Media News S16 A22

Me acabo de dar cuenta que este es el post 2501 de mi blog, pero… me esperaré al 3000 para celebrarlo.

Televisión
¿Te acuerdas de la serie (o película) que viste ayer? Parece que hay más como tú (y yo): lo llaman curva del olvido. Bueno, si has sido capaz de recordarla, no te afecta, pero existe. Lo cuentan en Hipertextual y viene a confirmar lo que ya se sabía: hay estudios, datos y nombres para todos los temas que se te ocurran, también los relacionados con lo que para ti es ocio porque para otros es un negocio. Precisamente ayer estaba explorando el menú de series y vi una que no me sonaba de nada… pero al consultar mi SeriesGuide, ¡sorpresa!, la había visto entera. Así que seguí buscando, claro.

Cine
Esta semana, tres: 1/ Scrat consigue su bellota. Después de tantos años, se lo merecía, aunque el trasfondo de la noticia no sea tan alegre. 2/ «La exhibición ha cambiado para siempre» es ¿un titular realista o alarmista? Según cómo lo mires, lo cierto es que los plazos se reducen y los experimentos con fechas tienen otras consecuencias. 3/ Michael Bay, un genio de la acción con muchos amigos y un estilo muy particular, está de promo para su última peli, así que suelta perlitas sobre alguna de las anteriores. Además, sigue estando presente en la tele con «La Roca«, una mezcla de acción y comedia que se disfruta.

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Hoy va de muebles para recordar que el hogar es un reflejo de lo que somos. 1/ Diseñados para que puedan dividirse en dos llegado el momento de la separación. Me parece interesante la publi y el concepto modular, pero no tanto comprar con vistas a que la relación fallará tarde o temprano. 2/ Diseñados para que no deterioren nuestra salud mental. Está claro que el mundo interior es complejo, pero reflejarlo en la elección de muebles puede ser lo contrario, si se tiene espacio para jugar. Me gusta el anuncio porque al final solo pone el precio a un producto y no es un mueble, si no un juego o quizá cosa de magia.

Internet
El sábado se celebra Sant Jordi y ya sabes lo especial que es para mí, pero no es un párrafo de promo: es una queja. Las redes empiezan a llenarse de post recopilando de novedades, clásicos y cualquier otra excusa para recomendar libros. Esta es la parte buena, la mala es que las etiquetas pueden ser difíciles de asignar y te acabas encontrando con una mezcla que solo tiene sentido en una estantería de librería, no en una bibliografía coherente. Además, ocurre algo muy propio de una mala curación y es que hay auténticos agregadores que no añaden contexto: solo son listas infinitas con enlaces afiliados.

Mi opinión del sector editorial tras 6 años autopublicándome

Mi calendario editorial parece estar diciéndome: «Pero, Eva, ¿otro post sobre libros en Sant Jordi? ¿Qué te queda por contar?». Muy listo. Sí, he escrito unos cuantos porque es una fecha especial para quienes escribimos (más si firmamos) y sí, algo me queda por contar para complementar el que ya publiqué con mis aprendizajes del primer año de autoedición.

Hace cinco años, «Diario de un libro» y «Estrategia de contenidos» eran mis únicas autopublicaciones, pero he sumado algunas más: la segunda edición de «Marketing de contenidos», «Pilares del contenido»y «Cultura del contenido». También he probado con algo más cortito como «Manual de Notion», así que en total son 6 títulos que he publicado por mi cuenta en Amazon.

¿Qué ha cambiado en estos 6 años? Todo y nada a la vez. Me explico mirando a los tres actores implicados en el proceso.

Las editoriales

Siempre se han considerado un filtro para elegir a los que la sociedad llama escritores. Ahora las editoriales intentan afinar más en sus elecciones, haciendo un poco más endogámicas sus temáticas, sobre todo las de empresa. Ir a lo seguro no siempre es sinónimo de éxito. Yo tuve un contrato editorial y lo perdí por la pandemia. Lo asumí y publiqué por mi cuenta porque podía.

