[Contenidos] Lo que he aprendido este fin de semana sobre la inspiración

Si eres suscriptor de mi newsletter, cada lunes recibes en tu correo un artículo sobre marketing de contenidos y redacción online. Si no, puedes leer aquí los números antiguos que voy republicando.

Hoy quisera hablarte de lo que he hecho este fin de semana. Como ya expliqué, estoy escribiendo un nuevo libro. O al menos lo intento. El día a día no me deja mucho tiempo y siento que no avanzo lo suficiente. Así que me planté y fijé como objetivo para este fin de semana: escribir, escribir y escribir.

Pero aunque aparentemente puse todo de mi parte, aquí te cuento por qué creo que he fallado para que, si también estás en proceso de escribir algo, pueda ayudarte mi experiencia.

¿Qué hice para preparar el fin de semana? Algunas cosas:

  • Durante toda la semana trabajé para asegurarme de que el fin de semana no tendría nada más que hacer que eso, escribir para mi y no para mis clientes.
  • Salí de Barcelona camino de un lugar retirado, donde hubiese algo detrás de la ventana que sirviese para dejar vagar la mirada por un paisaje que animase a escribir.
  • No me llevé los diversos libros que me he comprado estos últimos meses para no dejarme llevar por las palabras de los demás y escribir las mías propias.
  • Quité la wi-fi del portátil: nada de GReader, correo o redes sociales. La única ventana abierta era el Word para escribir… y la de la habitación del hotel.

En resumen, cambié mi rutina y eliminé distracciones, solo tenía que escribir. Y lo hice. Pero solo durante unas 4h de las 20 que aproximadamente había calculado tendría este fin de semana. Poco tiempo y por eso el resultado han sido solo unas 5 páginas y una nueva reestructuración del índice. Podría estar más satisfecha con lo que escribí pero, en realidad, lo que me alegra es haber descubierto por qué no fui capaz de escribir más y lo que he hecho para arreglarlo desde hoy mismo.

No sé qué pensarás tú después de lo que te he contado pero yo creo que conseguí desconectar demasiado. Tanto que en lugar de escribir me apetecía más quedarme mirando cómo un gato caminaba por el campo asustando a los pájaros que había a su alrededor o aprendiendo cómo era la vida en la zona durante la época medieval y modernista. Y, dentro de la habitación, el cursor parpadeaba en mi documento esperando a que yo teclease algo.

En definitiva, mi error fue perder de vista mi objetivo. Me alejé de mis problemas diarios lo suficiente como para también olvidar que tenía que escribir. No basta con poner los medios para que pase, hay que estar dispuesto a que pase. En cambio, me dejé influir demasiado por el entorno. El fin de semana no eran vacaciones, sino la excusa para trabajar (digamos) en mi hobby, mi nuevo libro.

Pero de todo se aprende y aquí está la moraleja de mi historia: no intentes buscar la inspiración donde normalmente no está, ella es la que te encuentra. Quizá si me hubiese quedado en casa, como cualquier otro fin de semana, hubiese escrito el doble o el triple.

Nunca lo sabré pero, para prevenir futuras situaciones similares, estoy reestructurando mi GCalendar para tener cada día un rato para escribir. Así seguro que podré darle la bienvenida a mi musa particular y no decirle que se espere, que no tengo tiempo para ella. Es de mala educación y así me lo ha pagado, con un fin de semana desastroso

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 81 (27 de febrero de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

Media News S31 A13

Televisión
La reflexión de por qué no se podría hacer «Juego de tronos» en España me ha hecho gracia por llevarme a imaginar cómo sería en versión española. De risa, como hace unos días al pensar en «Verano azul». Totalmente de acuerdo en que la inversión no saldría a cuenta pero es que tampoco lo es algunas veces con producciones nacionales más (aparentemente) asequibles. Así que en lugar de imaginarme a quién podría hacer de alguno de los personajes aquí, me da por pensar cuál fue la última vez que leí que una serie hecha aquí triunfaba por encima de alguna extranjera. Y no recuerdo cuándo fue. Mala señal. Será que tampoco recuerdo la última vez que seguí una ficción de aquí y que tampoco sigo ya mucho las audiencias.

Cine
La regla de los 20 minutos que leo en el Diario de Mr. MacGuffin me parece hasta demasiado tiempo últimamente: ¿20 minutos para ver si una peli me gusta o no? Yo diría que con los minutos que dura el tráiler podemos hacernos un idea de cuánto nos van a engañar o no… así que los primero 10 minutos deberían ser suficientes para no revolvernos en la butaca por sentirnos engañados. Aún así, puede pasar hasta 1h para que el guión deje de ser interesante y parezca que ya no hay nada que explicar. De hecho, cualquier momento de la película puede llevarnos a querer salir de la sala… pero, como hemos pagado por toda la película, nos quedamos. Puestos a recordar, tampoco se me ocurre haber dejado a medias ninguna película en el cine.

Publicidad
Estaba yo escuchando la radio tranquilamente mientras preparaba el webinar de agosto, cuando suenan las dos ‘canciones cerveceras de este verano’. Y (casualidades de la vida o gusto del DJ) lo hicieron con algunas canciones de separación, como si fuese también dentro de un corte publicitario con otras marcas. Si lo comento es porque hace unos días me quejaba de ese tipo de campañas donde todo es alegría y fiesta con puestas de Sol y resulta que escuchar las canciones sin ver esas imágenes se me ha hecho más llevadero.  Tampoco es que ahora se más fan de los grupos que las interpretan, ni mucho menos de las marcas cerveceras, pero así la próxima vez que vea el spot cerraré los ojos y disfrutaré de la canción.

