[Contenidos] Una buena presentación mezcla copywriting y storytelling

Tenía pendiente de hacer este post hace bastante tiempo, y eso que ya han pasado dos meses desde que lo solté en Twitter: hay presentaciones (léase PowerPoints) que son soporíferas. Esto ya ocurría antes, pero la proliferación de webinars del último año lo ha hecho más evidente. No todo el mundo tiene habilidades para hacer un webinar, por muchos conocimientos que tenga sobre el tema. Hay literatura sobre presentaciones, por eso este post no es una guía para hacerlas más atractivas ni incluye técnicas para hablar en público. Es más bien una reflexión, llámalo ligero toque de atención o simplemente recordatorio: el contenido de una presentación es una mezcla de storytelling y de copywriting, pero no siempre al 50%.

Empecemos por el principio: el título. Es una promesa de lo que vendrá, es decir, ha de servir para atraer público y convencerles de que merecerá la pena apuntarse a escuchar la charla. También ha de ser directo y concreto porque el espacio es limitado, aunque puede tener un punto SEO porque la mayoría de eventos se indexan antes o después de que tengan lugar. Ha de persuadir, así que es claramente copywriting.

Vamos al interior, donde igual de claramente se usa el storytelling (entendido como táctica). Sirve para mejorar la comprensión, generar empatía, conseguir cierta cercanía, ganarse la confianza de la audiencia… Es empezar por contar una anécdota de «cuando yo» o explicar algo que «me pasó el otro día» (aparentemente) sin venir a cuento, pero también es aplicar a esas historias que siguen el esquema «introducción, nudo y desenlace» alguna fórmula de copywriting como la AIDA, el PAS o cualquier otra. Es meterse de pleno en el customer journey y exprimir el momento wow.

Lo peor de las presentaciones online es no poder mirar a los ojos de la gente. Con suerte (si encienden la cámara) son del tamaño de algunos píxeles, poco más. Aún peor es tener problemas de conexión porque la imagen congelada no ayuda a saber qué pasa por sus cabecitas. La solución la tiene de nuevo el copywriting, concretamente, el copy estilo conversacional. No porque se tenga que escribir toda la presentación para leerla, más bien porque sirve de previsión para saber qué están pensando y así adaptar lo que se está diciendo a sus potenciales reacciones.

Hablando del material que acompaña o guía a quien está haciendo la presentación, suele tener una proporción inversa: a más storytelling, menos copywriting. Por ejemplo: una imagen bien grande y sin casi palabras da para contar de todo mientras que mucho texto obliga al leer y lleva al aburrimiento, lo opuesto que busca el buen copy. Cada persona tiene sus preferencias, pero el equilibrio entonces se consigue mezclando los diferentes tipos de pantallas a lo largo de la presentación para ajustarse también a los diferentes tipos de oyentes.

Existe un gran problema en el copywriting y es que, cuando la presentación tiene un gazapín, pierde por completo su efectividad. La mente se queda anclada en el error y no atiende a nada más hasta que se pasa de pantalla. Lo mismo que el storytelling es capaz de dispersar los pensamientos de la audiencia si no conecta con ella, por mucho que utilice imágenes fantásticas y se ponga una cita que parezca la mar de interesante.

Por último, sobre todo cuando se preparan presentaciones para otros como hago yo de tanto en tanto, las notas son un recurso útil: sirven tanto para que el ponente sepa qué ha de contar como de bibliografía para los asistentes (así cito yo las fuentes que uso en las mías). Ahí no hace falta el copywriting, pero sí el contexto del storytelling para que nadie se pierda por el camino.

