Cine
Podría comentar la increíble cifra de películas que tiene en marcha Eric Roberts o el vídeo de Marvel que tanto está gustando. Pero esta semana he visto «La cena de los acusados» y, ¡por fin!, he conocido a los personajes que inspiraron a Dick y Dora Charleston (y su perro) en «Un cadaver per postres«. Comparándolos, no sé quién imita a quién porque «el original» parece más parodia que «la copia». Su historia es la misma, pero el comportamiento bastante diferente. Intentaré ver las otras cinco de la serie «original» para acabar de encontrar los parecidos, pero, por otro lado, superar a David Niven es difícil. Eso sí, el perro es clavadito.
Televisión
¿»Esqueje» como traducción de «spin-off»? Suena a broma, pero es lo que propone la Fundéu. Sus motivos tendrá para semejante idea, no quiero ni pensar a quién se le ha ocurrido porque me extrañaría que fuese alguien mínimamente conocedor del sector. Prefiero «serie derivada», aunque me sigue sonando mejor el «anglicismo innecesario». Otro invento televisivo que aún no tiene nombre son las series de pocos capítulos, ¿se le puede seguir llamando así cuando no tiene los típicos 25 capítulos, pero tampoco es una miniserie? Cada vez hay más temporadas cortas, ¿alguien se inventará un nombre que suene bien? ¿Bonsay, quizá?
Internet
En dospuntocerolandia hay gente de todos los niveles: lo que para ti es archiconocido resulta que es nuevo para otra persona; lo que tú no cuentas porque es muy básico, es lo que alguien necesitaba saber. Si defines una estrategia tendrás más claro, no solo tu nivel, también el de tu audiencia y así podrás decidir si has de subir o bajar el nivel de tus contenidos. Tus objetivos serán determinantes también para orientarte porque, en general, lo básico es lo que aparece antes en buscadores y consigue más interacciones. El motivo es sencillo: los datos enciclopédicos son fáciles de compartir, incluso automatizables; el conocimiento que surge de ellos no tanto.
Publicidad
Las marcas, o al menos su publicidad, reflexionan sobre la confusión (Burger King) y la incertidumbre (Cupra). Estamos en una época en la que ambas han sonado mucho y son buenas oportunidades para aprovechar estos conceptos, pero son dos acercamientos diferentes. Una pone varias situaciones cotidianas con las que una gran parte de la población puede sentirse identificada, otra se centra en solo una (la cercana a su marca por muchos flashbacks que use) y así es más difícil de integrar en el día a día de quien mira el anuncio. Una despierta una sonrisa resignada, otra motiva aunque no está claro a qué. Así es la buena publicidad: llama la atención, aunque no siempre entiendas por qué, simplemente te gusta.