Redacción de contenidos web
Hay muchas, muchas maneras de vencer al bloqueo pero esta ruleta de la fortuna que construye frases (vía) tiene algo de divertida tontería que te hace seguir dándole al random para que aparezcan nuevas frases. Quizá no se puedan aprovechar para escribir posts pero desde luego activan la imaginación y puede ayudar al menos a olvidar por un momento los nervios de ver que la página en blanco no se llena. Por cierto, el próximo lunes mi newsletter llega a su número 10 y ya estoy preparando la forma de celebrarlo.
Internet
Antonio no se pone ni exagerado ni romántico al escribir sobre los RSS: estoy con él en que son imprescindibles. Yo no puedo, ni quiero, imaginarme una blogosfera sin feeds. No le veo el sentido precisamente porque va en contra de lo que significa la blogosfera: compartir. Antes, hace décadas, no eran necesarios porque no había muchas fuentes pero hoy, con la de blogs interesantes que existen, es imposible seguirlos todos si no es con un lector tipo GReader.
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El nuevo spot de Enel me recuerda al de Renault (talleres o algo así) en el que un hombre llevaba a reparar su furgo del siglo pasado y se sorprendía de ver los coches que había en la actualidad. Aquí ocurre lo mismo pero se ve realmente el viaje en el tiempo de un hombre que trae la luz a un pueblecito y que pasados unos kilómetros (años) se encuentra con un coche eléctrico. Una manera demasiado evidente de reflejar los avances que también hizo Ferrari para contar su historia.
Cine
Otro viaje en el tiempo, el de «Regreso al futuro». En TBDC descubro unos minutos de un Marty MaFly que no es Michel J. Fox. Increiblemente, Eric Stolz empezó con el papel pero fue reemplazado por suerte para una de las mejores trilologías del cine. Aunque para las otras se hubiesen inventado algo como harán en «The Bourne legacy» que, al estilo de «Aída», llevará el nombre de un personaje que no aparecerá en la peli.
Televisión
Seguramente lo peor que le puede pasar a un actor es que al verlo solo pienses en uno de sus papeles pasados o que te recuerde a otro actor. Pues las dos cosas me pasan con los protagonistas de «The good guys«: ver a Colin Hanks es ver a su padre y ver a Bradley Whitford es recordarle en «El ala oeste de la Casa blanca». Aún así, después de ver tres capítulos casi seguidos, la serie es divertida por guión y sobretodo por montaje.