Media News S03 A18

Internet
«Quizá luego»: ¿lo has pensado alguna vez cuando te has encontrado con un molesto popup? Los peores son los que solo te dejan entrar tu correo y esconden el botón de cerrar. Entonces más que «luego», pienso «nunca». Así que me gusta la propuesta de UnBounce porque realmente hay algunos mensajes que ya cansan con ese tonito de «yo no soy tonto». Una cosa es ser original, ponerle personalidad y hasta cierto humor en el microcopy y otra obligarnos a decidir si merece la pena dar los datos cuando acabamos de entrar en la página. Un «quizá luego» suena a «dame más tiempo» y eso no gusta a los que tienen prisa por convertir, pero a los usuarios seguro que sí.

Publicidad
He visto el último spot de BMW para su X2 así que les hago caso y les digo que no me gusta. Es más, me han entrado ganas de pedirles que repitan la campaña por otro camino porque el suyo se me está haciendo un poco pesadito. Lo de romper las normas y ese tipo de cosas está bien la primera vez que lo oyes, pero cansa cuando varios dicen lo mismo (es un mensaje demasiado parecido al de Mercedes). Me gustan los mensajes, claro, pero me molesta que lo digan como si fuesen órdenes. Se contradice precisamente con una de las frases que utilizan: «Elige lo que piensas». ¡Elección hecha!

Cine
Volver a ver los clásicos puede ser una alegría o un drama, y no por el género de la película si no por cómo han envejecido. Ocurre que ni nosotros somos los mismos, ni el contexto de la película, así que es posible que el recuerdo se estropee. Igual que las personas, las pelis también pueden envejecer mal, sin que nos demos cuenta. La lista de alguna de ellas incluye algunas muy sonadas en su momento. Tanto que quizá la leas pensando: ¡con lo que disfruté al verla (ejem, ejem) de joven! Pero si lees los motivos por los que las ponen ahí («Lo que es en realidad») quizá cambies de opinión.

Televisión
Se acaba una era, dicen, porque TeleCinco pasa a Cuatro el ¿programa? «Mujeres y hombres y viceversa». Lo dejo apuntado aquí, no porque tenga una cuota del 26% en la franja de 13 a 24 años, si no porque pensé que ya no se emitía. Algún TT veía de tanto en tanto que me hacía pensar incluso que se hacía en la MTV junto los varios shores que habitan en ese canal (originalmente) musical. Ni lo encontraba tampoco en los pocos programas de zapping que quedan. Me lo tomo como una muestra de que no iba muy bien pero tampoco lo quitan, lo que debe significar que aún tienen esperanzas de que mejore.

[Contenidos] Copywriting para no periodistas (resumen)

Hoy quisiera hablarte de copywriting. No puedo negar que muchos de mis alumnos son periodistas. Pero no todos. Tampoco niego que éste perfil tiene mucho ganado en lo que escribir contenidos se refiere porque ya sabe elegir las palabras adecuadas. Pero no es obligado tener el título de periodismo para dedicarse a redactar páginas web (ni posts).

Después de revisar bastantes textos escritos por no periodistas (gajes del oficio), hay dos cosas que suelen tienen en común:

  • Se centran en descripciones, digamos, aburridas.
  • Pretenden ser, digamos, literarios.

Ninguna de estas dos cosas son buenas formas de lograr un texto persuasivo, cosa que al fin y al cabo busca un contenido publicado en una página web corporativa. ¡Algún objetivo hay que tener! Tú decides cuál pero olvídate de poner la lista de productos o intentar que suene bien como si estuviésemos juzgando el conocimiento de la lengua. Eso no vende.

Lo escriba un periodista o no, un texto que vende es el que explica beneficios, no características. Por ejemplo, es importante saber cuánto cuesta un billete de avión pero más interesante qué hacer en el destino, ¿no te parece?

Para convencer, hay que saber mezclar la parte racional (características) y la emocional (beneficios). Entre esos dos mundos están las funcionalidades que pueden servir para unir las dos partes.

Una forma de combinar los dos mundos es dejar la lista de características para un PDF (muy práctico en el caso de fichas técnicas) y aprovecha el texto para los beneficios que es más fácil que le pueda interesar a más gente. En algunos sectores, esta es también una manera de ser encontrados porque no se busca el producto (aún no lo conoce) si no lo que la persona quiere lograr con él (su objetivo).

