[Contenidos] Slow content y JOMO para hacer un plan más realista

¿Ha pasado el slow content de moda? Tuvo su momento, debe hacer ya un par de años, pero tengo la sensación de que los impacientes han ganado porque se premia a quienes van más rápido. Mientras, la alegría de perderse cosas (JOMO como contraposición al FOMO) trata de abrirse camino para que más personas se detengan a oler las rosas. No se puede elegir la velocidad a la que pasan por tu lado, pero sí puedes marcar tu propio ritmo y que así el plan de contenidos sea más realista.

¿A qué velocidad quieres que vaya tu audiencia?

La velocidad tiene que ver con el consumo de contenidos y, aunque relacionada, no es la frecuencia de publicación. Ir rápido significa consumir muchos contenidos en poco tiempo, como aquel que quema combustible a toda velocidad por la autopista. Y publicar mucho es cuando se quiere mantener constantemente alimentados a esos coches primando la cantidad y no la calidad. Lo contrario es el slow content, es decir, crear menos contenidos pero mejores, más reflexivos, por eso normalmente son más largos y atemporales.

La decisión de a qué velocidad quieres ir impacta de lleno en la estrategia de contenidos: ¿prefieres muchos contenidos que se leen rápidamente o pocos que se disfrutan con calma? ¿O una mezcla de ambos?

Quizá ya has encontrado tu ritmo y no te habías dado cuenta. Repasa tu plan de contenidos de la última semana y marca cada pieza, por ejemplo con un semáforo, según su velocidad de consumo (puedes usar una columna a tu plantilla). Valora si has de quitar el pie del acelerador o pisarlo un poco más.

Algunas ideas para añadir a tu planificación.

Contenidos de rápido consumo

En redes sociales, casi todo el contenido se lee a gran velocidad, especialmente el efímero. Cualquier cosa que publiques te hará salir del paso si quieres ir por la vía rápida. No hace falta que pienses mucho en ello, sirve cualquier imagen de tu producto con una frase más o menos ingeniosa o un enlace promocionando otras redes.

Aún así, puedes intentar impactar, provocar una respuesta emocional y conseguir que se detengan un poco. Por ejemplo:

  • Con la imagen de tu producto destrozado o un montaje ridículamente falso de un desarrollo imposible.
  • Con una composición que llame la atención por su belleza visual, por ejemplo por los colores o su simetría.
  • Con preguntas obvias y simples que, en realidad, no tienen una respuesta tan evidente.

Aunque lo parezca, el tiempo de creación de las piezas no tiene que ver con la velocidad de consumo: se vea en unos segundos o se lea en minutos, se pueden tardar horas en crearlas.

Contenidos de velocidad media

Una newsletter puede ser rápida si sirve de notificación de una campaña o lenta si te obliga a pensar un poco como pretendo con mis newsletters. Por eso dejo este formato en velocidad intermedia, para que decidas su lugar en tu plan.

Hay más posibilidades dentro de lo que sería el punto medio:

  • Un post o un vídeo no muy largo, por ejemplo: busca la grabación de un webinar de media hora y publica un resumen que se lea en cinco minutos.
  • Un carrusel de imágenes para redes sociales que explique de forma fácil un proceso complejo.
  • Un hilo en Twitter de no más de cinco tuits recomendando proyectos de tus clientes.

Son formatos que se adaptan fácilmente a cualquier ritmo: un texto muy largo o demasiadas fotos pueden convertir la pieza en consumo lento y, si la troceas en varias más pequeñas, acabará siendo rápido.

Contenidos de lento consumo

En general, hace falta más tiempo para leer más palabras, así que equivale a contenido de menos velocidad. Aunque suelen tener menos frecuencia, sirven a muchos objetivos así que es buena idea incluir algunos en tu plan. Por ejemplo:

  • Un descargable con datos o análisis del sector se puede resumir, pero igualmente obliga al lector a dedicarle bastante tiempo a interiorizar los aprendizajes que se extraen.
  • Los artículos largos que funcionan como tutoriales, agregación de recursos o listas de por lo menos diez ítems son lentos y duraderos porque se guardan para consultar más tarde.
  • Rondas de preguntas a varias personas invitadas o cualquier pieza que implique la intervención de un grupo de gente, además de que suelen ser complicadas de gestionar, se convierten en piezas con muchos aprendizajes, aunque largas.

Los contenidos de consumo lento se pueden combinar con los rápidos y así mantener una presencia constante mientras se están desarrollando.

Diez ideas para fijar la velocidad de consumo de tus contenidos. Compartir en X

¿Qué pasa si tu mejor contenido se pierde?

