[Contenidos] ¿Cuántas fuentes de información hacen falta para hacer content curation?

Una pregunta habitual cuando explico herramientas de content curation es cuál es la mejor o, su variante indirecta, cuál es la que yo uso/recomiendo. A los alumnos no suele gustarles que conteste «depende» pero (creo) lo entienden cuando les digo que cada una es diferente y tiene unas u otras ventajas. Hay muchas (¿quizá demasiadas?) herramientas que ayudan al content curator pero es que también hay muchas fuentes de información (personas, medios, canales, hashtags, buscadores…). Ya no sirve leer 1 medio de comunicación, hay que leer varios si quieres entender la realidad.

Mi lista de Twitter me recuerda que tengo identificadas unas 150 herramientas de content curation. Actualmente uso unas 15, aunque he probado y dejado de usar otras 10 así que sé de lo que hablo. Forma parte de mi trabajo, pero lo más probable es que tú no necesites ni la mitad de todas ellas. De hecho, seguramente con un par tienes más que suficiente.

Hay un matiz importante a tener en cuenta antes de pasar a la lista: no necesitas muchas herramientas pero sí muchas fuentes de información. Es decir, puedes usar Facebook (1 herramienta) y ahí seguir a tantas páginas (fuentes) como necesites.

Entonces, ¿cuántas fuentes hacen falta para considerar que se hace una buena content curation? Te contesto mezclando las mejores herramientas con cada tipo fuente:

  • 1 alerta de buscador por RSS de aquellas palabras/expresiones que sean relevantes para tu línea editorial: Google Alerts y Talk Walker son las opciones más habituales para crearlas y con Feedly, además, leerlas fácilmente. Ya las comenté en la guía de herramientas de content curation.
  • 1 agregador de resultados para una búsqueda muy específica: es una alternativa las alertas de buscadores como son las anteriores porque puedes mezclar diversas fuentes y filtrar bien lo que no quieres que te llegue. Anders Pink y Content Gems son más opciones a Crate que ya vimos en la guía de automatización de contenidos.
  • 1 blog o medio que sea de tu confianza: Feedly y Flipboard te permiten seguirlo por RSS, aunque es posible que lo puedas hacer por correo electrónico (si tiene newsletter) o incluso redes sociales. Puedes seguir a decenas si quieres, pero elige un par que sean un must read cada día para seguir la actualidad.
  • 1 lista de Twitter: sea tuya o de otro usuario, privada o pública, las listas te permiten organizar tu timeline y así clasificar mejor las fuentes. El propio Twitter es la opción más evidente, incluso herramientas específicas para su gestión como Hootsuite, pero para que te muestren el contenido más relevante también puedes usar Nuzzel, como vimos al comparar la divulgación entre mercados.
  • 1 topic de Flipboard: además de feeds, puedes seguir hashtags de Twitter, revistas de otros curadores y temas que recomiendan los propios editores de esta red social. Es muy útil en topics generales pero difícil para los más concretos (cosa que los agregadores solucionan).

Yo te recomendaría que, como mínimo, eligieses 2 de estas opciones para que la combinación te diese una mejor cobertura de tu temática. Por ejemplo:

  • Si te gusta usar el correo electrónico: mezcla alertas de buscadores y las newsletters curadas de Nuzzel.
  • Si prefieres el navegador: un lector de feeds como Feedly te permite combinar alertas y blogs.
  • Si lo tuyo es la curación móvil: la mejor opción es Flipboard para mezclar de todo un poco.

En mi caso, aunque ya digo que seguramente no es lo que necesitas: sigo casi 200 blogs en Feedly y otros 25 topics en Flipboard, además de unas 30 listas en Twitter y otras tantas alertas, además de otras herramientas que no he comentado en el post para simplificarlo al máximo. Así es (una parte de) «mi trastienda» para seleccionar las recomendaciones de mi newsletter, Twitter y Facebook. ¿Lo hubieses imaginado?

Media News S18 A18

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¡El juego de las portadas ha vuelto! Hacía tiempo que no lo veía (claro que también hace tiempo que no me fijo mucho en los kioskos, que no en las noticias). Fue el domingo pasado así que cayó en un día de esos en los que, dicen, la gente se sienta a leer la prensa. Y fue Audi la que pintó de negro una falsa portada para anunciar que «hoy cambia todo». Suerte que debajo aparecía su logo porque, de lo contrario, más de uno se hubiese llevado un susto o una alegría. La noticia era la llegada del primer Audi totalmente eléctrico pero la fecha no parece la adecuada porque, según se lee en la letra pequeña, el e-tron no saldrá a la venta hasta finales de 2018. Eso sí, puedes registrarte en su web para ser el primero en tenerlo. Para que luego se quejen algunos de los banners… en esta campaña, ¿a cuánto les sale el lead?