Resumen del capítulo dedicado a este tema en mi libro «Estrategia de contenidos«.

[Contenidos] Microcopy y persuasión para titulares

Hoy quisiera hablarte de la noticia estrella en Twitter la semana pasada: los tuiteros retuitean sin leer. Era algo que ya se intuía pero ahora es Dan Zarrella quien ha demostrado numéricamente que por muchos tuits que tenga una página no significa que se traduzcan en más clicks o visitas.

Quizá que el 14,64% de retuits tengan 0 clicks es una mala noticia para algunos pero a mí me sirve para demostrar lo importante que es el titular de un post o, por verlo desde más altura, el contenido de un tuit, aunque parezca que es poco el espacio que tenemos.

No hay más que ver, por ejemplo, lo que el diario 20 minutos llama ‘actividad social’ pare darse cuenta de que este tipo de noticia cala hondo en redes sociales, típicamente gustosa de noticias endogámicas. Aunque, quizá, algunos de esos sean los que con el titular se llevan suficiente información y no quieren leer más, como sugieren en La Vanguardia.

También me sirve para confirmar por enésima vez que a la gente le cuesta leer. Lo compruebo cada semana al ver las estadísticas de esta newsletter. ¿La relación entre dar a conocer un artículo solo habiendo leído el titular (hacer retuit) y leer el asunto de una newsletter y decidir no abrirla? Llámalo falta de tiempo o de interés si quieres pero ‘la culpa’ es del titular/asunto o, entonando un mea culpa, del redactor.

Hay quien prefiere escribir el título antes y hay quien lo hace al acabar: para los primeros es lo que les recuerda sobre qué han de redactar y así no irse mucho por las ramas, para los segundos es lo que efectivamente resume el contenido ya escrito y lo que le da unidad. Sea cuando sea que lo hagamos, el título guiará lo que escribamos.

Por otro lado, un mismo post puede tener diferentes titulares y no porque tengan diferentes funciones, si no porque cada lector lo interpretará y lo podría resumir a su manera en su propio tuit destacando lo que considere. No hay que olvidar que quién lo leerá también aporta su granito de arena al contenido… si es que lo lee.

La clave para conseguirlo no es jugar con las expectativas o hacer falsas promesas, el titular ha de inspirar al lector. Títulos de libros, de películas, de canciones, de posts, de artículos, de newsletters… todos son vías para conseguir que el usuario haga algo. Comprar, leer, compartir… lo que queramos.

Claro, desde nuestro lado de empresa se ve muy fácil porque tenemos muy claro qué ha de hacer, pero ¿el lector también? Hemos de lograr traspasarle la motivación en unas pocas palabras, menos caracteres que en un tuit y algunas veces ni siquiera con una oración completa.

La herramienta es el microcopy, la técnica es la persuasión. Convencerle de que nos dedique su tiempo, nos haga caso, se deje arrastrar a donde queremos… no es fácil en tan poco espacio. Pero puede hacerse si hablamos su mismo idioma y lenguaje, demostramos que le comprendemos y somos merecedores de su confianza.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 119 (19 de noviembre de 2012).

[Contenidos] Consejos para escribir microcopy corporativo

En The eLearning Coach explican algunas características para entender el microcopy y, por tanto, para escribirlo mejor:

  • Clarifica el objetivo
  • Métete en la mente del usuario
  • Ves al grano
  • Recuerda qué es micro
  • No expliques demasiado
  • Autoedítate
  • Destácalo para hacerlo visible
  • Recuerda su valor

Aunque todos son interesantes, el consejo más importante es uno que hemos ido viendo en esta newsletter: que transmita la personalidad de tu marca. Todos nuestros textos lo hacen, cada palabra cuenta también el microcopy.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 75 (16 de enero de 2012).

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