Pongamos que has establecido tu plan, apostando por el slow content y eligiendo el contenido que publicas por su calidad. Pero no hay reacciones, nadie parece prestarle atención porque pasa desapercibido entre tanta cantidad de contenidos (content shock). Surgen dudas y la gran pregunta: ¿es por mí o es la audiencia? Y se vuelve a las andadas, a incrementar la frecuencia a costa de bajar la calidad.

Lo que era un buen plan, queda reducido a papel mojado y la razón suele estar en pecar de pesimista en el análisis. Seamos realistas: eligiendo calidad has discriminado a los que no aceptan ese ritmo. Pero, si miras bien, es posible que sí hayas conseguido que se queden y te presten atención los que disfrutan del camino.

¿Es compatible la baja frecuencia del slow content con la alegría de perderse cosas (JOMO)? Pues sí, no hace falta que la audiencia tenga miedo de no enterarse de lo que publicamos, no hay que añadirle estrés a su vida. La solución es un sistema de republicación y reciclaje que le permitirá volver a encontrarse con esa pieza tan fantástica que has preparado. Fíjate en que, si tienes un buen plan, lo más probable, es que tengas muchas buenas piezas para rentabilizar. No es que necesites más, «solo» han de ser mejor.

Así que no te estreses por llenar de muchos contenidos tu plan, invierte en su calidad y en su correcta promoción.

Acabo con un ejemplo muy rápido (ejem): este post empezó siendo una de las ideas para mi MusaLeaks de ayer, pero al final preferí desarrollarla aquí. La razón está precisamente en el slow content: mi newsletter te da ideas prácticas (como las viñetas que han acompañado las velocidades de los contenidos) y me estaba extendiendo escribiendo una reflexión que implicaba un cambio de marchas.

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Comida y psicología van de la mano, es un hecho fácilmente demostrable por cualquiera a la hora de cenar. Buitoni lo empieza a probar con su serie «Tenemos que hablar» donde las ¿malas? noticias se toman de otra manera después de comer su pizza. El anuncio en televisión invita sutilmente a ver más historias online y, de momento, hay una sobre madres (un poco lejos de su día). Me imaginaba una sitcom y les ha quedado más bien un vídeo un poquito más largo, pero así ha estrenado Buitoni su canal en YouTube (hasta ahora lo publicaban todo en Nestlé Cocina). Por cierto, en el de Francia vayan más avanzados en la serie.

Televisión
Sigo con la psicología, ahora combinada con la tele y las series porque parece que reducen en estrés. Así que, después de estresarte por el tiempo que se tarda en elegir qué poner, se ve, se libera dopamina y acabamos más felices que al empezar. Además, sirve para ser más sociables, provocar cambios y hasta organiza mejor nuestra jornada. Tiene sentido desde un punto de vista de guión: nos controlan emocionalmente durante todo el capítulo, algunas veces haciendo que nos enganchemos toda la temporada. ¿Por qué? Porque queremos saber qué decisiones tomarán los personajes. ¿Eso nos hace más felices? Bueno, es más relajante que tomar las propias.

Cine
Lo peor que le puede pasar a una película es que no consigas entrar en ella. Ya sabes, es cuando acabas pensando en otra cosa, como qué harás cuando termine o qué hubiera pasado si hubieses elegido ver una serie (recuerda el párrafo anterior: te puede hacer más feliz). También es malo cuando te empanas intentando recordar dónde has visto a ese actor, quién canta esa canción o en qué otra peli pasaba algo parecido. Diría que esto último es lo peor porque puede ser difícil de averiguar (lo otro Google o IMDb lo responden) y te puede fastidiar todo el visionado (iba a decir proyección, pero, en fin, eso ya queda en el recuerdo).

Internet
Otra más. Otra red social más que busca nuestra atención. Después del boom por la imagen y del vídeo, era de esperar que le tocase al audio, más evidente aún después de que el podcast subiese como la espuma. Pero ya se sabe que una forma de ganar usuarios es con invitación y que se genera más ruido cuando más exclusividad se respira, así que aún no está disponible para todos los móviles. No hay problema, no tengo ninguna prisa por probarla. No me apetece surfear esa ola porque, aún no me habré recuperado y ya vendrá otra. Será que soy de otra generación (léase como una forma elegante de decir que me hago mayor), pero intento elegir mejor mis batallas.

