Cine
Si te digo el título de una película, seguro que te viene a la mente alguna imagen. Quizá el tráiler, el final, la música en una escena clave… tantas opciones como espectadores. Puede ser un personaje que aparezca poco pero sea lo más destacado, una canción que resume la película y cada vez que la oigas la recuerdes o unos títulos de crédito tan maravillosos como las historias que preceden. Todo resumido y compactado en una palabra, una frase. Así archivamos los recuerdos de las películas, con sus títulos. Es curioso que los sueños, aquello que se supone fabrica el cine, no se conserve igual.
Televisión
A finales del siglo pasado (lo que sería la década de los 90), triunfaban los programas tipo «Vídeos de primera»: el público enviaba sus vídeos para que apareciesen en televisión lo que les había pasado, curiosamente, cuando alguien les estaba grabando. La mayoría eran situaciones entre tontas y fingidas, pero también había quien se lo curraba más. Ahora, estos vídeos se emiten en alguna sección de programas de televisión o en un formato expresamente creado para el confinamiento. Vienen en vertical porque están grabados con el móvil y, sí, la mayoría son tonterías, pero a la tele les sale gratis y a la gente le hace ilusión verse.
Publicidad
Siguiendo con el párrafo anterior, el mejor anuncio de la semana viene también en vertical porque está grabado en casa. Es de un tinte de l’Oréal, aunque podría ser de un iPhone si es con lo que Eva Longoria explicó cómo se teñía sus canas. Un reto parecido fue el que aceptó Paco León para grabar un corto con el nuevo Xiaomi porque ambos lo han hecho durante el confinamiento, es decir, en su casa y sin intervención de profesionales técnicos externos. ¿Ha venido la publicidad grabada en casa a quedarse? ¿Volveremos a creernos a los que intenten vendernos algo desde un estudio donde todo es más fácil de manipular?
Internet
Todo se puede analizar, solo hay que fijarse un objetivo y recopilar los datos. Si juntamos que las redes sociales proporcionan mucha información y que la gente tiene más curiosidad que nunca por tener conclusiones basadas en datos, el resultado son dos noticias de los últimos días. 1/ Un estudio sobre las palabras que utilizamos en Twitter para ver cómo evoluciona nuestro estado de ánimo (entre otras cosas). Y 2/ Alguien se dedica a revisar las videollamadas para analizar qué libros hay en las estanterías de los que salen hablando desde su casa. Repito: son datos, el análisis de cada uno viene después.