciones Públicas pone en marcha una campaña para cubrir plazas de oferta de empleo público con la misma frase que se repitió hasta la saciedad el día después de «Tengo una pregunta para usted»: «¿Cuánto cuesta un café?».
El texto ni se esfuerza en dar la respuesta y continua con «Por un poco más y en lo que te tomas uno». A ver, con lo que me ha costado saber cuánto cuesta un café, ¿ahora tengo que esforzarme en saber cuánto cuesta apuntarse a las opos? ¡Imagínate cómo serán los exámenes!
¡Ah! El slogan es «La empresa de todos». De todos los que sepan cuánto cuesta un café, diría yo.
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.