[Contenidos] Herramientas para leer newsletters

Lo acabo de comprobar: en mi Feedly sigo a 294 blogs (76 de ellos inactivos, qué lástima) y en mi Stoop recibo 78 newsletters (ahora te explico qué es). Y aún otro dato: dedico una media de 1h al día a leer alguna de esas 300 fuentes de información (sin contar lo que encuentro por Twitter). Este podría ser un argumento para que te apuntases a mi Content News (cada semana envío los artículos más interesantes que he leído), pero he sacado estos números para que compruebes el boom de los contenidos por correo electrónico. Tampoco es un post para explicarte cómo hacer tu newsletter (puedes contratarme para ello), es para ayudarte a leerlas.

Herramientas nativas para leer newsletters

Seguro que no soy la única que tiene varias cuentas de email, pero ¿tienes una solamente para recibir newsletters? Yo sí, antes usaba una cuenta diferente y varios filtros para etiquetar los correos, pero mi volumen de suscripciones iba subiendo y mi bandeja de entrada empezaba a llenarse de mensajes que acababa leyendo luego.

Así que el año pasado caí y revisé las opciones que había para leer las newsletters de forma independiente. Lo curioso es que, ahora para crear el post, he rebuscado las que tenía guardadas de entonces para ver cómo habían evolucionado y solo ha sobrevivido Newslettrs (y me sigue pareciendo poco clara, así que sigo descartándola).

Stoop

Me registré en Stoop, era la más sencilla para conseguir lo que quería: una web y app como Feedly, pero para newsletters.

Eso hace desde 2018: cuando te registras (gratis), te crea una cuenta de correo para que puedas suscribirte a lo que quieras y te organiza los mensajes por remitente. No es un gestor de correo así que no hay opción de contestar, pero tampoco hay carpeta de spam así que te llega todo sí o sí. Además, puedes guardar los envíos que te gustan y tienes un histórico de los últimos que has leído porque no hay papelera de reciclaje. Como extra, permite suscribirte a canales de YouTube.

Slick

Funciona prácticamente igual que Stoop, de hecho hasta el diseño de Slick es similar. La gran diferencia es que se trata de una app y no tiene versión web (al menos de momento). Tiene previstas algunas funcionalidades que pueden ser diferenciales, pero no parece que hayan avanzado mucho en los últimos meses y eso que ya tiene más de 1 año de vida.

Herramientas para enviar y leer newsletters

Si Blogger y WordPress permiten seguir a los blogs que se alojan en sus plataformas, ¿por qué no iban a hacerlo los servicios que permiten enviar (y alojar) newsletters? Algunos ya lo hacen.

Substack Reader

Desde el mes pasado, con Substack Reader puedes leer las newsletters a las que te has suscrito y que hayan sido creadas en su plataforma. Empiezas solo con esas, pero también puedes añadir RSS y podcasts. En base a eso, en la sección de Inbox te muestra los títulos de las ediciones (y posts) como si fuese una bandeja de entrada, pero no los previsualiza como harían los gestores de correo y los abre en una pestaña nueva.

Tiene una sección de Discover que complementa este servicio para promocionar a su comunidad, pero, para los lectores, no tiene mucho sentido porque deja fuera las newsletters que se reciben desde otros proveedores.

Revue

Mientras, también hay movimiento en la competencia de Substack porque la semana pasada saltó la noticia de que Twitter había comprado Revue. Reconozco que estuve valorando estas opciones para enviar mi nueva newsletter de pago, pero las descarté y no las veo como herramientas para leer.

Si te fijas, hay varias opciones de esta lista que permiten leer tuits, ¿quizá Twitter se ha cansado de que otros lo ofrezcan y ellos no? Parece que se están dando prisa y seguro que pronto sabremos cómo se van a integrar ambas plataformas.

Supscrib

Esta herramienta es una mezcla de las anteriores porque Supscrib te crea una dirección de correo para leer tus suscripciones, pero también te permite recibir newsletters premium activando un simple botón.

En realidad, esta funcionalidad que llaman premium es un servicio para creadores de contenido que pueden ofrecer desde ahí sus envíos (como si fuese un directorio) y que los usuarios se suscriban. Lo curioso es que, dicen, no se consiguen los datos de los suscriptores, es decir, no se crea una lista de envío propia para los remitentes.

Herramientas de lectores de RSS

Si las newsletters son una fuente, ¿por qué no incluirlas en un lector de RSS si algunas hasta se ofrecen en este formato? Pues sí, es posible.

Feedly

Cosas que pasan: unos cuantos meses después de registrarme en Stoop, Feedly añade la opción de seguir newsletters (fue en verano, al poco tiempo de incluir Twitter). El funcionamiento parece similar, con una cuenta de correo suya, y tiene la ventaja de que puedes leerlo todo en el mismo lugar. Lo malo es que es una funcionalidad de pago (unos 10€/mes). Dentro de ese nivel de suscripción, podrías sacarle mucho más jugo a Feedly porque, además de seguir más fuentes y una mejor búsqueda, incluye integraciones y tableros públicos.

