Cine
El pasado fin de semana fui a ver «Valor de ley» con el único recuerdo de su final. No te preocupes que no lo contaré, simplemente quería aprovechar la excusa de la película para repetir (después de 6 años escribiendo aquí seguro que ya lo he dicho alguna vez) que el género del western me gusta por esos planos tan generales en los que no se ve más civilización que una casita con cuatro caballos. Esa sensación solo se aprecia en pantalla grande.
Televisión
Este lunes volvió «CSI» a ocupar la parrilla de TeleCinco pero antes nos colaron un ratito de «Spartacus», la serie que estrena hoy Cuatro. Si esto ya es extraño aún con fusión de por medio, más lo es si tenemos en cuenta que antes ya habían puesto la careta de entrada de Miami. Cada cachito, eso sí, regado con un bloque de publicidad para que no se nos olvide qué somos: telespectadores vendidos a peso.
Publicidad
A pesar de lo que acabo de escribir en el apartado, confieso que veo poca publicidad: suelo grabar las series y pasar los anuncios. Puestos a confesar, a veces también retrocedo varios minutos para poder ver otra vez un spot. Aún así la sensación que tengo es que cada vez más los veo online que en la tele. Y es que cada vez se filtran (en ambos sentidos, de avanzar la noticia a elegir las mejores) más campañas, por ejemplo la de Milka, siempre mi tierna tentación, que ahora parece que venda bombones en lugar de tabletas de chocolate.
Internet
The Coctail Analysis ha publicado los datos de la 3ª ola del Observatorio de las Redes Sociales. Me quedo con el dato del 86% de usuarios de Facebook que dice haber interactuado en algún momento con alguna marca frente al 17% que dice hacer lo mismo en Twitter. En cambio hablando de recuerdo, el porcentaje de Twitter sube hasta el 86% mientras que el de Facebook baja al 61%. Se demuestra una vez más que estas dos redes son muy diferentes.
Redacción web
Revisar, revisar y revisar. Parece de sentido común hay muchas personas que se lo olvidan. Podríamos discutir si al tratarse de personas se puede perdonar o no pero seguro que estamos de acuerdo en que si se trata de páginas web corporativas tienen que estar sin faltas. Y para eso, ya lo he dicho, hace falta revisar, revisar y revisar. Leer y volver a leer después de la edición. Que la prisa por terminar el trabajo nos haga saltarnos la revisión de los textos, ya sean posts como este o un mail.