Cine
Han pasado ya varias semanas desde el estreno de «La guerra del mañana» y se me ha pasado por completo dejar por aquí mi pequeña crítica. ¿Quizá fue tan mala que la quiero olvidar? Bueno, malísima, no, pero con cada historia de viajes en el tiempo me vuelvo menos crédula, así que mi opinión va empeorando cada vez más. Si le sumo que las invasiones de extraterrestres tampoco son un tema que me interese, la pregunta que debería hacerme es: ¿por qué caigo en verlas? Quizá me autoconteste a mi misma en agosto, mientras aprendo a pronunciar apellidos de estrellas.
Internet
Cuando navegamos, todo ocurre tan rápido que no recordamos cuando nos ponían una animación porque las páginas tardaban en cargarse y querían entretenernos para que no nos fuésemos. Ahora tardamos solo unos segundos en cansarnos e irnos a otra página. Incluso la rapidez es valorada para el posicionamiento en Google, lo cual es lógico porque él mismo se vanagloria de encontrar en menos de un segundo «el mejor resultado» entre millones de posibilidades. Así que, como se supone que no tendrás prisa, te propongo que este mes te fijes en si merecen la pena o no esos segundos «perdidos».
Televisión
Por si no te habías dado cuenta, en la tele tradicional no existe en verano, más bien, en agosto. Otros años, en julio ya escaseaban las novedades, pero es cierto que este 2021 han tardado en ir cerrando programas y acabando series. Se puede aguantar un mes, ¡qué remedio!, pero sería demasiado alargarlo otro más. Toca pensar ya en qué hacer para sobrellevar este mes que vamos a empezar. Invertir poco, léase reposiciones y programas baratitos. Eso ellos, pero quizá la audiencia quiera aprovechar precisamente su dejadez para explorar nuevas ofertas a la carta.
Publicidad
Estamos en año olímpico, aunque sea con retraso, y es inevitable ver alguna competición, sea en informativos, redes o porque se sigue ese deporte. Además, claro, está las ceremonias de inauguración y clausura. Hay millones de ojos pendientes, pero las marcas pasan a un segundo plano. Importa más la bandera del país que quién pone dinero para patrocinarlo y que de alguna u otra forma que sea posible su participación. Lo pienso en cada plano y no lo veo como una oportunidad perdida, más bien como un alivio a la vista porque hay otros momentos que el exceso de logos enturbia el juego.
Como viene siendo habitual, en agosto cierro el blog (aunque en mis newsletters y en redes). Mientras, si buscas lecturas para pasar el verano, tienes unas cuantas en mi lista de deseos de Amazon.