Inoreader

Antes de que Feedly lo hiciese, allá por febrero de 2020, Inoreader lanzó esta misma opción de considerar las newsletters como fuente de información, sumándolas a otras que ya ofrecía (como Twitter o podcasts). Funciona en web y app, pero también es una funcionalidad de pago (unos 5€/mes) aunque hay ofrece otras ventajas, claro.

Feedbin

Y aún mucho más antes, estaba Feedbin que ya desde 2016 permite incluir las newsletters (además de Twitter y YouTube) entre las fuentes para leer noticias. Cuesta 5$/mes y se puede utilizar con varias apps. También utiliza una cuenta secreta para la suscripción y las agrupa por remitente.

Otro tipo de herramientas

Hay mucho movimiento en este mundillo así que acabo con algunas opciones más que me cuesta catalogar, pero que quizá en un tiempo se conviertan en una categoría propia.

Mailbrew Inbox

Mailbrew es un servicio que envía un resumen de diferentes fuentes (RSS,  Twitter, YouTube, Google News) y que desde el verano pasado también ha añadido la opción de agregar newsletters. Así, Mailbrew Inbox también te proporciona una dirección de suscripción y organiza un resumen diario con todo lo que hayas seleccionado y te lo envía a cambio de 8$ al mes. Además, puedes hacerlo público y así compartir tus fuentes como si fuese tu propia newsletter curada.

Listory

Listory te ofrece una lista de suscripciones y tú eliges de cual quieres recibir los contenidos. Es como leer sus blogs, pero en realidad lees sus newsletters. Dicen tener miles de opciones para extraer el mejor contenido de ellas de forma temática y así enviarlas a los usuarios registrados. Además, lo venden como una forma de aprender a diario (algo que parece tendencia entre las herramientas de content curation).

Consoom

En pleno agosto NewsBox se dio a conocer como una app similar a las que nativas. Según sus autores, la diferencia era que estaba pensada para crear una comunidad (no necesitas un correo, podías suscribirte directamente desde la app). Tanto es así que al poco tiempo cambió a Consoom donde explican ser una comunidad de creadores de newsletters para facilitar las conversaciones sobre ellas. No dan muchas pistas, ya veremos cómo termina.

¿Utilizas alguna herramienta para leer tus #newsletters? Descubre las diferentes opciones que hay en este mercado. Compartir en X

Solo algunas de estas herramientas están en mi directorio de herramientas de contenidos, pero cualquiera te serviría para leer mis dos newsletters.

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Las campañas importantes antes se estrenaban en primetime televisivo. Así se demostraba que eran «importantes» porque era un momento caro porque había mucha audiencia y, encima, se invertía en salir en todos los canales. ¿Cuándo fue la última vez que pasó? Ni me acuerdo. Ahora los vídeos de los spots se cuelgan en redes por la mañana y el community se cruje los dedos mientras espera comentarios el resto del día. Así lo que hizo Cruzcampo el jueves pasado. Desde entonces, ríos de tinta por la técnica utilizada (muchos menos bits dedicados al mensaje que transmite). Por eso, hoy me hubiese gustado comentar una gráfica que descubrí ese mismo día, pero J se me adelantó y, como en los viejos tiempos, ya escribió lo que quería decir así que simplemente te dejo su link.

Internet
Los datos están ahí, se generan millones cada segundo y se desperdician muchísimos porque no se procesan, como mucho se almacenan. Las cookies servirán de ejemplo: ¿quién hace caso de los datos que generan? Solo cuando se convierten en información, como puede ser un gráfico de Google Analytics que te dice cuántas personas han visto una determinada página de tu web desde Twitter. Si no haces algo con eso (¿cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo a profundizar en tus estadísticas?), no generas conocimiento y no adquieres experiencia de cara al futuro, a ese largo plazo que llaman sabiduría. Recuerdo la pirámide del conocimiento al leer que ahora se analizan unos datos del año pasado, pero no veo que sea para aprender.

Televisión
Sí, veo documentales. En la2, National Geographic, Historia o donde sea, siempre que el tema me interese y esté bien explicado. Casi diría que más importante es lo segundo que lo primero porque, si me atrapa con un tema que no me llama especialmente, significa que está haciendo bien su función divulgadora. De eso se trata cuando hablamos de documentales, ¿no? Se ven para aprender cosas nuevas, sea con puntos de vista diferentes o actuales de algo que ya conoces o porque quieres abrir tu mente a descubrir otras ideas. Lo peor que puede pasarte es que el tema que trata sea muy interesante, pero esté tan mal explicado que quieras dejar de verlo. El guión lo es todo, como siempre, porque es lo que hace que el resultado parezca desordenado o superficial. Dos buenos motivos para cambiar el canal.

