Después de quejarme por no ir al cine el mes pasado, en lo que vamos de junio es la 3ª vez que voy. ¡Ya me acuerdo a qué huelen las salas de cine (y cómo es la gente)!
Ayer fui al estreno de «Batman begins» y salí con una sonrisa en la cara (¡y con 6,20€ menos!). Aunque sea la quinta, una precuela, ningún actor repita o cualquier motivo por el que muchos no irán a verla, a mí me pareció la mejor de todas.
Hay que olvidar las anteriores. Es el paso previo a la entrada a la sala, si no ves escenas que no encajan en la mente del primer «Batman» y te entra el trauma del fan (ése que lleva la camiseta de la peli al estreno). Aún así, es inevitable sonreir al ver los (pocos) guiños y aunque al final hayan querido hacernos pensar que todo encaja.
Si olvidas las anteriores, ves la típica construcción del héroe (como podría ser la de «Spiderman«). En las cuatro películas previas nos conformamos con ver qué hace, cómo combate el crimen en Gotham. Su pasado no parecía importarle a nadie.
En cambio aquí el héroe tiene familia, mentor y hasta novia de la infancia (con más personalidad que Kim Basinger en «Batman» o Elle McPherson en «Batman y Robin», casi como Louise Lane en «Superman»). Además tiene su Q particular con un montón de artilugios por construir, además de su fiel protector Alfred.
Así, vemos un batmóvil algo diferente, un traje pintado con aerosol, una capucha con 9.999 recambios, unas alas para volar y una suela-silbato que ríete del flautista de Hamelín. Todo mezclado con grandes actores y una historia bien desarrollada.
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