Media News S20 A11

Cine
Soy del 12% de españoles que sale con dolor de cabeza de una sala en 3D. No sé si es un consuelo saber que no soy la única o debería preocuparme que seamos 5 millones. Lo que sí es cierto es que eso me frena, por no decir me convence, para no ir a ver películas en 3D. Y, viendo que esa es la tendencia para arrastrar a la gente de la manta a la sala, me pongo tremendista y me pregunto si dejaré de ver cine en pantalla grande… y quizá en pequeña también si prosperan los televisores 3D.

Televisión
Aún después de, un año más, tuitear en directo el Festival de Eurovision, no me sorprenden los datos que reproduce la Chica de la tele respecto a las publicaciones que hacen los telespectadores en Twitter y en Facebook. Según parece la mayoría se produce después del programa (68-69%), después (62-47%) y lo que menos hacen es comentarlo en directo (47-24%). Dicho de otro modo, la gente dice lo que le gusta o no después de haberlo visto. Visto así, lógico que los canales no pongan Twitter en pantalla.

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Leer sobre marketing viral cada vez me provoca más risa (casi tanto como de community managers), sobretodo por cómo hay quien va colando esa palabra en sus discursos (por llamarlos de alguna manera) como si fuese lo más normal y cotidiano que ocurre en las redes sociales. No obstante, de tanto en tanto, alguno tiene un planteamiento diferente como el de HubSpot que utiliza la serie «Sh*t My Dad Says» o más bien sus previos tuits para extraer tres lecciones.

Internet
Roberto Carreras ha hecho recopilatorio de recomendaciones de netiqueta en redes sociales que me hace recordar las veces que me muerdo la lengua en mis tuits. ¿Cómo me quejo de un cliente si sé que me sigue o que, si supiese utilizar alertas, podría llegar a leerme? Lo mismo para las empresas porque todos sus fans y followers son clientes, ¿qué debería hacer el community o becario de turno antes de responder? Lo que pide el sentido común, claro, pero eso no se aprende en un curso, viene de fábrica.

[Contenidos] Llamando a las cosas por su nombre

Para los que nos dedicamos a escribir, elegir las palabras correctas en cada frase es imprescindible para hacer bien nuestro trabajo.  El dominio del lenguaje se compone no solo de ortografía y gramática, también de vocabulario. Hay que conocer el significado de las palabras así como las consecuencias de usarlas, sus connotaciones, sus implicaciones.

Y, que no se nos olvide al hablar de neologismos, también hace  falta saber un poco de inglés porque es en este idioma en el que nos llegan, por ejemplo, las palabras que describen los social media, perdón, los medios sociales… sí, algunas pueden traducirse pero no siempre se hace por diferentes motivos que no vienen al caso.

Dos casos de ‘nuevas’ palabras y los intentos por definirlas: Tristán describía las características de la influencia y Cristina se preguntaba si al marketing de contenidos como traducción de content marketing también se le podía llamar redacción.

Etiquetar las cosas es algo inherente al ser humano y camino de la web semántica, más todavía. Cada sector tiene su campo semántico o, dicho en un entorno 2.0, su nube de tags. Es lógico que los usuarios de cada sector conozcan esas etiquetas y las esperen cuando lean algo relacionado con él. En caso de no hacerlo, pensarían que no es un texto para ellos.

Es por esto que al escribir se ha de utilizar la terminología adecuada a los lectores. No basta con que un post está bien escrito desde un punto de vista formal, ha de conectar con los usuarios y la vía más sencilla (y efectiva a la vez) es hablar como ellos, con sus palabras y no con vacías expresiones corporativas.

La pregunta resulta evidente, ¿puede alguien que no conozca el sector escribir algo atractivo para ese público objetivo? Pero no se debería responder sin saber antes si puede hacerlo alguien  que no sepa escribir para la web. La combinación de las dos es la que dará el mejor resultado, la mezcla de conocimientos del sector y del medio en el que se ha comunicar.

[Contenidos] Escribir pensando en quién lo leerá

Cada lunes republico un artículo de la newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío cada lunes.

Cualquier texto corporativo que escribamos lo leerán dos tipos de personas: por un lado, las de la propia empresa, de cualquier departamento y de cualquier nivel jerárquico; por otro, las ajenas a la empresa que incluyen tanto clientes como potenciales clientes y, no hay que engañarse, también la competencia. A este segundo grupo es a quien debemos dirigir nuestras palabras y en quien debemos estar pensando al escribir.

