Confieso que tenía muchas ganas de ver «La joven del agua«, esta vez nada influida por trailers o campañas (¿poco vistosas?) de marketing. M. Night Shyamalan me gusta, lo considero un gran director y un genial guionista. Así que después de haber disfrutado de su buen cine con «El sexto sentido», «El protegido«, «Señales» y «El bosque«, no podía faltar al estreno de este bello cuento sobre la cualidad del hombre de (no) escuchar.
La película empieza con los primeros hechos del cuento que va a sustentar toda la historia. Las figuras, sencillos dibujos en blanco y negro, me recordaron a «Stargate» supongo que por la sensación de ser un libro escrito en la pared de la historia.
El escenario es un bloque de apartamentos y con la excusa de la llegada de un nuevo vecino, lo recorremos con él y con el protagonista conociendo a todos los que tendrán un papel importante en la historia. Shyamalan no engaña al espectador, son muchos los inquilinos posibles pero el recorrido que hacen repasa sólo los necesarios para cerrar perfectamente el círculo de personajes.
Ya que hablamos de personajes, hablemos brevemente de los actores. La falta de prisa (no me atrevo a decir lentitud) y sencillez con la que Shyamalan describe las historias, se refleja también en los personajes. En ocasiones, parecen tocados por la varita de la parquedad pero es que la vida no es una película de acción (sólo en excepcionales ocasiones).
Pero sigamos con la historia, donde Shyamalan cuida a cada personaje dándole una misión en la película que ningún otro puede hacer. De principio a fin, «La joven del agua» te hace sentir conectado a los personajes y a lo que están viviendo. Gracias a los ojos de Paul Giamatti, simplemente, vi el cuento real, posible. Aunque como dice un personaje, todos queremos que los cuentos se hagan realidad (mira «Pretty woman») .
Es por eso precisamente que las dos equivocaciones en las lecturas de la historia me resultaron chocantes. La falsa alineación de planetas y los cereales con el género cambiado, me hicieron dudar de la situación, de estar leyendo/viendo un cuento realmente. Pero claro, es un largo y algún giro ha de tener para que las palomitas del vecino se acaben.
«La joven del agua» mezcla en un ambiente cotidiano, como el de «El protegido», humor (las traducciones sin ir más lejos), como ya hizo en «Señales», y sobresaltos (sin llegar a ser una película de miedo), al estilo de «El sexto sentido» o «El bosque».
También es propio de Shyamalan guardarse un papel, en esta ocasión bastante destacado. Ésto y la presencia de un crítico de cine en el edificio (quien curiosamente interpreta bien las películas pero no la vida) pueden hacer que la película tenga otro punto de vista más relacionado con la industria que con la política. Teniendo en cuenta que se trata sólo de su quinta película, no quiero pensar que ya se considere un mártir y que se trata de un pequeño guiño de humor (aunque viendo lo que dicen por ahí, no sé qué pensar).
La película acaba como acaban los cuentos, mandándonos a la cama. Y yo acabo, esperando que la inspiración de Shyamalan dure mucho tiempo.
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[CINE] Crítica «Piratas del Caribe 2»
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