Después de suspender las jornadas de puertas abiertas del pasado fin de semana en solidaridad con las víctimas de los atentados de Londres, TVC nos deja visitarla. Esta es la crónica de la visita.
La cola al Sol me hace pensar en la gente que seguro está en la playa disfrutando del frescor de mar. Mientras nos tostamos irremediablemente, unas voluntarias nos ofrecen un plano explicativo de la visita.
En la entrada dos seguratas con guantes de latex piden amablemente a los visitantes que enseñen los bolsos. Por suerte mi inseparable botellín de agua no provoca incidentes.
Ya en la entrada, vemos una línea roja pegada al suelo con flechas que indican la dirección a seguir. El mismo recorrido que en el plano y el mismo que una chica (la misma que nos informó la semana pasada) explica a nuestro grupo.
Ella será la única persona que nos explique algo de la visita. Los múltiples voluntarios que acotan la visita para que traspasemos la delgada línea roja sólo son capaces de decir qué hay dentro del espacio que vigilan.
La visita comienza y ya me siento como en un museo: a mi aire y con vigilantes para que no toque los cuadros.
Entramos en el CPA (Centro de Producción de Audiovisuales) y podemos ver 3 de los 4 platós, maquillaje, peluquería, vestuario, el almacén de decorados y un chroma para que la gente se sienta hombre/mujer del tiempo. Por el camino me doy cuenta de los pocos programas que veo de TV3: no me suena casi ningún programa.
Al final del recorrido por este edificio hay un vídeo al que nadie hace caso: todo el mundo está en la máquina de vending. ¿Hambre/sed o sentir que comes lo mismo que tu personaje favorito de la tele?
Llega el momento más interesante para mi, pasando del edificio CSE: ver las unidades móviles. Bueno, sólo dos pero fue sin duda de lo mejor de la visita. Lástima que, como todo, se tuviese que ver desde la barrera. Qué nostalgia… recuerdo haber hecho un trabajo de estudio sobre las unidades móviles.
Último edificio: llegamos al CEI (Centro de Emisión de Informativos). El plató del Telenotícies se ve, como era de esperar, más pequeño pero también más alejado que el resto de platós: aquí no podemos ni pasar de la puerta.
Otra pegatina, y ya son 3, para acabar la visita. Antes de dejar el recinto, eso sí, visita a una improvisada tienda, donde las gorras y las camisetas son las estrellas. Al salir aún hay gente preguntándose, seguro, por la playa.
Conclusiones de la visita: frialdad y lejanía, apto sólo para fans de TV3. Válida para quienes no se hacen preguntas del funcionamiento real de una cadena de televisión o para quienes con una foto en el decorado de «El cor de ciutat», «Mil·lenium» o «La nit al dia» tienen suficiente. No es suficiente para quienes sonrian al leer «fresnel» en un almacen o al ver las gelatinas tan pulidamente ordenadas.
También recordé las otras visitas que ya he hecho a «La teva» que, quizá por ser guiadas o por ser yo más ignorante, me parecieron mejores.
Y sí, yo sonreí nostálgica de un tiempo en el que estar al frente de una regie era mi única ilusión.
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