[Contenidos] ¿Es posible ganarse la vida como redactor freelance?

¿Estás buscando un redactor freelance? ¡Aquí me tienes!

Es la pregunta que todos los freelance nos hemos al empezar: ¿podré vivir de esto? Es la misma que muchos alumnos me siguen haciendo: ¿se gana dinero escribiendo para otros? Pero los que deben hacérsela, es decir, los que pagan 1 céntimo la palabra, no creo que se lo planteen muy a menudo. Aún así, la buena noticia, al menos por los resultados de la encuesta a redactores freelance que he hecho este año, es que esta profesión cada vez está mejor pagada.

Por 3r año consecutivo he lanzado una serie de preguntas a colegas que han tenido la bondad de dedicarme unos minutillos a contestar cuestiones como cuánto cobran por pieza o qué otros servicios ofrecen. Tristemente, las respuestas han sido menos que en 2018, pero provecho para agradecerles su sinceridad porque sin su ayuda no hubiese sido posible la infografía resumen.

Detalle de la infografía sobre redactores freelance 2019
Detalle de la infografía sobre redactores freelance 2019

Según las respuestas, sí es posible ganarse la vida como redactor freelance, tanto escribiendo únicamente (lo hacen el 22%) como ofreciendo otros servicios relacionados (el 65% lo hacemos). El resto (13%) tiene otra profesión que complementa con la redacción, aunque extrañamente los datos indican que son los que más escriben y cobran más por ello (42 piezas/mes, de 800 palabras de media y 55€ la pieza de 300 palabras).

¿Cuánto cobran los redactores freelance (de media)?

Como siempre, merecen una atención especial los datos medios de piezas, palabras y tarifas. Sorprenden y traen controversia porque suelen ser extremos, pero está claro que así es esta profesión. Por ejemplo:

  • En cuanto a volumen de trabajo, un participante contestó que escribe cada mes 1 pieza de 1000 palabras por 60€ mientras que otro dijo escribir 120 piezas de 600 palabras por las que cobra 20€ cada una.
  • La extensión mínima de las piezas quedó marcada en 150 (aunque hubo una respuesta de 40 que descarto por ser mínima) y la máxima que se apuntó fue de 2500 (por la que ese participante decía cobrar 90€).
  • Duele leer que la tarifa más baja por 300 palabras es 1€, de hecho el 9% cobra menos de 10€ por ellas. Las 2 más altas que se apuntaron fueron 300 y 400€ pero, quitando ambas porque se escapan del resto, la cifra máxima se queda en 125€ de manera que el 11% cobra más de 100€ por 300 palabras.

Además, este año he incluído una pregunta abierta en la que me interesaba por la tarifa más baja y la más alta, por añadir matices a los datos. Las respuestas han sido igual de extremas, por ejemplo: 3€ o 300€ por 500 palabras, 35€ o 100€ por 1000 palabras y 10€ o 150€ por 2000 palabras. Ya ves, hay tarifas para todos los bolsillos y resulta difícil saber cuál es «la mejor». Si quieres, puedes comparar con otro mercado.

Otros datos a tener en cuenta

En la infografía resumo los datos principales, pero hay más que me parecen interesantes:

  • Los posts son el principal tipo de contenido con un 96% de respuestas positivas. En el otro extremo, los guiones para infografías/vídeos se quedan con el porcentaje más bajo, un 17%.
  • El plan de contenidos es el servicio complementario más ofrecido por los redactores, llevándose el porcentaje más alto en los 3 años de encuesta. Al final de la lista se encuentran empatados con un 14% el diseño web y el contacto con medios/influencers.
  • Me interesaba especialmente la respuesta a la especialización temática: los datos están bastante equilibrados así que no son muy concluyentes. Sí varían al compararlos con otras respuestas: los no especializados escriben menos piezas pero de más palabras que los que sí lo están y además cobran más por ellas. ¡Sorpresa!
  • La principal vía para obtener clientes es la recomendación (76%) y la menos utilizada es vender a puerta fría (14%).

En la encuesta, hay una pregunta directa sobre el volumen de trabajo respecto al año pasado. La respuesta media se queda en 3,4 sobre 5 así que podemos decir que es ligeramente mejor que en 2018. De todas formas, comparando los datos con los 2 años anteriores, me da la sensación de que hemos retrocedido a los de 2017 porque las respuestas son más parecidas que a las de 2018. Pero se puede matizar que se escribe más y se cobra más.

Algunas referencias sobre los 55 participantes:

  • Sus años de experiencia rondan los 9 años y medio (mínimo 1, máximo 26).
  • Se concentran en 3 áreas geográficas: Comunidad de Madrid (30%), Catalunya (22%) y Comunitat Valenciana (15%).
  • Su formación es muy diversa: desde quien no tiene estudios universitarios hasta quien ha hecho varios cursos de postgrado; las carreras incluyen mayoritariamente periodismo, comunicación audiovisual, publicidad y RRPP, pero también humanidades, filología, historia, empresariales, telecomunicaciones…; los másteres incluyen posicionamiento web, social media, marketing online, comunicación corporativa… ¡Hay mucha variedad!

Acabo volviendo a agradecer el tiempo de los participantes y deseando que alguno de estos datos sirvan para dar un poco más de visibilidad a esta profesión.

9 años enviando mi newsletter cada lunes

El mes de agosto es el que más gente deja de trabajar para descansar (lo llaman vacaciones), así que en general hay bastante tiempo libre para dedicarlo a lo que se quiera (ocio o negocio). Hace 9 años, tal día como hoy, me pareció un buen momento para empezar una newsletter semanal sobre marketing de contenidos. Y sigo haciéndolo desde entonces, me sigue pareciendo buena idea. Aprovechando el aniversario y comparto algunas ideas, además de animarte a suscribirte.

Momento «abuela Cebolleta»: el interés por el correo electrónico de entonces no se puede comparar con el de ahora (los ciclos, ya se sabe). Pero el año pasado, RGPD mediante, desheché el objetivo de aumentar mi base de datos y no me arrepiento, aunque parece que voy contracorriente, una vez más. Me quedo con la calidad, con los que quieren algo más que un ebook. Adiós a la gente que hace bulto.

Momento «estadísticas»: los datos varían con los diferentes tipos de envíos que hago. Las newsletters especiales con algún ebook son las que tienen más aperturas y clicks, pero en general la media ronda el 24% y más o menos el mismo porcentaje para los clicks de los que han abierto. Aunque el dato que me interesa es dónde hacen click, para ver qué tipo de contenidos y niveles de madurez prefieren.

Momento «habla el suscriptor»: tengo una pequeña encuesta para que los suscriptores puedan opinar sobre las secciones de mi newsletter y otros temas. La media que le dan es de 8,3, aunque a la mitad les gustaría que cambiase el diseño y una tercera parte me piden elegir la sección a recibir. También me dicen que los 9 enlaces que recomiendo suponen mucha información para digerirla un lunes a primera hora. ¡Qué le vamos a hacer!

Momento «lo mejor que me ha pasado en la vida»: la mayoría de las veces que oigo esta frase tiendo a pensar que es una exageración. Así que no la diré en referencia a mi newsletter porque lo mejor es mi blog, lo tengo claro. Dejémoslo en tercera posición, es decir, es importante pero no determinante en mi vida profesional porque tengo clientes suscriptores, pero también alumnos y usuarios que buscan aprender. Un poco de todo, aunque quizá cambie en el futuro.

Momento «bola de cristal»: confieso que ya estoy pensando en darle un nuevo rumbo a la newsletter. Pero un cambio tan grande como el del 300 se merece otro número redondo y seguramente se producirá en el 500, en marzo del año que viene. Así tengo tiempo de ir preparándolo todo bien porque también afectará a otras secciones de mi web. Como se suele decir, ¡permanece a la escucha (que te apuntes, vamos) y te enterarás!

Después de 9 años dedicándole un par de horas semanales, está claro que le tengo cariño a mi newsletter.  Forma parte de mi estrategia de contenidos y no voy a abandonar a mis suscriptores. Pero se avecinan cambios… ¡y hasta aquí puedo leer!

[Contenidos] Agosto: publicar o no publicar, ésa es la cuestión

Después de 14 veranos, mi blog ha pasado por todo tipo de agostos: meses normales en los que he seguido el mismo ritmo de actualizaciones que el resto del año, meses en los que he publicado menos, incluso meses en los que he publicado más. Mi blog es profesional y sigue mi ritmo así que es normal que haya un poco de todo.

Decidir si publicar o no en agosto forma parte de la estrategia de contenidos y depende básicamente de la actividad de la empresa: si el negocio está en temporada alta, los contenidos también. Si no, pueden quedarse en pausa o en mantenimiento mínimo. Por ejemplo, en mi barrio empiezan ya a verse los carteles de «cerrado por vacaciones» así que sería absurdo que esas tiendas siguiesen actualizando sus redes sociales si la tienda cierra.

