Media News S26 A18

Televisión
Lo que ha pasado con «Roseanne» podría explicarse tanto en clases de televisión como en gestión de crisis. Es un nuevo ejemplo de que hasta los protagonistas que ponen nombre a una serie son prescindibles (aquí siempre es curioso recordar el caso de «7 vidas») pero también de que es posible salir sin demasiados problemas de una crisis cambiándole el nombre al producto y eliminando de la fórmula el causante. Así que ahora la serie se llamará «The Conners» y será igual pero sin la Roseanne. No quiero ni pensar en la excusa que se van a inventar pero, ¿qué importa mientras la cadena siga con el filón y el público se ría un rato?

Internet
Sigo con las crisis aunque en este caso de películas y sí, en el párrafo de Internet. La noticia la leí en un blog de cine pero habla de críticos y cuentan que, para quitar el lastre de un 0% de recomendaciones online, han hecho un vídeo para redes sociales en el que animan a confiar en uno mismo y no en trolls detrás del teclado. Sí, lo dicen para llevarte a ver la peli pero es un mensaje que sirve para cualquier otra situación online. Sea en la crítica de una peli o para la recomendación de un producto cualquiera, ¿cuánto confiamos en lo que nos dicen los desconocidos, tengan o no muchos seguidores?

Cine
Alguien ha estudiado eso que hacemos tantas veces al día sin darnos cuenta como indicador de interés en una película: ¡el parpadeo! Ya sabes, eso que dejas de hacer cuando las imágenes son tan impactantes o la historia tan interesante que temes perderte algo. Lo veo claro para una de acción pero hay otras cosas que podrían medir como los suspiros en una romántica, el latido del corazón en una de miedo o el lagrimal en un drama. Son respuestas involuntarias, como aguantar la respiración en una peli de miedo, por eso me parece interesante de analizar. Pero no tanto como para que el montaje final (o toda la peli) dependa de ello.

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Reconozco que me ha gustado el spot de Bankia. Sigue su línea de mensajes realistas (ya comenté hace tiempo el de los autónomos) porque, aunque ahora hable de la profesión de tus sueños cuando eres pequeño, sigue recordándonos que la vida también tiene pesadillas. Vamos, que hay que ser realista. Pero la gracia está en que las profesiones que dicen los niños suenan de otra época: ¿veterinaria, astronauta? Vaya tópicos, ¿no? No creo que las futuras generaciones piensen en en esos términos pero también es un recordatorio de realidad: que sueñen ahora que pueden con lo que sea, ya se lo encontrarán de mayores.

[Contenidos] Cómo poner en piloto automático todos tus contenidos

Después de haber explicado cómo poner tu blog en piloto automático y hacer lo mismo con tus redes sociales, y aunque sea un poco más tarde de lo previsto, me faltaba recoger algunas opciones para que todo lo que tiene que ver con tus contenidos no te suponga nada de trabajo… aunque todo lo contrario si hablamos de dinero.

Y es que, sí hay muchas herramientas gratuitas para cubrir cuestiones básicas, pero cuando se trata de ahorro de tiempo hay que invertir algo de presupuesto. Esto hace que esté hablando de un nivel avanzado de madurez en la estrategia de contenidos.

Antes de seguir, conviene aclarar que la siguiente es una lista más para agrupar en un mismo lugar las herramientas que para recomendarlas porque reconozco que no las he probado todas. Así que los enlaces no están afiliados ni he recibido nada por parte de las empresas listadas a cambio de escribir este post.

Ordenadas según los pasos a seguir, repaso las herramientas automáticas para:

  • Planificar contenidos: si crees que planificar los contenidos para saber cuándo publicarlos es una cosa imposible de automatizar, te equivocas. Al menos es lo que dice que hace PublBox por 9$/mes: «Su plan de contenido en pocos clics: Configure fácilmente sus temas, categorías de contenido y horario de publicación». Eso y otras cosas, claro.
  • Mantener tu blog corporativo: ya vimos que es posible publicar casi sin esfuerzo pero el piloto automático de verdad sin perder calidad es pagando a una plataforma especializada o freelance como yo para que te haga el trabajo. Algunos servicios son más completos que otros pero, qué otra cosa puedo decir: merece la pena si realmente no quieres escribir ni una palabra en tu blog.
  • Captación de leads en cada post: hay un plugin para todo, también para esto. Si  quieres convertir automáticamente tus posts en PDF (recuerda opciones fáciles y manuales) y ofrecerlos para descargar a cambio del correo y así hacer crecer tu base de datos, puedes hacerte con WP Leads Machine por 37$.
  • Promocionar tu blog en redes sociales: hay muchas herramientas para hacerlo, ya comenté unas cuantas en el ebook sobre el tema (tanto gratuitas como de pago). Una muy conocida es MeetEdgar que por 49$/mes te permite tener una librería de contenido para ir rellenando tus redes. Una alternativa más económica es OneUp que con sus 7,99$/mes se compara con las características del pulpo.
  • Content curation para tus redes sociales: también aquí comenté algunas herramientas. Los últimos cambios en Twitter para evitar publicaciones masivas han hecho daño a los que usaban esa opción correctamente, pero aún hay opciones de pago a tener en cuenta como ContentStudio que por 25$/mes publica automáticamente según la búsqueda de contenidos que hayas hecho. Además, si quieres complementarlo con citas inspiracionales, ThoughtFlame las publica por ti a cambio de 77$/mes.
  • Acciones para crecer en redes: sí, hay herramientas que te indican qué usuarios seguir (ya mencioné Wibber y CrowdFire en mi experimiento científico) pero otras directamente lo hacen por ti. Eso hace el servicio de concierge de SocialBee por 98$/mes, además de una mezcla de todo lo anterior (curation, promoción de contenidos).
Herramientas (de pago) para poner en piloto automático todos tus contenidos. Share on X

Esta vez he elegido las herramientas por ser el extremo opuesto a lo manual, pero siempre es posible un acercamiento mixto donde se combinen funciones realizadas por algoritmos y decisiones hechas por humanos. Todo depende de la estrategia que quieras seguir o de los recursos que tengas a tu alcance.

Hay varias formas de plantearse si merece la pena o no invertir en herramientas de este tipo pero creo que la pregunta clave es si queremos sacrificar el toque humano que da personalidad a lo que hacemos. No me refiero a poner un emoji, enviar un DM automático o añadir un hashtag al final de un tuit para que parezca que hay alguien real detrás. Hablo de delicadeza y cuidado artesanal que supone elegir las palabras o los contenidos que definen a una marca.

¿Se puede dejar todo en piloto automático? Sí. ¿Se debe? No lo tengo tan claro… ¿y tú?

Media News S25 A18

Televisión
Otro año más llega el parón veraniego de series. Pero esta vez estoy preparada y he aprovechado las (¿malas?) costumbres que tienen algunos canales de emitir 4 o 5 capítulos seguidos una vez por semana o su variante que es poner cada día un capítulo de una serie antigua. Así que tengo casi 3 temporadas completas de un par de series que en su momento dejé de ver porque me cansé de ellas (con esos maratones, ¡cómo no!). Tendré que dosificarlas, claro. Pero al menos se me hará más llevadero esperar a octubre para que vuelvan las series que sigo con más o menos interés.

Cine
Leyendo en Espinof sobre la experiencia de ir al cine, no puedo evitar recordar cuando en la entrada se diferenciaba entre el inicio de la sesión y el de la película. Así era más fácil no tener que tragarte los anuncios previos pero, supongo, así se perdía efectividad. Quizá por eso ya no avisan y te los han de comer con las palomitas o lo que sea que te vendan. Comprar la entrada en el bar en lugar de una taquilla deja bien clara la intención de en qué quieren que te gastes el dinero pero la sensación de que vas a ver una película se enmascara con el olor a nachos.

Internet
No hace falta que te recuerde que online se pueden encontrar muchas cosas. Todos los sabemos, sí. Pero no deja de sorprenderme la facilidad con la que, tras descubrir lo que me parecía una buena idea, me encuentro con otra que es prácticamente igual. Y no porque lo estuviese buscando, no. Llámalo casualidad o cookies, no importa para esta reflexión. Lo que me pregunto es si esos creadores hicieron previamente una investigación para conocer la situación del mercado, si se toparon con su competencia y si decidieron que tenían algo diferente y por eso siguieron adelante.

