Televisión
¡Por fin! ¡Por fin acabó «MasterChef 11»! Ver cada día un cachito durante estos meses ha sido más malo que bueno. Se me ha hecho eterno, parecía que no acababan de irse los que claramente aportaban poco al cocinado… al espectáculo ya es otra cosa. No se puede negar que en esta edición ha habido mucho de eso… 20 minutos tardaban cada vez en arrancar a cocinar, ¿para eso hacen falta dos programas a la semana? ¡Y qué decir de toda la gente que ha pasado a saludar! Hasta tenían que juntar a varios a la vez porque les sobran invitados y los relevantes culinariamente hablando quedaban diluidos entre tanto salseo.
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Habemus anuncio veraniego de Estrella Damm y no he aguantado verlo más de 1 minuto. Y eso que tenía intención, es decir, he ido a buscarlo cuando me enteré del lanzamiento. Pero ni así. ¿Necesito la versión cortita, una pildorita que me lo concentre? Más bien creo que no soy el público porque ni había oído hablar de la protagonista, así que su vida de buenas a primeras, pues no me interesa. Quizá resulta que si le dedico tiempo descubro cosillas, seguro. Pero lo mismo me pasa en el metro y no me pongo a hablar con gente para entretenerme. Así que no, esta vez no puedo decir que me haya gustado la campaña.
Internet
Nos pasamos el día navegando. Hay páginas que visitamos tantas veces que las conocemos al dedillo. Pero, en realidad, es probable que no las veamos igual que otras personas que también creen saber cómo son. Esa tipografía que ves normal, quizá es especial y ni te enteras. Esos colores, puede que no sean los mismos que los de mi pantalla. Tampoco la resolución, claro. Así que hay muchas versiones de lo que tú ves. Por eso, cuando navegando por una web veo algo que no cuadra, me pregunto a cuánta gente le habrá pasado: ¿saldría a cuenta poder reportar este tipo de errores para que los tuviesen en cuenta?
Cine
El mundo de los preestrenos es una de esas promociones que gustan a la gente. «Te invitamos a…» suena genial, aunque aquello de regalar entradas a los primeros que hagan algo parece que ya no es rentable para las empresas y prefieren hacer sorteo entre los que les ayuden a conseguir visibilidad. Aun así, no abundan los que tienen el plus de ver a alguien importante. Y los que hay ni siquiera están cerca… ¿coger un tren, dormir ahí y volver al día siguiente solo para ver una película? Si hubiese algún incentivo, pero bueno de verdad, quizá. Pero para ver una peli que en un mes estará para ver desde el sofá, no.