Pero, ¿qué pasa con los negocios que no tienen ventanilla que cerrar? Pienso en tiendas online, instituciones o empresas de servicios en los que los empleados se turnan para cubrirse. ¿Merece la pena seguir publicando en agosto? Yo diría que sí, exactamente al mismo ritmo que está funcionando el resto de la empresa. Si hay una cuarta parte de la plantilla, pues un cuarto de publicaciones. Hay varias opciones para conseguirlo y demostraría que los contenidos no son unos accesorios sin importancia.

Precisamente porque conviene pensar en el contenido antes de irse de vacaciones, existe la posibilidad de que nadie se entere de que la empresa está a medio gas por vacaciones. Mezclando automatización y programación se puede conseguir. Esta es la solución a la que solemos recurrir los autónomos porque estamos acostumbrados a tener siempre un ojo mirando a nuestros proyectos, aunque alguno se pierda por el camino.

La duda sería si merece la pena o no publicar en agosto, es decir, si no va a haber nadie escuchando. Qué opinas: ¿desconectamos menos en verano o nos enganchamos más? Cada sector funciona de forma diferente, pero la buyer persona debería tener la respuesta. Si no, recurrir a las estadísticas es lo mejor para saber si tus contenidos reciben la misma, menos o más atención.

Por ejemplo, te cuento un dato de mi web del año pasado: en agosto tuve casi un 2% más de visitas que en julio (lo cual hace suponer que mi audiencia no desconectó), pero en septiembre tuve un 5% menos de visitas (supongo que la vuelta al cole es peor de lo que parece). Entonces, ¿quizá debería publicar más en agosto y menos en septiembre?

Es posible, pero al fin y al cabo mi blog es también personal y puedo hacer lo que quiera con él. Así que, como me estoy centrando en acabar mi nuevo libro (¡el 15!) y además desconectaré por vacaciones (sí, también las hago y tan feliz), desde hoy dejo el blog en pausa hasta septiembre. Pero no te abandono del todo: por un lado, modificaré el contenido de mi newsletter para, en lugar de hacer una nueva guía en 10 pasos, revisar las que ya tengo y que se hayan quedado algo desactualizadas. Y, por otro lado, seguiré en redes sociales un poco como hasta ahora: publicando lo que pueda y me apetezca.

Así que la cuestión del título, de si publicar o no en agosto, tiene muchas respuestas posibles. Te he contado la mía, pero no significa que deba ser la tuya. Si tu carga de trabajo te lo permite, puedes seguir con el mismo ritmo que hasta ahora o relajarte y aprovechar para revisar la calidad de tus contenidos, actualizar tu plan de contenidos o incluso cambiar el diseño de tu web, es decir, cualquier otra tarea para la que «no tenías tiempo».

Es tu decisión.

Media News S30 A19

Televisión
¿Quién no ha visto algún minuto de «Bricomanía»? Yo más de uno y eso que no se puede decir que me guste el bricolaje precisamente. Pero les reconozco el mérito: cumplen 25 años en antena y no me extraña porque están acostumbrados a hacer que lo difícil parezca fácil. En este cuarto de siglo han cambiado de cadena y de escenario, aunque mantienen el mismo espíritu. Eso sí, con más de todo porque la última vez que los vi sacaban cacharritos de lo más modernos, todos ellos con el nombre y modelo bien claro por si el espectador los quiere comprar. ¿Pierde eso la esencia de cómo empezaron? No lo creo, como todos se han ido profesionalizando, igual que hace la audiencia.

Internet
Estos días Twitter ha hecho su anunciado cambio de diseño. Es cuestión de acostumbrarse porque le veo más pegas que ventajas. Pero, más que de las funcionalidades, lo que me llama la atención es el camino que han seguido. Primero lo actualizaron en la app y después en la web. Se podría pensar que querían testearlo antes, pero diría que no es así porque el resultado es que ahora la web parece sencillamente una versión móvil. Así se unifica la experiencia, eso seguro. La pregunta es si hace falta que todo se simplifique tanto. Esta tendencia de diseño (no son los primeros) me hace volver a preescolar, cuando todo era fácil. ¿La experiencia no debería hacernos más hábiles?

Cine
Podría hablar del éxito de taquilla de «El Rey león» o del nuevo récord de «Avengers: endgame», pero la verdad es que me ha llamado más la atención el reboot de «Blade». Cuando se utiliza esa palabra, se ha de abrir la mente a todo tipo de posibilidades. Es obligado hacerlo porque si no se puede llegar a no entender nada y dudar de todo. Quedan unos cuantos años para verla, de hecho incluso para que alguien proyecte cómo encaja en el universo Marvel. Así que tenemos tiempo de empezar a imaginarnos cómo afectará el cambio de actor, de Wesley Snipes a Mahershala Ali. Será un poco más joven y quizá represente mejor su lucha interna por su suero, pero no me creo que se deshaga mejor de los chupasangres.