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Por fin he visto el ya-no-sé-cómo-llamarlo de Estrella Damm para este verano, «Álex y Julia«. Bueno, verlo, verlo, lo que se dice verlo entero, no lo he visto. He ido saltando minutillos porque la duración me parecía excesiva, son casi 12 minutos de musical y ése no es precisamente mi género favorito. En otras palabras: me ha aburrido bastante. La parte de crear canciones está bonita (cosa de la inspiración) pero bailar con la botella en la mano me parece de secta. ¿Todos bebiendo cerveza y de la misma marca? Venga ya, ¡ni con un spot de refresco me lo creo!

[Contenidos] Redactores de contenidos: expertos, sí. Pero, ¿en qué?

En las últimas semanas, varias personas me han preguntado sobre este aspecto de mi trabajo y por eso me he animado a poner por escrito mi respuesta: ¡los comentarios son bienvenidos!

Hace ya muchos años que decidí que quería dedicarme a redactar contenidos para las páginas web de otros. Y en «mi cargo» está la clave de lo que quiero explicarte hoy: fíjate que he dicho «de otros», en plural, es decir, de diferentes empresas.

En aquel momento no lo pensé, pero ahora me doy cuenta que tenía sentido que acabase siendo freelance porque me gusta escribir sobre diferentes temáticas. Aunque otros compañeros de profesión se han decantado por la especialización, yo prefiero no redactar siempre sobre lo mismo. Me motiva más, quizá porque soy curiosa.

Yo me dedico a escribir, redacto textos, caso palabras. Esa es mi especialidad, no el tema sobre el que versen. ¡Ni mi título académico (comunicación audiovisual) tiene que ver con lo que hago (más allá de mi desahogo de los miércoles)! Los sectores en los que se mueven mis clientes son variados y no por ello me siento insegura al enfrentarme a la hoja en blanco que tengo que llenar para ellos.

Así que, cuando un posible cliente me pregunta cómo puedo escribir sobre un producto sin probarlo, le digo sinceramente que no me hace falta para entenderlo o transmitirlo. Entonces le explico que sí hay productos o servicios que podría probar, pero también muchos otros donde es literalmente imposible que pudiese hacerlo.

Ejemplos: ya he dicho más de una vez por aquí que no tengo carnet de conducir, pero he escrito contenidos sobre accesorios de moto. Tampoco soy broker, pero he escrito sobre inversiones en bolsa. He escrito rutas de viaje sobre lugares en los que no he estado ni me pagaría por visitar, guías de un software que no he instalado ni usado nunca y reseñas sobre equipamiento industrial que no me visto más que en catálogo porque ni se puede ver en este país.

Algunos lo entienden cuando se lo explico (espero que sea tu caso porque así nos llevaremos mejor) pero también me encuentro con otros que ponen cara de «no lo pillo». Los primeros supongo que serán los que publican ofertas de empleo en las que se requiere ser periodista para crear y escribir recetas de cocina. De los segundos diría que llevan muchos años metidos en el mismo sector y no quieren salirse de ahí (me atrevo a decir que preferiría no relacionarme con ellos… pero ¡nunca se sabe!).

Entonces, «escribe sobre lo que sabes» (el mantra de los escritores de ficción), ¿se puede aplicar a la redacción corporativa? Bueno, si tenemos en cuenta la temática de este blog, diría que sí: escribo sobre lo que sé. Y soy una profesional responsable: también sé de lo que hablo cuando redacto para mis clientes. Sobre todo pasados unos cuantos artículos, cuando ya conozco mejor el tema.

No digo que sea fácil o rápido, requiere documentarse mucho más de lo que necesitaría una persona experta en ese ámbito. Pero yo no tengo problema en pasar un par de horas investigando para un artículo. Forma parte de mi trabajo y me gusta descubrir cosas nuevas. Navego a la caza de informes o datos concretos, busco en redes sociales tendencias, consulto libros sobre el tema… y, claro está, pregunto al cliente porque él o alguien de su empresa es el experto.