Internet
En la Red hay mucha repetición pero también mucha creatividad… sí, hay mucho de todo. Lo bueno y lo malo (porque como siempre depende el uso que le demos) es que el acceso a la información nos permite ser más creativos pero también repetirnos más. Se publica mucho y somos muchos así que Internet nos puede tanto frenar como animar. Se me ocurre esta reflexión al ver algunos CV originales. Bravo por los que tuvieron la idea y espero que se lleven el puesto que querían conseguir, pero ¿cuántos la copiarán? ¿Cuántos reclutadores se darán cuenta de la imitación? Lo mismo pasa con cualquier texto que se publica online… y también hay mucho de eso.

[Contenidos] ¿Se puede medir la calidad del contenido?

Cuando se habla de calidad conviene empezar separándola de cantidad. Simplificando, cantidad es solo una porción de algo y se asocia a un número ya sea alto o bajo mientras que la calidad se puede interpretar como un adjetivo que describe bien o mal el valor de una cosa.

Hablar de cantidad de contenidos suele ser fácil: tantas palabras, tantos posts, tantas descargas… Pero valorar el contenido es algo subjetivo que depende de la persona que lo recibe, no todos apreciarán igual la calidad y para lo que uno es bueno a otro no le gustará tanto. Crear una escala del 1 al 10 o un porcentaje que mida la calidad no es fácil pero sí que se pueden tener en cuenta algunos parámetros para tener una idea general:

  • Tema tratado: específico o general
  • Complejidad: se entiende rápido
  • Lenguaje: técnico o sencillo
  • Destinatario: clientes o público en general
  • Utilidad: motiva el compartir con otros
  • Venta: uso de palabras típicamente comerciales
  • Autoría: firma sutil o logo bien grande

Como en todas las métricas, hasta que no se estandarizan, es difícil de comparar con otras empresas y ver si nuestro contenido tiene más calidad que el de otros. La forma fácil es utilizar los datos cuantitativos que sí son equivalentes aunque pertenezcan a otro tipo de marketing: número de retuits, de ‘Me gusta’, de comentarios… De esta manera se puede creer, por ejemplo, que si no se comparte es porque no es útil, no se entiende o el tema no es interesante.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 79 (13 de febrero de 2012). Suscríbete para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

Media News S30 A13

Televisión
Cada vez que un evento deportivo cambia de cadena, existe la pequeña esperanza de que los comentaristas sean mejores. Cuesta acostumbrarse a las muletillas de cada uno y algunas se soportan más que otras. Por eso al ver una carrera desde otro país es más curioso porque se aprecian diferencias. Dos ejemplos: las carreras de MotoGP se han convertido en una pesadilla cada vez que Nico abre la boca, en cambio en la Rai callaron hasta con los himnos; en TVE la natación sincronizada suele estar bien comentada pero en allí no callaron durante la intervención de manera que ni se podría escuchar la música que estaban interpretando.

Publicidad
Ver anuncios extranjeros puede ser más divertido que algunos programas pero, igual que aquí, pueden ser cansinos después de mucho verlos. Pero a cada repetición de un anuncio de Vodafone protagonizado por un pingüino me preguntaba por qué no hacían esa oferta aquí. Mientras trataba de recordar cómo son las campañas españolas, otros anuncios de otras empresas de telefonía dando otras ofertas que me parecían mejores que las de aquí. Por otro lado, curiosamente, solo vi un anuncio igual que el emitido actualmente aquí y ninguno de marcas con campañas activas que fuese diferente al de aquí. Raro pero aún más motivador para ver la televisión.

Internet
Hace unos días me explicaron un proyecto basado en la conexión a Internet desde el extranjero. Así que ayer, de regreso del aeropuerto, me fijé en las pantallitas que había encendidas. Todas eran de los que volvíamos, los que llegaban consultaban guías y planos en papel. En realidad, nada más parar el avión, ya empezaron a oírse melodías de móviles encendiéndose y lo mismo mientras la cinta vomitaba maletas. La prisa (¿necesidad?) por estar disponible después de algunos días de desconexión. Una vez tengo la sensación de que por mucho que quieras olvidarte de todo al volver la vida ha avanzado sin ti, sin esperarte.

Cine
Las películas basadas en cómics corren peligro de querer copiar demasiado lo que les pasa a sus héroes y a la vez echar a perder la relación que tienen con sus fans. Quizá por eso leer que en un par de años harán una película con Superman y Batman debe tener a la audiencia dividida entre los que creen que es una buena idea y los que, como yo, creen que es mejor dejarlos por separado. «Los Vengadores» me pareció una mezcla que no merecía la pena, no servía para explicar mucho de cada personaje con lo que quedaban como secundarios. Los héroes tienen que ser protagonistas si no pierden toda la gracia de querer ver 2h de película.

[Contenidos] Adaptar el lenguaje al lector

Cada lunes republico aquí un artículo antiguo de mi newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío los lunes a los suscriptores pero con contenido exclusivo.

Uno de los objetivos del marketing de contenidos es establecer una relación con los usuarios. Una forma de empezarla es hablar en su mismo lenguaje: si nos dirigimos a abogados y escribimos como si fuésemos adolescentes lo más probable es que no nos tomen en serio. Y viceversa porque los jóvenes tampoco se comunican con las mismas palabras que los adultos.

Personalizar nuestra redacción para, por ejemplo, incluir abreviaturas o expresiones que sólo una determinada franja de edad o sector concreto pueden comprender es válido únicamente en el caso de que nuestro producto o servicio sea tan específico como el lenguaje que usamos. No obstante, el castellano que llamaríamos llano (o plain language) sirve para comunicarse con todos por lo que en el caso de querer respetar tanto el idioma como las características del público, deberíamos utilizarlo.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 79 (13 de febrero de 2012). Suscríbete para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad