Al llegar a casa, la agotadora jornada laboral termina. Una manera de relajarse y olvidar los problemas es encender el televisor y reclinarse en el sofá, entre muchas otras opciones menos practicadas.
Es momento de no pensar, de dejar que otros lo hagan por nosotros, de abrir los ojos a lo que sea. Estamos tan cansados que vemos cualquier cosa que nos hace olvidar nuestra repetitiva vida. Da igual si es una película, una serie, un concurso o la vida de alguien despellejada… incluso las noticias.
Pero deberíamos cuidar (aunque no sé si con casco) nuestra alimentación televisiva igual que nos cuidamos de accidentes porque también puede causar enfermedades la pasividad con la que miramos la vida desde la televisión.
Viñeta de Eneko en el 20 minutos de ayer.
Anteriormente… la tele como experimento de control mental.