Televisión
La semana pasada se estrenó «buenAgente» en laSexta pero mañana no pienso ver el segundo capítulo: ya tuve más que suficiente de eso que llaman éxito. Se me hizo largo, previsible, sin gracia… aburrido, para resumir. Le di una oportunidad porque pensé que tendría algo de humor pero de lo que está lleno es de tópicos sin interés. Siendo un piloto, ¿no tendría que tener más gancho? Y los personajes, ¿no tendrían que tener un poco más de chispa?
Cine
Dos series me han recordado estos días a dos películas: por un lado, el 4º capítulo de «The whole truth» y «Las dos caras de la verdad» y, por otro, «Los misterios de Laura» de este lunes y «Plan de vuelo: Desaparecida» (aunque curiosamente esta peli no la he visto). Así que me pregunto si los guionistas se sintieron inspirados o, magia de la creatividad, surgieron los argumentos sin ningún tipo de influencia previa. El problema es que rompe totalmente el ambiente y se hace previsible el final.
Redacción web
Estos días se ha celebrado allá en los USA la Confab 2011, the content strategy conference. Siguiendo los tuits con envidia, los asistentes han dejado claro que había merecido la pena ir. Independientemente del hecho de que hace tiempo que no tengo esa sensación, me da por pensar si este tipo de jornadas tendrían aquí el mismo éxito. Para empezar, ponentes habría pocos pero también porque no parece que haya mucho interés en este tema.
Internet
Si te lo quieres tomar con humor, puedes con este vídeo que recomienda Benito Castro en su blog: el papel no va a desaparecer. Y tampoco lo harán los blogs, la publicidad o cualquier otra cosa que hayan matado últimamente esas personas que tienen prisa porque la tecnología o simplemente la sociedad evolucione. No hay por qué buscar un final a cosas que son útiles tal y como son pero, sobretodo, también con usos que todavía no hemos descubierto.
Publicidad
Curioso ejercicio de cambio de identidad corporativa el que encuentro en El blog del Marketing: ¿el logo de Coca-cola funcionaría igual si la marca se llamase Pepsi? ¿La tipografía de Twitter sobre el nombre de Facebook? Me recuerda a esos juegos de brain training donde las letras dicen un color pero están en realidad coloreadas de otros. Aquí lo mismo, el mundo al revés no funciona tampoco en publicidad. Son iconos que tenemos tan claros que los interpretamos sin pensar.