Publicidad
Hay dos temas que resuenan mucho estos días y la publicidad los ha aprovechado como buena descubridora que es de lo que la gente está hablando. 1/ La llegada del Hombre la Luna. La tele va llena de programas especiales, algo has tenido que ver, seguro. Si no tenías ni idea del aniversario, el spot de Volkswagen te parecerá exagerado. Yo diría que lo han clavado, una misión muy acertada. 2/ Cierta app haciendo envejecer a propios y extraños. Aunque parezca extraño, los dos temas están relacionados porque Potigás aprovechó para recordarnos que algunos residuos duran más que nosotros mismos. Mejor por más extremo que el aficionado que se inventó una gráfica en nombre de Nivea.

[Contenidos] Anuncios que son marketing de contenidos

Cuando definimos un concepto, sirve tanto decir qué es como lo que no es. Por eso al definir «marketing de contenidos» como contenido útil para el usuario también se define como opuesto a la publicidad que vemos por la tele. Ésta no suele ser útil para el usuario porque su objetivo no es aportar conocimiento a clientes potenciales, más bien es persuadirles a que compren.

Me atrevo a dar un número basado en mi experiencia: el 99,9% de los anuncios no son marketing de contenidos. Pero unos pocos, muy pocos, sí lo son porque son capaces de inspirar. Así que, un día cualquiera, en un corte publicitario cualquiera, tienes pocas probabilidades de encontrarte con uno. Y quizá, justo en ese momento, estás frente a la nevera buscando una bebida fresquita o mirando el móvil.

Los anuncios que son marketing de contenidos con difíciles de cazar, no abundan. Por eso cuando, repasando para hacer un Media News, me encontré con dos ejemplos que podrían considerarse así, me sorprendió. Vale, dos golondrinas no hacen primavera, pero me ha hecho recordar otro par de campañas más antiguas. Aprovecho para comentarlas todas juntas.

La más reciente es de El Ventero. Podríamos decir que llama la atención por «imitar» a los clásicos Tip y Coll o que recupera el uso del jingle, muy de la época de la pareja humorística. Pero lo que convierte las piezas en casos de marketing de contenidos es que nos explican, por ejemplo, cómo hacer una lasaña, perdón, quesaña. Eso sí, en su versión larga porque en la corta que hace de recordatorio pierde totalmente el sentido de receta.

Otro ejemplo: ¿te acuerdas de los anuncios navideños de Nestlé y Buitoni de hace un par de años? Te enseñaban cómo hacer un solomillo Wellington, una estrella de Navidad o una tarta de manzana, cada uno en los tradicionales y televisivos spots de 20 segundos. Además, si querías una versión larga, estaba la receta más detallada de la tarta así que han reciclado bien el contenido entre canales. La prueba de que es marketing de contenidos es que puedes hacer esos ricos alimentos sin usar su producto.

Piénsalo bien: si un post explicando una receta es marketing de contenidos, ¿por qué no hacerlo en spot? La mayoría de los productos de alimentación podrían hacerlo, como el último de Bimbo. Pero ahí su objetivo no es mostrarnos maneras de hacernos un sandwich, así que no sería un ejemplo tan directo de marketing de contenidos. Es mejor el clásico de su Semilla de oro porque, aunque pueden probar «la receta» que cuentan con otro pan, quizá no lo aguante: una buena mezcla de spot y content marketing cuando ni se hablaba de ello.

Esa suele ser la salida más habitual del marketing de contenidos: poner algo de promo no vaya a ser que inspiremos al usuario pero se vaya con la competencia. Es también lo que hace el último ejemplo que recuerdo: ¿cómo olvidar el spot de Vanish en el que salían personas explicando la mejor manera de quitar una mancha difícil? El truquito, claro, era usar el producto así que la promo es más bien descarada, pero el espíritu es muy del marketing de contenidos: un tutorial para que aprendas algo que necesitas.

Son pocos casos, y algunos son dudosos. Pero es que, en realidad, no tienen por qué mezclarse las cosas. Si el marketing de contenidos funciona bien en un post para el blog, vídeos para las redes sociales o donde sea, ¿hace falta también usarlo en los anuncios de televisión?

¿Qué ejemplos conoces de anuncios que sean #marketingdecontenidos? Compartir en X

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