Plataformas como Amazon (y otras) permiten a cualquiera publicar lo que quiera. Es gratis, así que parece muy democrático, pero ¡cómo no! tienen un algoritmo que se encarga de elegir quién va más arriba en los resultados. Además, también hay publicidad y fórmulas para ganar posiciones. Así que es una mezcla de las editoriales y tener un blog: no se vive solo de Google.

Amazon ha añadido unas cuantas funcionalidades en estos años, dando un poco más de margen a los autores para configurar su obra (¡cuánto han tardado en ofrecer tapa dura!) y autopromocionarse. Aunque, en realidad, son herencias de lo que se puede hacer con cualquier producto en su tienda. Solo se salva Kindle Flash y un par más de opciones específicas para libros.

Los autores

Sigo con el símil porque, cuando publiqué mi primer libro (en 2009), no éramos muchos los que teníamos blog. Así que no había tanto autor en potencia, es decir, alguien que quisiera contar su punto de vista y la capacidad para transmitirlo. Pero aparecieron nuevos canales, con menos texto y más velocidad. Algunos desaparecieron con la misma rapidez con la que llegaron, pero sí me quedó la sensación de que se valora menos el tiempo que implica crear y leer 50 o 100.000 palabras.

Quien sí le otorga valor es el creador: la creator economy busca rentabilizar el esfuerzo que supone dejar de hacer cualquier otra cosa para crear contenidos. En este sentido, un libro no parece encajar porque implica mucho más trabajo previo que las pequeñas dosis que quieren rentabilizar de forma recurrente (un blog, un podcast, una newsletter). Pero sí si se considera un proyecto paralelo a la jornada de un profesional que quiere conseguir ingresos pasivos cada mes (y no cada año).

Si la autopublicación nos pone etiqueta de segunda a los autores, la rentabilidad lo hace con los creadores. Están los que crean sin pensar en sacarse uno dinerito, los que empiezan ya pensando en el retorno y los que, con el tiempo, pasan del primer grupo al segundo. Así que todo gira alrededor del dinero porque la cultura es una industria, no lo olvides cuando la consumas.

Los lectores

Hablemos de ti porque, si he hilado bien los párrafos, estarás leyendo esto preguntándote si has cambiado o no en estos años. Ya te digo yo que sí. Los primeros años quizá no lo notaste tanto, pero está claro que los dos últimos todos hemos sufrido algún tipo de modificación en nuestro comportamiento. Te dejo unas cuantas preguntas para que reflexiones sobre tus hábitos.

¿Tienes más o menos tiempo para leer? ¿Cuántas veces vas a una librería y cuántas compras libros autoeditados? ¿Es comparable la suscripción a Amazon Prime con la de Amazon Kindle Unlimited? ¿Series y películas VS libros y revistas? ¿Eliges ambas si por el precio de la segunda tienes otra de la primera? ¿Kindle o Netflix? ¿Kindle o podcast/newsletter de pago?

Te animo a que hagas una lista de libros leídos, aunque sea en lo que llevamos de año para fijarte en la repetición de editoriales y autores. Seguramente lo que no haya cambiado sea la librería donde los compraste. Sí, ellas también juegan un papel en este mundillo, igual que las distribuidoras, pero quienes nos autopublicamos no solemos tener acceso a ellas.

Lo bueno es que esto ha cambiado un poco porque antes no ocurría, pero ahora puedes lograrlo si pagas un extra. Quizá tengamos que esperar unos cuantos años más para tener un acceso más directo a los lectores. Ayudaría que ellos se quejasen, es decir, fuesen a preguntar por libros autoeditados a librerías. Pero no me parece que pase muy a menudo.

Mi visión para los próximos años

Viendo el detalle, quizá sí han cambiado algunas cosas, pero la sensación general que tengo es que todo sigue igual. Así que los próximos libros que me gustaría publicar seguramente acaben en Amazon con el resto de mi colección. No niego que, en el fondo, me da pena salir del circuito editorial, pero prefiero sacarlos por mi cuenta que guardar las ideas en un cajón: se merecen llegar a quien las pueda aprovechar. A ti, si las quieres.

