Me perdí la presentación en el Coliseum, pero no quería perderme el estreno de «El caballero oscuro» (más aún siendo Día del espectador). Así que ahí estaba yo, en la primera sesión, más que dispuesta a disfrutar de lo que prometía ser una gran película. Pero, en contra de lo que habrás podido leer en cualquier otra crítica, «El caballero oscuro» no me gustó. Te aviso, no sigas leyendo si aún no la has visto sino quieres conocer detalles del argumento.
Es cierto que la música acompaña bien los movimientos descritos más que correctamente por el director, lo cual ya es mucho y sin duda ayuda a hacer una buena película. Pero quisiera centrarme en dos aspectos: la interpretación y el guión. El primero como punto a favor, el segundo como punto en contra, aún a riesgo de ir en contra de toda la blogosfera cinéfila.
Primeramente dejar constancia de que vi la película en versión doblada, un gran error por lo que me han dicho. De todas maneras, no hay queja posible del trío protagonista. Diría que nunca había visto a un Batman tan hablador, tan necesitado de expresar sus sentimientos, tan deseoso de sacarse la máscara… tan humano, en una palabra.
Sobre el Joker, imposible no darle un sobresaliente a una genial interpretación. En ningún momento echas de menos al bueno de Jack, al contrario, si no lo olvidas en el primer atraco lo harás en cuanto explique una de sus supuestas razones por las que lleva la cara así. Precisamente porque es un personaje tan interesante, encuentro que no tiene el protagonismo que merece. Aunque, eso sí, sus apariciones son todas memorables.
Enlazando con el tercer protagonista, es curiosa la dualidad que utiliza el Joker para deshacerse de la chica y de un barco lleno de gente. Sería más propio del fiscal convertido en Dos caras pero éste aparece hacia el final de la película y no acaba de tener tiempo de mostrar una villanía como esa. De hecho, sigue siendo un buen fiscal y se libra de los polis corruptos.
Es momento de hablar del guión, es evidente que define bien a los personajes y les da la vida, pero de manera desigual. Durante toda la película el fiscal, como caballero blanco, es la antítesis de Batman hasta que, para no enturbiar su memoria y dejar que la ciudad tenga un referente de honor, él se convierte en el caballero oscuro y acaba siendo perseguido por la policía como si él fuese el culpable (me sentí igual que el hijo del Comisario Gordon). Se acaba definitivamente el héroe, aunque tan solo ha estado presente en un par de escenas de la película.
No es precisamente una película de héroes, así que tampoco hay tiempo de que sea de villanos (lo cual es una lástima porque Joker prometía mucho juego). Más bien la película trata de una crisis de personalidad heróica Batman, por llamarlo de alguna manera. No hay espacio para luchar contra los malos, aunque sean los que provocan la crisis.
Bueno, en realidad se intentó que entrasen aumentando metraje así que, cuando ya pensaba que se acababa, se alarga la película hasta las dos horas y media. En pocas palabras, se me hizo larga. El Joker va y viene de la historia, turnando sus minutos con el del fiscal y después con Dos caras. Llega un momento en que Batman casi me parece un secundario, llevándose Bruce más protagonismo.
Veremos a ver cómo en la próxima vuelve a convertirse en héroe aclamado por la ciudad de Gotham, sobretodo habiendo roto la batseñal. Porque, aún después de decir que no es una peli de héroes, hay una cosa que hace que Batman siga siendo un héroe: está solo. Va con el traje y la máscara, no hay espacio para una debilidad como el amor.
En resumen, podría calificarla de buena película (seguro que si vuelvo a verla dentro de un tiempo me gustará mucho más) pero ni de lejos me parece una obra maestra. Me sobra el trabajador que descubre quién es Batman, la chica, Dos caras y si me apuras hasta el fiscal; me falta Joker y Batman enfrentándose de verdad. Me sobra drama, amor y psicología y me falta acción heróica.
Ese fue mi error, nuevamente, crearme unas expectativas que no se cumplen.