[Contenidos] Cómo usar la sorpresa y evitar el clickbaiting

Si en el futuro alguien repasa las modas por las que ha pasado el copywriting, espero que la época del clickbaiting le suene muy, muy lejana. ¿Te acuerdas? Era cuando todo empezaba con «no vas a creer…» y acababa con «el último es el mejor». Tuvo su gran momento y todavía colea en algunos medios y reels, pero no son precisamente fórmulas que vayan a pasar la historia.

Hay otras formas de llamar la atención con el texto (sin utilizar formatos, jerarquía o diseño). Quizá porque te hace pensar, aprender algo o sonreír. Así también se pueden conseguir clics, sin caer en crear falsas expectativas o engaños.

10 elementos para introducir la sorpresa en tu copywriting

Parto de la propuesta de The Blank Pad y la adapto según mi experiencia:

  • Juegos de palabras: quizá metáforas suene más literario, pero viene a ser cualquier elemento que apague la alarma de «texto aburrido» y te haga prestar atención.
  • Historias: la sorpresa puede ser la avanzadilla de muchas emociones y el storytelling es una buena vía para despertarlas.
  • Curiosidad: generar intriga no siempre es sorprender, aunque ambas llaman la atención y nos hacen querer más.
  • Lo desconocido: no todo tiene que ocultarse detrás del clic (eso sería clickbaiting). Se puede contar ese algo que no mucha gente sabe para sorprender al resto.
  • Detalles: la segunda o tercera vez que ves una peli o lees un libro es cuando te alejas de lo general y te fijas en lo concreto. ¿Y si alguien lo hace por ti y te lo cuenta? Sí, ¡WOW!
  • Guiños: los easter eggs podrían ser una mezcla de los dos puntos anteriores porque suele ser algo escondido que tiene valor para quien lo encuentra, pero que el resto ni se da cuenta de que existe.
  • Desafíos: la sorpresa puede venir por el cambio de percepción o la ruptura de creencias, por ejemplo. Utilizar esa expectativa y ponerla del revés puede llamar mucho la atención.
  • Giros inesperados: guiar por un camino diferente es un riesgo, pero quizá divertido si se tiene un mapa, por ejemplo si se convierte lo malo en bueno porque es poco habitual.
  • Retos: no hace falta que sean provocaciones descaradas del tipo «haz clic si te atreves…», mejor otras más naturales que sirvan para animarles a ser mejores personas o profesionales.
  • Soluciones: básico, pero imprescindible. Pueden ser las soluciones habituales explicadas de forma diferente o ser diferentes a las habituales explicadas también de forma diferente.

Usar la sorpresa sirve tanto en titulares como en llamadas a la acción o en imágenes de redes sociales y sus correspondientes pies, además de por supuesto en el copy publicitario. Pero no se puede abusar porque se corre el riesgo de inmunizar a la audiencia… a no ser que sea parte de nuestra personalidad de marca.

Media News S05 A24

Internet
Me encuentro con los datos del «Barómetro de hábitos de lectura 2023» y el que me parece interesante es el del 30% de lectores digitales porque parece ser que este porcentaje está estancado desde hace varios años. Claro que si resulta que el 65% los descarga gratis, quizá mejor porque suena poco fiable para los derechos de autor. Otro dato es dónde se compran porque, claro, los digitales solo puedes comprarlos online, pero parece que el 70% va a la librería tradicional. También es curioso que solo 1/4 visite bibliotecas, porque siempre que voy yo están llenas (y eso que voy a varias cada mes).

Cine
He caído, he visto «Barbie». No quería, me resistía igual que me resisto todavía con «Avatar», pero me ha podido la curiosidad pre Oscars. Es evidente que es una película que genera debate, lo cual siempre es bueno, pero también malo porque, te pongas del lado del que te pongas, molestarás a alguien con tu opinión. El mejor motivo para no querer verla: así te evitas entrar a discutir si ha acertado con el tono, si el guión hace aguas o si el público infantil no es el objetivo. Tampoco pasa nada si no la ves, puedes quedarte leyendo un libro y quizá hasta encuentres respuestas más convincentes.

Televisión
Mientras a unos les quitan Disney+, a otros se lo regalan para que no se vayan. Eso he oído por los pasillos de un centro comercial. Hubiese sido divertido si en otro pasillo hubiera alguien quejándose de tener que resintonizar su televisor para ordenar de nuevo los canales de la TDT. Más divertido todavía si llego a pillar a la típica persona que está mirando las demos a todo color de las tiendas de electrodomésticos para comprarse uno en las rebajas. Y ya hubiese sido el colmo si llego a oír algún debate sobre qué ver en Netflix ahora que sabemos qué es lo más visto. Pero no, no hay «Camera café» versión centro comercial.