Media News S15 A22

Internet
Llevo muy bien las bajas de mi newsletter, pero fatal que me marquen como spam. Si alguien no es capaz de encontrar el enlace para darse de baja (perfectamente visible en el pie de cada envío), ¿cómo va a entender algo de los enlaces que comparto? Lo de saber que afecta a mi reputación de remitente, ya no lo contemplo entre sus conocimientos, pero ¿en serio, después de recibir varias docenas de mis newsletters, alguien puede considerarlas spam? Solo puedo decir que me alegro mucho de perder a este tipo de suscriptores porque creo que no debieron apuntarse en primer lugar.

Televisión
Repasa mentalmente: ¿cuánta gente conoces que tenga una suscripción de pago a alguna televisión? Si tu cálculo sale a «mucha» o «la mayoría», has acertado: el 83% la tiene y pagan de media 40€/mes porque, en realidad, ven 3 plataformas (2,9 para ser exactos). A la cabeza está Netflix y en la cola Movistar+, por si te lo preguntabas. Con este panorama, hace falta poner orden a las audiencias y Think Data ha salido al rescate. Parece ser que está en el camino de unificar las mediciones de cada canal de pago y así quizá a la larga tengamos datos comparables de todos los formatos televisivos.

Cine
La risa es sinónimo de entretenimiento, lo dicen sobre las películas Marvel y también lo sabía bien Frank Capra, según cuentan en el documental «Érase una vez en Hollywood«. Ambos, aunque separados por unas cuantas décadas, escuchan a la gente en pases de prueba (¡cómo me gustaría que me llamasen para ir a alguno!) y lo tienen en cuenta en los guiones posteriores y para arreglar el montaje actual. Conclusión: si se ríen con un gag, hay que dejar unos segundos de silencio después para que puedan escuchar la siguiente réplica o frase, como si se tratase de la grabación en directo de una sitcom. Pero en pantalla grande.

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Hacía tiempo que no veía ninguna campaña de la DGT, pero la de esta Semana Santa bien merece un comentario. Coincido con Javier en que se sale de lo habitual y es muy cinematográfica. El uso de los datos me parece ideal para la época en la que estamos, donde los algoritmos deciden parte de nuestra vida. «Hagamos que el big data se equivoque», qué bien traído. Me recuerda a aquella otra campaña que te avisaba que, aunque el número de muertos en carretera fuese bajo, podía ser alguien de tu entorno. Ahora solo falta que se haga realidad y no se quede solo en una idea creativa.

[Contenidos] Teletrabajo o presencialidad, ¿cuál es la mejor opción para un departamento de contenidos?

Sobre la diversión de escribir de diferentes temáticas ya hablé hace un par de años y también sobre la importancia de la especialización de los contenidos. Pero sigo viendo ofertas de empleo que van en la dirección opuesta: buscan a alguien que se encargue de todo. Así que acaban valorando la presencialidad y no el teletrabajo. De lo contrario, preferirían tener en su equipo a alguien experto en contenidos, aunque estuviese a la distancia de una (video)llamada.

Solo has de abrir LinkedIn y, en esta red social en la que encontrarás ofertas para trabajos mayoritariamente presenciales, los usuarios (trabajadores potenciales) responden encuestas donde triunfa la opción de trabajar en casa o con modelos híbridos frente a las quejas por la dificultad de conciliar y pérdidas de tiempo por los desplazamientos.

Ahí mismo es donde también veo que se comparten noticias sobre teletrabajo: hace un par de años para dar porcentajes altos debido al confinamiento y luego para quejarse de que disminuyen con la nueva normalidad. También hay las más recientes en las que se vuelve a la presencialidad para seguir haciendo reuniones online, debates sobre la llamada triple jornada o recordatorios para que las empresas se adapten al modelo híbrido si quieren retener el talento.