Cine
Los remakes son tan habituales que parece normal asociar a un título un nuevo equipo, aunque ya lo teníamos vinculado a otro. Cosas del cine. Lo extraño es que a un director le propongan encargarse de su propia película un par de décadas después. Lo ha logrado John Woo, el maestro de las cámaras lentas protagonizadas por palomas blancas. ¿Tiene sentido que repita peli? Quizá, pero no es porque al leer la noticia descubras que el guión será el mismo pero con el género cambiado. Solo le veo la lógica porque cambia de país y han pasado los suficientes años como para que haya nuevo público al que conquistar. Los remakes habituales son porque algo falló en la primera o porque toca actualizar un clásico. Estamos en la segunda opción así que, ¿quién mejor que Woo para repetir éxito?

Televisión
Me podría quejar de las series que estoy terminando y que se acaban sin saber si tendrán nueva temporada o no. Pero aún resuena en mi cabecita una frase que oí en «MasterChef» el otro día y es: «esto no se había hecho antes». Llevan 12+1 ediciones, 6 de las «normales» y ¿les da por innovar en las pruebas? Me parece bien, es normal porque han de hacer algo para romper la rutina, incluso añadir algo que no hayan podido preparar los concursantes. Pero, ¿tiene sentido cambiar las normas? Ya se sabe que por la audiencia se hace cualquier cosa pero en este caso no lo veo lógico. Bueno, si me pongo en la piel del programador, quizá sí porque ganaron unos cuantos minutos de programa y supongo que les salió bien la jugada. Desde fuera, engaños los justos, señores de TVE que es fácil cansarse de ellos.

Internet
Inmersos como estamos en la cuenta atrás para la obligatoriedad del RGPD, me ha gustado verlo desde una perspectiva externa. Y no me refiero a que el otro día debatiésemos en clase las complicaciones que supone para el email marketing. Es por el post de Seth Godin que se resume en dos palabras que él relaciona acertadamente (¡cómo si no!) a su clásico libro «Permission marketing»: pregunta primero. ¿Tanto cuesta de entender? Pues sí, a muchos les cuesta. A otros no les preocupa pero ya lo hará cuando se den cuenta del mal uso que algunos dan a los datos de otros. Entonces se llevarán las manos a la cabeza pero mientras alguno habrá sacado beneficio de ello. Todo por no preguntar antes o por decir que sí a todo sin leer la letra pequeña. A estas alturas de «la relación online», la culpa tanto es de uno como del otro.

[Contenidos] ¿Cómo definirías el contenido de tu blog?

Hay muchas manera de definir el contenido que publica una empresa. La forma más completa posiblemente sea rellenando las columnas de un plan de contenidos porque ahí se muestran cuestiones básicas como el formato o la procedencia. Quizá la peor sea calificarlo con palabras nada específicas como «interesante» o «de valor».

Para saber cómo es el contenido que publicas, te propongo que te centres en el blog así que repasa los últimos posts que has publicado e intenta contestar a las siguiente preguntas:

  • ¿Son únicos y diferentes? Diferenciarnos es cada vez más complicado (tengo un post pendiente sobre ello) pero intentarlo no cuesta tanto como parece si creamos contenidos menos masivos y no cortados por el mismo patrón que el resto.
  • ¿Inspiran o promueven el cambio en tu audiencia? Es una manera de definir a los contenidos que dejan huella a largo plazo, que provocan una reacción. Puede ser por la vía emocional, pero no necesariamente.
  • ¿Pagarías por leerlos? Vale, no se puede decir que haya muchos blogs de pago pero si fuese contenido exclusivo al que acceder después de una donación, ¿cuánto crees que ganarías? Hablo de dinero, sí. ¿1, 5, 25, 50, 100 euros…? Piensa ahora en cuánto habrías pagado a alguien por escribirlo y compara a ver quién gana más.
  • ¿Qué nota le pondrías? Cada vez más blogs tienen sistemas de votación de artículos. Sinceramente, ¿mereces 5 estrellas o hay algunos artículos que les pondrías menos? Ahora recuerda los últimos que votaste tú o cuáles hubieses votado para usar los mismos criterios.
  • Para acabar, ¿te darías las gracias o felicitarías por ellos? Los votos y unos eurillos son formas de dar las gracias o felicitar pero hubo un tiempo que eso se hacía en los comentarios. Un «Me gusta» o un retuit es la recomensa alternativa, ¿lo harías si no lo hubieses escrito tú o alguien de tu empresa?

