Internet
Cayó y todos caímos con él, o casi todos. Si falla Google, el mundo se detiene. Es como dejar de tener conexión porque a todo ¿lo relevante? se accede desde su cuenta. Sus pérdidas se miden por segundos y su rato le debió costar millones. A los usuarios nos cuesta valorar económicamente lo que hacemos o dejamos de hacer, pero como mínimo es un tiempo que tuvimos que recuperar de alguna manera después. Al ser herramientas gratuitas (para la mayoría), no podemos quejarnos y pedir una compensación como se puede hacer si el transporte público nos hace llegar tarde al trabajo. En el mundo online nos dejan tirados y lo único que podemos hacer es quejarnos en el muro que siga abierto.
Televisión
Se acerca la época de cambiar de televisor, no porque el resto del año no se pueda hacer, más bien porque sus embalajes pronto empezarán a ocupar espacio en el contenedor de reciclaje. Eso si caben, porque hay quien las deja fuera como si quisiera fardar de modelito. Lo mismo pasa con las cajas de los juguetes el día de Reyes, ¿será que la tele es un juguetito para los adultos? Considerando que siempre hay datos que hablan de tercera ¿o era cuarta? pantalla, quizá la nueva no substituye a la anterior, solo se suma una más. Pienso en ello tras encontrarme (de nuevo porque en las redes sí se recicla de lo lindo) con la marca de bicis que usaba en su packaging un televisor para evitar roturas.
Publicidad
Quedan solo unos días para Navidad, pero aún hay muchos anuncios creados para estas fechas. En La Criatura Creativa han seleccionado unos cuantos (dicen que son los mejores del 2020, pero ya se sabe que eso es algo subjetivo). Sin tener en cuenta las buenas intenciones típicas, una cosa que me llama la atención es que más o menos la mitad son de animación. Repaso mentalmente los últimos cortes publicitarios y no, no hay tantos spots protagonizados por animales digitales ni familias hechas por ordenador. ¿Se supone que así se reflejan mejor los valores que quieren transmitir? ¿Por qué no lo hacen el resto del año?
Cine
Rueda de reconocimiento y álbum con fotografías de sospechosos, elementos clásicos de las pelis de polis. Pero, ¿de dónde salen? Actores en ciernes o figurantes sin frase, ¿no? Pues cuidado porque podrías ser tú. Es lo que parece ser que le ha pasado a alguien de Valencia. Suena a inocentada o a una app para poner tu foto y que parezca que Papá Noel tiene una ficha con tu cara. Pero no, es una demostración de la importancia del consentimiento: si no se da explícitamente, no se da. Hoy en día se puede aprovechar alguna de esas páginas en las que se generan avatares que no existen o variaciones irreconocibles de una cara. Usar fotos reales parece de una época anterior a 2016 (de cuando era la peli en cuestión).