d+m, el blog de Eva Sanagustín

El titular podría haber sido «Breil escandaliza a la Iglesia» pero habría sido bastante perverso. Aunque si has visto el último anuncio de Breil, entenderás el por qué. De momento no han puesto alguna queja pidiendo que dejen de emitirlo, pero todo se andará…

En el spot, una chica se arrodilla para confesarse y el cura que la escucha empieza a ponerse nervioso. Los planos mezclan el colgante de la chica y su reloj con el sudor del cura y su mirada escandalizada hasta que el cura no soporta más la confesión y sale corriendo. Casi se cae al arrodillarse en otro confesionario, se le nota con ganas de limpiar su alma de lo que acaba de oír. La chica va hacia la salida y mira (me atrevería a decir que con una sonrisa en la boca) hacia donde está el cura confesándose.

¿Qué le ha debido contar al cura? Sólo oímos el principio de la confesión, pero por su cara no es nada bueno. ¡Qué escándalo! La conclusión es clara: las chicas malas llevan Breil.

Esta marca de relojes vuelve de nuevo a jugar con el cielo y el infierno, aunque menos directamente. Su posicionamiento no puede ser más claro y se aleja de la sensualidad de su competencia: el Viceroy de Antonio Banderas, la colección nº9 de Festina que aún colea y la repetición (quizá influida por la de Magnum) del spot de Paz Vega y Francisco Rivera para Paul Versan.

Otro consejo: la próxima vez que conozcas a alguien, fíjate en su reloj (en general yo lo hago). Si es un Breil, el inferno está asegurado. Tu sabrás si alejarte o no.

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Si Luis Bassat define la publicidad como «la Celestina que pone en contacto producto y consumidor, procurando que se produzca el flechazo«, ¿la exterior sería un grito desesperado por llamar la atención del consumidor?

El propio Bassat argumenta cinco ventajas a favor de este tipo de publicidad (impacto, segmentación, flexibilidad, atractivo y polivalencia) y afirma que un valla debería ser «un puñetazo en el ojo».

Desde el punto de vista publicitario no se puede negar que es una gran oportunidad para llamar la atención, como peatón prefiero las lonas que proyectan la fachada después de la remodelación (con la típica frase de patrocinadores), como propietario privarme de una ventana al exterior no tiene precio. Pero para el Ayuntamiento que corresponda sí.

El caso de Barcelona
Hace ya unos meses que se daba a conocer el balance de publicidad exterior del Ajuntament de Barcelona. Según la ordenanza vigente (desde 1999), están autorizados cuatro soportes (del graffiti publicitario aún no se habla):

* rótulos luminosos: parte alta de edificios
* vallas: obras en solares
* lonas: sobre andamios en las fachadas
* mobiliario urbano: opis y marquesinas

Recuento. Luminosos: 220; vallas: 1.131; lonas: 102; mobiliario urbano: más de 1.000. Beneficios de las lonas: 1.700.000 euros este año.

Además, colocar las lonas supone para el anunciante la financiación de entre el 70 y el 100% del coste de rehabilitación de la fachada. En el caso de las vallas, el operador de publicidad después de rehabilitar la pared puede instalar publicidad durante cuatro años y después se compromete a retirar las estructuras.

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Será porque sigo a la caza de Estrellas de Belén, pero no puedo evitar comentar dos campañas que utilizan la estrella navideña: Aquarium y XBOX 360.

Desde hace unos días se puede ver en el Metro de Barcelona un anuncio del Aquarium con una estrella de mar formada por diferentes animalitos acuáticos, desde peces a corales. Todos ellos conforman una gran estrella de cinco puntas que incluso parece irradiar (hay quien dice que recuerda la isla del veraniego Disco Estrella). La frase no puede ser más clara: «Sigue la estrella. En estas fiestas, ven a tu Aquarium».

El caso de Microsoft está mucho menos justificado que el del Aquarium. Su estrella no guarda relación con su producto: es un símbolo estrellado de nieve formado, eso sí, por mandos y consolas de diferentes tamaños. Ayer salía publicado utilizando una falsa portada en el Qué! junto con la frase: «Si aún no saber qué vas a pedir, deja que guíe tu camino… Xbox 360, el regalo estrella de esta Navidad».

Todo lo bueno que tiene el anuncio del Aquarium no lo tiene el de Microsoft. El primero utiliza elementos relacionados con su producto y lo adapta a las fechas aprovechando su oportunidad de compra con las vacaciones navideñas de los niños. En cambio cualquier marca puede decir «mi producto es el mejor» o más bien «es el que más se va a vender». El único motivo para comprar esta idea creativa (mala ortografía incluida) es que se quedaron sin ninguna otra después del anuncio anterior.

Quizá aparezcan otras estrellas en las campañas navideñas, aunque ya queda poco para la Navidad.

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