Tenemos que ponernos en su piel, imaginar que somos ellos y contestar a dos preguntas básicas: ¿qué queremos saber y cómo queremos que nos lo digan? Las dos se complementan ya que aunque la primera es la que fácilmente contestará cualquiera, la segunda es la que nos permite adaptar el mensaje al público objetivo de nuestra web, blog o de cualquier contenido.

Enfoque, lenguaje y tono, en definitiva, el estilo de escritura deberá ser diferente según quién nos vaya a leer. No hay que caer en el error de dar por hecho que los usuarios de nuestra web tienen los mismos conocimientos, por ejemplo, que nuestro inmediato superior: lo que a éste le parecerá obvio, seguramente a los primeros les puede suponer la diferencia entre nosotros y la competencia.

La propia empresa conoce bien (o debería) sus productos o servicios, en qué aspectos destacan o cuáles son sus mejores argumentos de venta. Posiblemente también lo sepa la competencia (o debería) pero quienes no lo saben son los clientes que queremos atraer. Todavía.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 14 (15 de noviembre de 2010). ¿Quieres leer el resto?

Media News S19 A11

Televisión
La semana pasada se estrenó «buenAgente» en laSexta pero mañana no pienso ver el segundo capítulo: ya tuve más que suficiente de eso que llaman éxito. Se me hizo largo, previsible, sin gracia… aburrido, para resumir. Le di una oportunidad porque pensé que tendría algo de humor pero de lo que está lleno es de tópicos sin interés. Siendo un piloto, ¿no tendría que tener más gancho? Y los personajes, ¿no tendrían que tener un poco más de chispa?

Cine
Dos series me han recordado estos días a dos películas: por un lado, el 4º capítulo de «The whole truth» y «Las dos caras de la verdad» y, por otro, «Los misterios de Laura» de este lunes y «Plan de vuelo: Desaparecida» (aunque curiosamente esta peli no la he visto). Así que me pregunto si los guionistas se sintieron inspirados o, magia de la creatividad, surgieron los argumentos sin ningún tipo de influencia previa. El problema es que rompe totalmente el ambiente y se hace previsible el final.

Redacción web
Estos días se ha celebrado allá en los USA la Confab 2011, the content strategy conference. Siguiendo los tuits con envidia, los asistentes han dejado claro que había merecido la pena ir. Independientemente del hecho de que hace tiempo que no tengo esa sensación, me da por pensar si este tipo de jornadas tendrían aquí el mismo éxito. Para empezar, ponentes habría pocos pero también porque no parece que haya mucho interés en este tema.

Internet
Si te lo quieres tomar con humor, puedes con este vídeo que recomienda Benito Castro en su blog: el papel no va a desaparecer. Y tampoco lo harán los blogs, la publicidad o cualquier otra cosa que hayan matado últimamente esas personas que tienen prisa porque la tecnología o simplemente la sociedad evolucione. No hay por qué buscar un final a cosas que son útiles tal y como son pero, sobretodo, también con usos que todavía no hemos descubierto.

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Curioso ejercicio de cambio de identidad corporativa el que encuentro en El blog del Marketing: ¿el logo de Coca-cola funcionaría igual si la marca se llamase Pepsi? ¿La tipografía de Twitter sobre el nombre de Facebook? Me recuerda a esos juegos de brain training donde las letras dicen un color pero están en realidad coloreadas de otros. Aquí lo mismo, el mundo al revés no funciona tampoco en publicidad. Son iconos que tenemos tan claros que los interpretamos sin pensar.

[Contenidos] Vencer al aburrimiento

Cada lunes republico un artículo de la newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío cada lunes.

Que si nuestro producto es incomparable con el de la competencia, que si nuestra empresa es la mejor del sector… escribir siempre sobre lo mismo puede llegar a ser muy aburrido. Llegados a ese punto en el que los mismos tópicos corporativos se repiten sin cesar, adentrarse en los medios sociales puede ser la solución para retener la inspiración del copy y seguir atrayendo usuarios.

Siempre que se haga con una estrategia meditada, escribir en un blog o en Twitter permite romper con el rutinario discurso empresarial, haciéndolo más cotidiano y alejado de las notas de prensa tradicionales. Esto motiva no solo a quien escribe los textos, también a los lectores que encuentran más alicientes a seguir las actualizaciones de la empresa.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 14 (15 de noviembre de 2010). ¿Quieres leer el resto?

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