La relación entre contenidos y tendencias se puede ver desde varias perspectivas. Algunos sacarán su bola de cristal para predecir qué pasará pero yo voy a reseguir los pasos para hacer una estrategia de contenidos y así ver que resulta arriesgado saber cómo serán los contenidos en unos años.
Objetivos: ¿siempre vendemos lo mismo y de la misma forma?
Cuando explico en clase este punto de la estrategia, suelo decir que la mayoría de la gente lo tiene claro y que, al final, todos queremos vender algo. Según el negocio, tendremos diferentes productos o servicios a comercializar, claro.
Parece que hay poca variación si no nos fijamos en que podemos vender de diferentes maneras: creando marca, mejorando la reputación o fidelizando, por ejemplo. A lo largo del tiempo podemos intentar focalizarnos en una forma diferente para conseguir lo mismo.
Perfil de la audiencia: ¿los usuarios no cambian?
Seguramente en este punto es donde más variaciones puede haber si hacemos caso a las tendencias: los usuarios son/somos muy volubles. Hay muchas estadísticas que intentan describir los diferentes perfiles de usuario para, precisamente, afinar en las comunicaciones con ellos. Y es que este punto de la estrategia es muy importante para lo que vendrá después: si el usuario cambia significativamente, la táctica también ha de variar.
Aunque no siempre el cambio es tan radical como para que influya decisivamente en las decisiones tomadas. Además, cuando se tienen varios perfiles de usuario, la evolución global es menos perceptible.
Línea editorial: ¿nuestros mensajes varían en el tiempo?
Si nosotros no cambiamos y nuestros productos tampoco, ¿por qué deberían hacerlo nuestros mensajes? Principalmente por el punto anterior: porque nuestra audiencia puede variar, aprender y ser más sensible a otras comunicaciones. Siguiendo esta línea, los productos también deberían adaptarse.
Después de cierto tiempo, podemos tener la sensación de que lo hemos dicho todo, que ya no tenemos nada que contar o que nos repetimos más que el ajo. Una solución es ampliar nuestro círculo temático para no quedarnos estancados y sentir que seguimos más las tendencias. Y aprovechar la actualidad para adaptarnos a lo que están buscando y ganar así también mayor visibilidad.
Canales: ¿aparecen nuevas vías de distribución que sean útiles?
Mirando hacia atrás también se puede aprender sobre el futuro: las redes sociales que ‘ahora’ triunfan, hace 5 años no existían. Pinterest, por ejemplo. O estaban aún en pañales y han evolucionado mucho. ¿Cómo vamos a predecir cuál habrá dentro de otro lustro o cómo habrán cambiado? Si solo pensamos en canales, es imposible saber qué pasará.
Tenemos que ir adaptándonos poco a poco. Probarlos y conocerlos suficiente como para juzgarlos y decidir si nos son útiles para lo que queremos, para nuestro día a día. Así es más fácil elegir herramientas para el content curator, por ejemplo, porque varían constantemente.
Calendario editorial: ¿nos acostumbramos fácilmente?
Definir la frecuencia de publicación es algo que nos ayuda a ser constantes, a establecer una rutina, a lograr lo que queremos a base de repetir. Fijar un calendario es una de las cosas que más cuesta a mis alumnos, en cambio, es la que más valoran mis clientes. Quizá es una cuestión de práctica pero es básico para repartir bien los mensajes y alimentar los canales correctamente para que lleguen a la audiencia como queremos.
Arriesgarnos como nos recomienda Coca-Cola en su visión 2020, es una forma de incorporar las tendencias en nuestro calendario. Pero para ello tendremos que reservar tiempo para la improvisación.
Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 223 (17 de noviembre de 2014).