Publicidad
¿A quién no le ha pasado que ha pedido algo a un camarero y ha tenido que esperar un ratín que se ha hecho eterno? Quizá la sal, la aceitera o la mayonesa. Y el ketchup, parece ser que también según cuenta Heinz. ¿Es una buena idea porque todos hemos vivido algo así o no tanto porque no ha sido con ese producto y seguramente tampoco con esa marca? Además, es interesante ver lo que tienen en el plato las personas que protagonizan la campaña. Sí, hamburguesas, pero también carne y lo que podría ser pollo frito… todos bien acompañados por patatas fritas. Así que, en realidad, la salsa es para ellas, ¿no?

[Contenidos] 15 temas para las piezas de tu calendario editorial

Enfrentarse a la hoja en blanco, aunque sea una tabla con columnas predefinidas, no es fácil para quien no suele hacerlo. Llenar un calendario editorial lleva tiempo, pero es más ágil si tienes una orientación de qué poner en cada celda. Puedes empezar por desgranar tus objetivos corporativos y las necesidades de tu audiencia y acabarás por convertir todo eso en una pieza concreta que trate un tema que te convenga publicar a ti y en el que tu audiencia tenga interés.

Para identificarla, puedes recurrir a formatos (artículo, carrusel, vídeo, story…) y replicarlos (cada lunes, una galería de fotos; los martes, un reel…), en combinación con grandes temas (casos de éxito, plantillas, entrevistas…) que también son fáciles de aplicar semana a semana (los miércoles, buenas prácticas; los jueves, una anécdota; los viernes, una canción).

Es recomendable ampliar la perspectiva y cubrir la serie de un mes con diferentes temas para no caer en la rutina (aunque también puede ser buena en algunos momentos). Kieran Drew propone una lista de 15 que puede servirte para duplicarla y así tener algo que publicar a diario. Añado algunos matices:

  1. Triunfos, una buena excusa para contar tu historia desde un punto de vista positivo.
  2. Objetivos, el momento más corporativo, pero que también puede ser interesante.
  3. Trucos, lo más cercano al marketing de contenidos.
  4. Libros, desde clásicos del sector a novedades o complementarios para dar otro punto de vista.
  5. Costumbres, puede ser algo personal, aunque mejor si está enfocado a la empresa.
  6. Creencias, o tus valores si lo prefieres, lo que sea que te haga ser quien eres.
  7. Fracasos, contar lo negativo de tu historia hará que tu marca sea más humana.
  8. Errores, por ser malas prácticas según tu experiencia.
  9. Decisiones, también tiene un punto corporativo, pero se puede enfocar al corto plazo.
  10. Predicciones, lo que vendrían a ser tendencias y que detectes cada cierto tiempo.
  11. Lecciones de vida, aquellos aprendizajes que pueden servir a tu audiencia.
  12. Modelos mentales, convertidos en plantillas o checklists, por ejemplo.
  13. Frases de famosos, ¡un recurso fácil para salir del paso en cualquier momento!
  14. Reglas, aprovechables por cualquiera que quiera seguir tus pasos.
  15. Procesos, convertidos en ebooks o tutorías, por ejemplo.

¿Ves las posibilidades? Ya solo has de coger un calendario y empezar a llenarlo. Aquí tienes una plantilla y una guía paso a paso.

Media News S04 A24

Televisión
75 años es un buen número para reunir a toda la familia y eso hizo la gala de los Emmys la semana pasada. Los premios fueron lo menos interesante, quizá porque muchos eran previsibles. Pero qué maravilla volver a ver al cast de series como «Cheers» o «Ally McBeal» en sus mismos escenarios y con algún chascarrillo. Fue un bonito recuerdo de que muchos de ellos nos han acompañado durante varios años. Lo que me lleva a esta noticia sobre clásicos: ¿se programarán dentro de 25 años o, mejor aún, cuáles serán los nuevos clásicos para entonces? Es difícil saberlo, pero imagino que alguno de los ganadores sí sobrevivirá.

Cine
Tres enlaces relacionados: 1/ animadores de Disney imitando los movimientos de la modelo Helene Stanley mientras baila para luego convertirla en Aurora de «La bella durmiente» (también hizo de cenicienta). 2/ Actores actuando con marcas en la cara en la era en que el CGI crea y destruye a su antojo, bueno, al de sus creadores. Me gustaría saber cómo verían los primeros el trabajo de los segundos. ¿Pensarían que las máquinas les quitan el trabajo como ocurre hoy en día con la IA o la abrazarían pensando en todo lo que les ofrece? Y 3/ Un mapa para encontrar dónde se grabó una peli… si puedes reconocer el escenario tras los cambios (al punto 2 me remito).

