A poco que leas un par de blogs o algunos de esos mal llamados medios digitales, te habrás encontrado con algún tópico recurrente. Frases como que el contenido es el rey, por ejemplo, que se repiten hasta la saciedad y sin que muchos sepan realmente qué significa. Pero no importa, lo reproducen también ellos y siguen dándole al retuit y ‘Me gusta’ porque es lo que todo el mundo quiere oír y, por tanto, lo que se ha de decir. ¿O no?
Ocurre lo mismo con algunas horribles canciones pegadizas, esas melodías que parecen estar diseñadas para gustar a la masa, para ser número 1 veraniego de listas de medio mundo, de descargas o de lo que sea que ahora determine que es un éxito. Proliferan cantantes y grupos que parecen clones sacados de cualquier película de replicantes que no tienen mayor comprensión sobre lo que cuentan que una oveja eléctrica. Repiten fórmulas que otros ya han explotado pero les sigue saliendo rentable así que pocos experimentan para encontrar su propia voz. ¡Lástima!
En esos mares nos movemos los que tenemos pegado un oído a lo que pasa en los medios sociales, como les ocurre a los que escuchan la radio: oímos una y otra vez lo mismo sin que ya nada nos motive a subir el volumen y dejarnos llevar por la música o por la letra. Al contrario, casi queremos apagarla de la saturación que llevamos encima. A nuestro lado, gente tatareando el mismo ritmo que llevamos años oyendo, maravillados por lo que, aunque fue nuevo hace ya un tiempo, para ellos es ahora novedad. Por un momento recordamos aquella época en la que lo fue para nosotros… y suspiramos con añoranza recordando aquello de que lo importante es la conversación.
Algunos oídos se saturan de escuchar siempre lo mismo, se vuelven inmunes y desarrollan la capacidad de pensar por si mismos. Se crean entonces líneas que podrían llamarse alternativas. Merecen la pena aunque sea por poco tiempo porque, por muy opuestas que sean, serán las dominantes en poco tiempo. Y es que si algo sabe hacer muy bien el ser humano es adaptarse y hacer pasar por suyo algo que no lo es.
Tatareamos lo que otros han inventado, sin preocuparnos de crear nuestra propia canción, la que explique nuestra historia de verdad. Claro que podemos adaptar lo de los demás a lo nuestro y eso de que ‘todo está inventado’ muchas veces es cierto. Pero el reto está en tratar de demostrar que no es una verdad absoluta, que la manada no siempre afina y que algunas veces una mente puede ser maravillosamente creativa estando sola.
Empieza a crear tu línea alternativa. Escribe tu historia. Encuentra tu voz.