Sí, algunas empresas se atusan el plumaje hablando de sus amplios espacios, todos muy bien conectados, o de las libertades que dan a sus empleados… el día de su cumpleaños y en el afterwork. Por contra, la lista de requisitos para el puesto es larga, tanto que es incompatible con la especialización (sobre la de tareas mejor no hablar porque hasta los becarios deciden como si fuesen senior). Da la impresión de que basan su elección en cuántos puestos podrá cubrir una sola persona. Error, sin duda.

Son pocas las ofertas que parecen escritas por alguien que sabe a quién busca. El rollo corporativo está muy bien, es necesario, pero hay que demostrar que se quiere contratar a la mejor persona posible sin importar en qué ciudad viva. ¿Tiene algún sentido obligar a la presencialidad después de haber vivido no-sé-cuántas horas de reuniones virtuales en los últimos dos años? No, no en el sector de los contenidos donde todo se puede hacer online. Enseguida te lo demuestro.

El modelo híbrido sirve para el departamento de contenidos

Los contenidos tienen parte estratégica y táctica, ambas con tareas basadas en la reflexión y la creatividad. Y no hay horarios para la inspiración ni para el intercambio de ideas. También hay tareas casi mecánicas que se puede hacer en cualquier momento, pero sobre todo desde cualquier lugar y con total autonomía porque solo hace falta un dispositivo conectado.

En la mayoría de tareas relacionadas con los contenidos, la asincronía es buena porque permite organizar la agenda para adaptarse a los momentos ideales de cada persona, esté donde esté. ¿Qué pasa si alguien escribe mejor a las 7h y no a las 9h cuando empezaría su hipotética jornada? ¿Y si se tienen las mejores ideas a la supuesta hora de comer y no a la de esa reunión que se movió tres veces de fecha para que todo el mundo pudiese asistir?

Lo bueno que tiene ser freelance es que tú organizas tus tareas para que encajen en tu agenda. Sí, algunas habrá que cuadrarlas con la de los clientes y sí, hay momentos en que habrá que verse las caras. Pero no hace falta tener a toda la plantilla en la misma oficina, 40h/semana, solo para estar disponibles para cualquiera que pase por ahí. ¿No sería fantástico poder combinar ambas opciones: una empresa que valore el tiempo de sus empleados tanto como el de sus clientes?

Mi respuesta tiene forma de otra pregunta: ¿te suena «mientras vivas en esta casa harás lo que yo diga» o «a mi manera o carretera»? Pues lo mismo aplicado a la cúpula directiva: te quedas o te haces freelance para ser responsable de tus decisiones, ingresos, gastos, horarios… Ganando en responsabilidad, también lo haces en productividad y eres más feliz. ¿No es algo que deberían querer las empresas para quienes les consiguen éxitos? ¿Y si eso dependiera de ofrecer un modelo híbrido y que cada cual elija cuánto tiempo quiere pasar en la oficina, aunque sea poco o ninguno? ¿Qué importa si el trabajo se hace y se hace incluso mejor porque se hace por alguien que se sabe valorado?

El departamento de contenidos puede seguir un modelo híbrido, dejando elegir entre presencialidad y teletrabajo. Share on X

Reconozco que me estoy desahogando porque creía que las ofertas habrían cambiado en este par de años. Pero para que no quede todo en opinión y añadir sustancia al post, hago un repaso rápido a algunas tareas básicas alrededor de los contenidos para que compruebes cuánto puede hacerse tanto presencial como online:

  • La presentación de propuestas, de resultados o la recogida de requisitos se pueden hacer cara a cara, claro, pero también con documentos compartidos que se muestran en videollamadas con asistentes desde oficinas o sus casas.
  • Las herramientas de comunicación interna (correo, mensajería instantánea, intranet, formularios, apps…) resuelven las notificaciones y gestiones del día a día, como la solicitud de nuevos contenidos, validaciones o informes de estadísticas. También puede ser por teléfono o simplemente girando la cara para hablar con el de al lado. O todo a la vez.
  • Las dinámicas de grupo presenciales tienen su equivalente en el mundo online. La elección de la adecuada debería coincidir con las características del equipo, no ser por defecto «como siempre» porque son las personas han cambiado.
  • La mayoría de fuentes de información, sea para la redacción o la curación, están online. Artículos, noticias, entrevistas, medios, blogs, vídeos, podcasts… todo se puede consultar desde cualquier dispositivo, incluso libros y documentales.
  • Muchas herramientas de creación y publicación de contenidos son online y colaborativas, así que se pueden hacer cambios en tiempo real consiguiendo mayor agilidad y cumplimiento de los plazos.