El nivel de implicación por parte del cliente varía según el proyecto (algo complicado cuando trabajo para agencias intermediarias). Algunos proponen títulos que se les ocurren, otros me envían artículos de referencia… pero casi todos leen lo que les preparo antes de publicarlo. Es lógico, al fin y al cabo ellos son los que firmarán públicamente el contenido. Así que yo estoy tranquila porque confío en una mezcla ganadora: alguien que sabe escribir y alguien que sabe del tema.

En resumen: quizá yo no sea experta en el tema sobre el que escribo, pero dedico tiempo a aprender lo suficiente sobre ello como para que el que sí lo es (mi cliente y sus clientes) encuentre sentido y valor a lo que explico.

¿Cómo lo hago? Bueno, es que también dedico tiempo a aprender lo suficiente de estrategias de marketing, de SEO, de comunicación, de los medios online, de persuasión orientada a ventas… como para que el texto final sea bueno, más allá de la temática. También eso forma parte de mi trabajo y me encanta.

Acabo con una pregunta: se puede ser experto pero, ¿se puede ser experto en todo? Para animar el debate, he abierto una encuesta en Twitter.

Media News S24 A18

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Me gustan los anuncios con juegos de palabras, por algo me dedico a casar palabras. Así que era de esperar que esta propuesta gráfica para Volkswagen me gustase y apareciese en el párrafo de esta semana: ¡cómo cambian las cosas por 1 sola letra! No es la primera idea creativa de este tipo que veo, recuerdo una que también explicaba la diferencia del éxito y el fracaso al separar una palabra en 2 (lo siento, no consigo encontrar el link). También el recurso del ciervo es habitual en anuncios de coche, aunque las otras propuestas lo contrarrestan. Es un buen anuncio, aunque podría servir para cualquier otro modelo y marca, ¿no crees?

Televisión
Hay muchas cuentas de Twitter que comparten los TT pero aún no había encontrado una que se especializase en los hashtags promovidos por programas de televisión. Es curioso ver los que compiten en una noche o los varios que se utilizan en un magazine. La cuestión es, ¿hay relación con el audímetro? Habría que hacer un estudio más amplio pero si comparamos audiencias y TT del lunes, sí parece que ambos datos van de la mano porque están arriba los mismos programas. Quizá en datos inferiores, por ejemplo, en TT de 9 o 10ª posición sería más difícil ver la relación pero es inevitable pensar en las implicaciones que tiene esto para los responsables de poner audímetros. ¿Lo tendrán en cuenta en el futuro?

Cine
Leyendo estaba yo la Cinerama de este mes (sí, la revista gratuita que regalan en cines) cuando tuve la sensación de volver atrás en el tiempo. Y no porque hubiese otra vez un boom alrededor de los dinosaurios o porque se hablase del Quijote de Terry Gilliam, si no por 2 carteles que me sonaban demasiado. Juzga por tu cuenta: primero, el de «Amor ciego» y luego el de «Qué guapa soy«. Ahora el de «Cásate conmigo, por favor» y luego el «Os declaro marido y marido«. Claro, dirás, es normal porque son temas casi idénticos. Y yo, claro, precisamente por eso, ¿no tendrían que haber buscado otra forma de representarlo? ¿O ha pasado «tanto» tiempo que no creen que alguien se acuerde de las pelis previas?

Internet
El debate de si Internet ayuda o no en el aula viene de largo y hay puntos de vista para todos los gustos. Centrándonos expresamente en el momento de la formación, yo diría que distrae. En varias de mis clases no hace falta ni ordenador. Si se usa, es inevitable que salte alguna notificación o que haya problemas con la wifi y la conexión vaya lenta. Entonces el debate importante que es el de la clase se diluye por problemas técnicos o por distracciones de redes sociales o, peor aún, laborales. No digo que no sea útil para investigar algunos temas o, lógicamente, utilizar herramientas. Pero está demostrado que escribiendo en papel los alumnos también aprenden y están más centrados. Y son adultos, ¿cómo será son generaciones más jóvenes?

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