Cine
Los mapas de películas siempre son curiosos de ver, sea porque quieres saber dónde se grabó una o porque un día pillas un rodaje y quieres saber de qué peli se trata. Últimamente esto segundo es más complicado, pero se pueden combinar ambas en el mapa que propone Betevé para Barcelona. Es una pieza que complementa un programa de televisión, lo cual le suma más mérito al contenido. Hace unos meses vi «Apartado de correos 1001» y reconozco haber pausado más de una vez para volver a mirar el fondo de la escena y así ver la ciudad de los años 50. Casi prefiero recuperar la historia que tener que quitarle decoración para saber que es Barcelona.

[Contenidos] Qué necesitas para concretar qué has de publicar

Llevo más de una década dando clase sobre contenidos y cuando entro por la puerta lo habitual es que los alumnos esperen que hablemos de qué han de publicar. Algunos se preguntan también por el cómo, pero en todos estos años muy poquitos se han preocupado del por qué. Supongo que es porque mi asignatura les viene en el programa, es decir, dan por hecho que es una forma de conseguir tráfico para su proyecto, por ejemplo.

El escenario ideal es 1/ sé qué quiero y 2/ voy a utilizar los contenidos para lograrlo (léase estrategia de contenidos o cualquier otra). Así ocurre cuando doy clases en un máster por lo que no tengo que dedicar mucho tiempo a definir los objetivos (punto 1) porque otro profe lo ha hecho ya y solo tengo que adaptarlos (punto 2). Pero el orden se invierte cuando se trata de otro tipo de formación más desestructurada o incluso autodidacta, aunque no es buena idea empezar por crear contenidos y luego plantearse para qué se está haciendo o buscar alguna estrategia en la que encajen a ver si hay suerte.

Así que te propongo responder a la pregunta del título a nivel de estrategia (para los que aún no tienen claro el objetivo) y de táctica (para los que ya saben para qué los quieren utilizar).

Cómo saber qué publicar a nivel estrategia de contenidos

La respuesta está en las columnas de la plantilla de un plan de contenidos:

  • ¿Sirve para cumplir tus objetivos? Se puede planificar sin objetivos siempre que se tenga alguna referencia, aunque es mejor no hacerlo y esperar a tenerlo más claro.
  • ¿Se dirige a la audiencia correcta? Es sencillo creer que se conoce quién queremos dirigirnos, pero he comprobado que no es así cuando se intenta profundizar para crear mejores contenidos.

Así que lo que necesitas para saber qué publicar es una estrategia de contenidos que concrete bien qué quieres conseguir y de quién. En base a estas dos preguntas, el resto viene rodado: sobre qué han de ir tus contenidos, cómo prepararlos, dónde y cuándo publicarlos viene después. Repito porque es importante: después. Sin objetivos y audiencia, no se puede hacer una estrategia de contenidos (ni cualquier otra).

Cómo saber qué publicar cuando los contenidos son una táctica

La diversión (otros dirían que el éxito) está en decidir qué elementos se mezclan para lograr los objetivos. Por eso puede ocurrir que los contenidos sean una más de las tácticas de otra estrategia, como de social media, inbound, SEO, comunicación… Entonces saber qué publicar es mucho más sencillo: la respuesta ya es conocida y tiene forma de briefing.

Lo básico sería un resumen de la estrategia, es decir, el contexto para entender: objetivo y audiencia, como mínimo porque siempre es interesante conocer otras acciones. Por ejemplo: si el contenido toma forma de newsletter para email marketing, necesitaríamos saber qué objetivo tiene (informar, compras, registros, descargas…) y a qué segmento de la lista se enviará.

Es lo mismo que había en el plan, sí, pero insisto en la diferencia: aquí te lo dan hecho por alguien que tiene en cuenta algo más que contenidos (táctica), allí lo tenías que definir tú como content strategist (estrategia).

¿Qué información básica hace falta para saber qué publicar? Spoiler: objetivos y audiencia. Compartir en X

Si quieres tener un plan con la definición de objetivos, el perfil completo de tu audiencia y un briefing para diferentes formatos, mira mi plantilla todo en 1.

Además, hay herramientas basadas en inteligencia artificial que crean automáticamente los briefings. Tengo ya tres localizadas en mi directorio.

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