Sí, hay muchas formas de definir el contenido pero podrían resumirse en si al leerlo sientes al menos un poco orgullo o nada de nada. Claro que puedes fijarte en las estadísticas para ver si funcionan igual aquellos que has escrito para cumplir expediente y con los que has disfrutado pero (de tanto en tanto) ser egoísta es bueno para el alma del escritor.

Media News S17 A18

Televisión
Ayer noche pillé de casualidad la entrevista de Andreu Buenafuente a Jorge Javier Vázquez en «LateMotiv». El motivo era su espectáculo, no su vida televisiva pero supongo que es inevitable tenerle delante y no preguntarle por Belén Esteban. El titular que aprovecho hoy y que tuiteé es el de que puede hacer su programa porque «se lo cree todo». Hace demasiado tiempo que no lo veo ni en los zappings así que hablo en base a mis recuerdos cuando digo que, si realmente piensa así, es el presentador perfecto. De lo poco que he visto de «Sálvame», no me creo nada. Claro, por eso no lo veo pero quien sí lo hace debe creérselo. Entonces, ¿cualquier telespectador podría presentar su programa favorito?

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Siguiendo con la línea de que no me creo nada, una campaña para milenials que también me convence a mí. Es de un champú y dedica unos segundos a explicar «los trucos» detrás de cámara para que el pelo de las modelos quede tan espectacular en los anuncios. Me pasa un poco como con los detergentes: ¿me creo que limpian como dicen? Lo mismo que con el champú: ¿cómo no va a haber trampa? Llámame desconfiada pero ya te digo que me cuesta creerme muchos de los anuncios que dan. Piénsalo: ¿cuál fue el último que te creiste? Vale, no todos están pensados para «ser creídos» pero no ayuda mucho a la marca que no me fíe de los mensajes que dan sus campañas.

Cine
Bonita idea la de los directores de «Vengadores: Infinity war» para intentar protegernos de spoilers: pedirnos que no consultemos las redes sociales. Bonita y con un vídeo divertido, pero (casi) imposible si no tienes muy claro a quién seguir y qué leer. Si todo está compartimentado, no hay problema. La cuestión es cuándo volver a conectar, es decir, volver a leer blogs de cine: ¿cuántos van a los estrenos y cuántos dejan pasar unos días o semanas hasta que pisan la sala? Cada vez «tenemos más prisa» por ver una peli tipo blockbuster pero no porque la quiten, si no porque alguien puede destriparnos alguna escena o el final. ¿Las recaudaciones del estreno suben por algún otro motivo?

Internet
Hay muchas maneras de tratar a los cambios: algunos los abrazan, otros se enfrentan a ellos. En Internet el cambio es tan constante que resulta curioso que nos moleste. Pero pasa. Se cambia el diseño y las funcionalidades cada cierto tiempo de manera que, a poco que tengas algo de vidilla online (¿cuántos plugins tienes instalados o cuántas redes sociales utilizas?), cada semana estás experimentando la sensación de novedad. Sí, puedes reaccionar de diferente forma cada vez. Algunas las verás como mejoras, otras te causarán problemas… pero la única solución es huir y desconectar, como decía al inicio. Quizá así es más fácil darse cuenta de que no tenemos que creernos que necesitamos un cambio.

[Contenidos] Qué se puede aprender de Salomé Otterbourne

Quizá lo lógico y esperado era que el título de este post fuese «Qué se puede aprender de Agatha Christie» como escritora (vivo a diario su cita). Pero la serie de posts que llevo ya varios años haciendo va sobre personajes de películas que son escritores así que me he fijado más en su historia «Muerte en el Nilo«. Como siempre, no quiero analizar la novela si no su personaje en el cine así que es a la maravillosa Angela Lansbury a quien tienes que mirar si aún no has visto la peli (en la serie era interpretada por Frances de la Tour). A partir de aquí, lee este post bajo tu responsabilidad porque hay algún que otro spoiler que te destrozará el final.

La señora Otterbourne es una novelista erótica que se considera a si misma «única». Su mundo es el amor, el romance y la pasión, no el de los crímenes como sería el de Christie (pronto entenderás por qué hago la comparación). Afirma que las bibliotecas han prohibido sus libros por contar la verdad sobre los hombres y las mujeres. Está viviendo una mala época, como su propia hija reconoce, y se pasa prácticamente toda la película bebiendo. Es un personaje totalmente opuesto a Poirot quien, aunque siempre educado, en un par de escenas deja ver qué piensa de ella.

La excusa de Salomé para hacer el viaje por el Nilo es documentarse para su próxima novela. Este es por tanto el primer aprendizaje que podemos extraer de la película. Viajar para documentarse no es algo que todas las historias necesiten, pero sin duda ayuda a ganar realismo y con él se desarrolla mejor la trama ya que el entorno afecta a los personajes. Ocurre lo mismo con la no ficción: documentarse siempre es un primer paso que no debe faltar a la hora de escribir cualquier cosa.

Por cierto que el título que menciona Otterbourne para su futura obra es «Nieve en el desierto» («Snow Upon the Desert») que casualmente también es una novela romántica que escribió Christie, pero que no quisieron publicarle, según parece.

El verdadero motivo del viaje de Salomé es poder hablar con Linnet, la protagonista y blanco de todas las miradas. Es en una conversación con ella (quizá la más sobria de todas sus escenas) cuando nos enteramos de que el personaje de «Pasión en el trópico» podría estar inspirada en su vida. Por eso, la rica heredera ha demandado a la escritora (y de ahí los problemas con la bebida porque está cargada de deudas). Sacamos entonces otro aprendizaje: inspírate en la realidad, le dará vida a los personajes… pero haz los cambios necesarios para que nadie se vea identificado directamente y así evitas horribles consecuencias.

En este punto, suelto una pregunta al aire: ¿cuánto hay de Agatha en Salomé? Ambas escritoras inspiradas por Egipto, por el amor y el crimen…

Me atrevo a decir que en cuanto a su forma de escribir no se parecen en nada. No hay nada de Otterbourne para leer, pero ella misma le dice a Poirot que los escritores «podemos ser barrocos» después de enumerar algunos sinónimos para contestarle a una pregunta. Más tarde, él y el coronel Race describen su obra como «novelas infectas», dejando claro lo que opinan sobre ella incluso bromean con su muerte a manos de un fan (lo que me parece innecesariamente cruel). Leyendo ahora sí las novelas de Christie, no se puede decir que tenga un estilo barroco. Quizá el género también marque aquí la diferencia y haya otro aprendizaje: escribe conociendo las normas del género, pero puedes saltártelas si hacemos caso a la filosofía del personaje que interpreta Bette Davis.

Aunque sea mi favorito, no se puede decir que Salomé Otterbourne sea un personaje con muchas escenas. Roba el protagonismo en todas, eso seguro, pero aparece poco (o al menos a mí me gustaría conocerla mejor). En la escena de su muerte, nos proporciona un par de aprendizajes más. Por un lado, cómo decora la realidad para que no delatar su alcoholismo (un bonito detalle de la voz en off). Claro que a Poirot no se le escapa y pretende dejarla en evidencia. Quizá sea porque no le gusta que utilice una de sus típicas frases para que fuese «Yo, Salomé Otterbourne, he descubierto…». Ella intenta salir de la mentira dignamente, pero es otro ejemplo de que Poirot no la aprecia, como sí parece hacer con quien orquestra el asesinato (¿Christie abraza el crimen que tanto éxito le dio en lugar del romance que no consiguió publicar?).

Por otro lado, el último aprendizaje que podemos sacar de la peli, y que ocurre precisamente con su muerte, es que no hace falta ser demasiado grandilocuente, ni irse por las ramas: ves al grano al contar tu historia o darás tiempo a tu asesina de prepararse (en cualquier texto la botón de atrás o la X para cerrar la ventana sirven para matar un texto). Es evidente que su personaje es así de expresivo y seguramente escribe así (insisto en que me gustaría leer algo suyo porque, conociendo a su autora, deben ser novelas divertidas). ¿Podríamos decir que Christie la castiga por ello y por eso la mata de un certero tiro en la cabeza?

No puedo acabar el post sin mencionar un tercer lado del triángulo Salomé-Agatha: Jessica Fletcher, también interpretada por Angela Lansbury. Este personaje de escritora-investigadora para muchos está inspirado en ella (más en Miss Marple que en Poirot, claro). Pero, además, hasta que no lo vi en el Trivia de Imdb no recordé el capítulo en el que la Fletcher hace un doble papel e interpreta a una escritora de novelas románticas en el Cairo llamada Sally Otterburn. ¡Qué genial idea por parte de los guionistas recuperarla!

Y aún un último apunte: desde el remake de «Asesinato en el Orient Express» que se habla del de «Muerte en el Nilo» para el 2019 (de hecho, se sugiere en la última escena de la película). Todavía no se nada del casting pero ya me aventuro a decir que será difícil superar la interpretación de Angela Lansbury.

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