Todo esto es posible 24h al día, sin zonas horarias y sin levantarse del asiento (aunque sí es recomendable hacerlo, claro). No hay que compartir mesa, ni siquiera ciudad o país. El ciclo de vida del contenido y, por tanto, un departamento construido a su alrededor, se puede gestionar sin problemas con un equipo distribuido físicamente. Con una buena coordinación y las herramientas adecuadas para todos los implicados, es posible. Así se puede elegir a la mejor persona para el puesto, no a la mejor que pueda ir a la oficina cada día.

Pensé que en estos dos años habríamos aprendido a valorar la presencialidad en su justa medida y dejarla para cuando de verdad importa, pero no: muchas empresas la siguen sobrevalorando, también en otros sectores. Ellas salen perdiendo porque afectan a los contenidos que publican y, por tanto, los resultados que consiguen con ellos.

¿Cuál crees que es la mejor opción para un departamento de contenidos: teletrabajar o la presencialidad? Share on X

Media News S14 A22

Televisión
Leer de un tirón varios blogs en Feedly es un ejercicio que da para más que «estar al día». Puedes darte cuenta de cómo titula cada uno sus artículos y si cuida o no su feed. Pero también hay algo curioso cuando se acumulan unos 150 por leer y es comparar el tratamiento que dan a los canales en abierto y a las de plataformas de pago. Para los primeros: noticias de audiencias, resúmenes de realities y cotilleo de sus «estrellas»; para los segundos: estrenos y novedades de temporadas de series. ¿Tan diferentes son los dos modelos televisivos? Parece que sí: compruébalo fijándote en qué ves en cada una.

Internet
Otra diversión que tiene acumular feeds sin abrir (sí, hay algo positivo) son las contradicciones que te puedes encontrar. Claro, también hay puntos de vista compartidos, pero no anima tanto a leer como cuando son enfoques diferentes. La mayoría de las veces el trasfondo es el mismo, pero se aprovechan del «depende» para llamar la atención sobre su contenido. Esta semana me ha pasado con el artículo de Andrés Pérez apostando por los blogs y con el que lo hace por las newsletters en The Tilt. Ambos tienen su punto de razón y por eso son complementarios, aunque no lo parezca, porque en el mundo online cabemos todos.

Publicidad
Más sobre complementos porque en La Criatura Creativa han publicado dos campañas seguidas que se parecen y a la vez son diferentes. 1/ Un producto que todavía no está en el mercado, aunque sí en las cabezas de guionistas de cine: un escudo de invisibilidad. ¿Qué superhéroe no lo querría? Lo recuerdo en el BMW de James Bond y en el traje de GI Joe, pero seguro que está en la mente de cualquier fan de Harry Potter en versión capa. 2/ Unas gafas de sol que se anuncian sin mostrarlas me parece una fantástica idea. Debió ser tan complicado de vender al cliente porque ¿quién no querría que se viese su producto?

Cine
Hay noticias que se arrastran durante días, incluso años. Ya lo dice Anna Scott: lo que se publica se puede volver a recuperar en cualquier momento cuando se habla de los protagonistas de la historia (o de alguien relacionado). Yo misma lo hago porque los Razzie, que hace unas semanas comenté habían creado una categoría solo para las películas de Bruce Willis, han retirado su premio por considerarlo inapropiado. No es tan difícil cambiar de opinión. Sí, todo queda retratado, lo bueno y lo malo. Así que tanto quedará para la posteridad lo entregado como lo no merecido. ¡Ya verás el año que viene como se seguirá hablando!

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