Publicidad
Mientras empiezo a recopilar contenidos que parecen estar creados por inteligencia artificial (por ejemplo), me encuentro con que a una marca se le ha ocurrido quitar de su nombre las letras IA para dejar claro que sus ingredientes son 100% naturales. Una apuesta arriesgada, aunque encaja bien con Pepsi, la propietaria de los zumos Tropicana que son quienes se han convertido en Tropcn para esta acción. En el otro extremo, te recuerdo que Coca-cola se inventó el sabor Y3000 utilizando IA para llevarnos a un futuro con un gusto que no acabó de convencer. Qué divertido es ver cómo las marcas expresan sus posiciones en temas de actualidad.

Internet
Frente al «tú di que sí a todo» y el «no te fíes, di que no», estaba yo intentando explicar a alguien que se encontraba por primera con mensajes de «eso de las cookies» (léase con todas las letras, como lo haría una persona que tampoco sabe inglés) qué eran y qué implicaban las dos opciones para que pudiese decidir. Difícil, sí, pero básico para dar autonomía a generaciones no digitales. Se supone que esta ley da más transparencia y por eso muestra las cartas de los medios que aprovechan para cobrarnos si no queremos aceptar sus cookies. Estos modelos de negocio son todavía más difíciles de explicar a alguien que todavía va al quiosco a comprar prensa en papel.

[Contenidos] La polivalencia en un departamento de contenidos

Mirar ofertas de LinkedIn es una tarea siempre interesante: nunca se sabe dónde puede abrirse una nueva ventana, pero también porque saber el estado de la profesión puede animarte a cerrar la puerta. Es un ejercicio que hago con más o menos frecuencia y, aunque no sea con una extracción de datos metódica, sí me llevo sensaciones y conclusiones que me ayudan a entender mejor lo que piden algunos clientes, sobre todo los nuevos.

Lo primero es decidir la palabra (cargo, tarea) con la que empezar a búsqueda. Las colecciones de LinkedIn son demasiado generales y está el tema del idioma porque tiene la tendencia a traducir a su antojo. Además, este sector nuestro mezcla un poco de aquí y de allí para crear las ofertas, así que es todavía más difícil encontrar lo que buscas. Debería ser fácil: pones copywriter y hay bastantes resultados pero, al mirar los detalles, las tareas se complican. Y así con muchos puestos que podrían configurar el departamento de contenidos.

Mi conclusión es que se siguen mezclando funciones y la búsqueda de la polivalencia lleva a que la especialización se diluya y pierda valor. No quiero entrar en el detalle de qué se pide en cada oferta, solo apunto algunos ejemplos reales para dar contexto a esta afirmación:

  • Un copy diseñando imágenes para redes sociales.
  • Un content manager escribiendo una newsletter.
  • Un estratega haciendo el control de calidad del diseño de una web.
  • Un community manager preparando los pliegos de un concurso.
  • Un redactor de contenidos poniéndole los subtítulos a un reel.

No pongo en duda de que todos podemos hacer de todo, con más o menos interés, criterio y resultados. La cuestión es si debemos: ¿le estamos quitando el puesto a alguien especializado en eso que para nosotros es una tarea secundaria o terciaria? ¿Somos capaces de hacerlo mejor que quien solo se dedica a eso? ¿Aportamos valor o nos vemos obligados a hacerlo porque no hay nadie más que lo pueda hacer?

Las ofertas de empleo casi nunca desglosan en porcentajes la dedicación a cada tarea (solo lo he visto una vez). Lo de «el día a día de tal profesional» queda en la teoría cuando alguien se inventa un cargo nuevo con un título desconocido para el resto. En la práctica, la lista de lo que se pide a cada profesional es tan larga que es difícil concretar porcentajes de tiempo. Sería una buena forma de valorar si nos interesa o no trabajar ahí, más que tener fiesta el día de nuestro cumpleaños.

Contratar a una o dos personas polivalentes a tiempo completo haciendo las tareas de tres o cuatro especialistas a tiempo parcial puede tener sentido en empresas pequeñas o que están empezando. Pero las ofertas que más veo en LinkedIn son de empresas que ya deberían tener un departamento de contenidos y no lo consideran, al menos por lo que piden.

Está claro que todavía queda mucho por hacer para que la cultura del contenido se extienda.

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad