Después de saber que la multa por provocar el caos en Boston anunciando una película de dibujos animados sube a 2 millones de dólares (aunque quizá sea rentable), me quedo más tranquila al ver la publicidad simplista que utilizamos en España.
Lo más ¿extravagante? que hacemos es poner pegatinas (y un buen rato que estuve pensando qué podían ser). Y si preocupa la normativa municipal, ¡imagínate pagar una multa!
Lo habitual es un spot por aquí, un cartelito por allá, un minisite resultón y si añadimos un banner por algún sitio más ya tendremos una campaña tradicional. Algunos se conformarán, pero por suerte hay quien quiere más. Aunque no sé qué fue antes, ¿el creativo que pierde el miedo a dar una buena idea o la marca que pierde el miedo a diferenciarse del resto?
La creatividad no se vende sólo en un slogan o con un buen diseño, hace falta arriesgar.
Si nuestra publicidad es convencional, tradicional, poco innovadora y ¿aburrida? no debería extrañarnos no estar en la lista de marcas recordadas o de campañas contagiosas. Por cierto, tampoco debería sorprender que si el tema no es interesante, los blogs de marketing en español tampoco sean reconocidos.
¿Es posible innovar en publicidad sin cerrar carreteras? ¿Quién habría podido hacer algo así aquí?
Anteriormente… los buenos anuncios escasean.