600 newsletters enviadas: cómo las organizo en Trello

Mi newsletter ha variado de enfoque, diseño y tipo de contenidos varias veces en los más de 11 años que llevo enviándola. Desde los últimos 5 o 6 utilizo Trello para organizarme y, aprovechando que hoy enviaré la edición 600, te voy a contar cómo lo hago para enviar cada semana una newsletter curada.

Mi configuración inicial

En Trello centralizo mi plan de contenidos porque me resulta muy fácil apuntar ideas y guardar enlaces para las piezas que quiero desarrollar en el futuro, además así conservo el histórico de lo publicado. Resumiendo, es un sistema de gestión de proyectos basado en el método Kanban: tableros con listas que están formadas por tarjetas. En mi caso, centrándome los envíos:

  • Tableros para mis canales: newsletter, blog y recursos. Tengo más, pero estos son los que importan para ese post.
  • Listas para «ideas» y «enviados» por años en el caso de la newsletter. En el tablero del blog tengo, además, una lista de «previstos» que es cuando concreto las «ideas» en títulos de posts que acabarán siendo «publicados» (en lugar de «enviados»). Por otro lado, clasifico los recursos en listas de formatos («ebooks», «infografías/vídeos», «plantillas»…).
  • Tarjetas para cada contenido: en «ideas» la pieza es un enlace y en «enviados» es cada newsletter.

Antes de seguir complicándolo, hace poco Cláudio Inácio preparó un post a modo de guía de Trello explicando el proceso de registro y otros básicos, por si te quieres lanzar a probar esta herramienta. Obviamente, no es la única, pero ya la tengo tan organizada que me da bastante pereza pasarme por ejemplo a Notion (la dejo para otras tareas).

En el día a día

El objetivo de este post no es detallar mi proceso de content curation, empecemos directamente en el momento de lectura de mis fuentes. Son variadas, así que me pueden llevar a cualquier tipo de enlace: posts, tuits, LinkedIn, otras newsletters, vídeos… Aunque todas las plataformas permiten «guardar» los elementos en su sistema, prefiero centralizar en Trello todo lo que creo que voy a usar (para enlaces a algo que tendré que gestionar más adelante, uso Pocket aunque hay más opciones).

Si una lectura pasa mi primer filtro, utilizo el bookmarklet de Trello para crear una tarjeta en la lista de «ideas» que corresponda (newsletter o blog). A veces uso la descripción para apuntar la fuente y así después poder citarla y otras me sirve para añadir un enlace relacionado que me encuentro después.

Cuando llega el momento de escribir la newsletter en MailChimp, normalmente el fin de semana, abro todos los enlaces que había guardado y los leo de nuevo. Entonces es cuando hago el último cribado para borrar los menos interesantes y dejar solo seis temas que entran en cada envío. Quizá alguno acaba programado en mi Twitter o, si al final me parece que merece desarrollarse más, la muevo a las «ideas» del tablero del blog. Así esta lista siempre queda vacía para empezar la semana.

En la lista «enviados 2022«, tengo una tarjeta para cada newsletter y todas tienen:

  • Título de la campaña (y quizá alguna referencia para identificarla si quiero hacer un número especial, como el de hoy).
  • Fecha de vencimiento con el día del envío: tengo el power-up Calendario de Trello vinculado a mi Google Calendar de manera que veo ahí las newsletters que tengo previstas (junto con posts, recursos y resto de tableros). También marco como completada la tarjeta y así sé las que ya he programado (muy útil en envíos serializados, como los de agosto).
  • Adjunto de la campaña en MailChimp: con este power-up veo el estado y los resultados de cada envío sin salir de Trello.

Además, y ahí está realmente el valor de tenerlo todo en el mismo lugar, conecto las tarjetas entre sí (envío, posts y recursos) para tener una visión más global de cuándo y dónde he compartido una pieza.

Para las tarjetas de la newsletter no utilizo etiquetas (sí para el blog) ni checklists (sí para los recursos). Lo que no hago en Trello es escribir el comentario de los enlaces (aunque sí dejo algunas notas para posts «previstos» y los índices de los ebooks) ni tampoco organizar mis redes sociales (para eso ya solo uso Hootsuite). Podría hacer más, como adjuntar la URL de la campaña enviada a la tarjeta correspondiente o alguna automatización con Zapier, pero tal cual te lo he explicado me funciona muy bien.

Solo me queda animarte a suscribirte a mi newsletter, especialmente hoy que celebro el envío 600 comentando los enlaces que me han enviado las personas que la reciben. Es tan sencillo como dejarme tu email en el siguiente formulario:

* Obligatorio

En cumplimento del RGPD, se te informa que Eva Sanagustín Fernández (yo misma y nadie más que yo misma) usará la información que proporciones en este formulario para enviarte mi newsletter Content News. Por favor, marca la siguiente casilla si aceptas:

Al hacer clic a continuación, aceptas que pueda procesar tu información de acuerdo con estos términos. En cualquier momento puedes darte de baja o actualizar tus preferencias: encontrarás los botones correspondientes en el pie de cada envío. También puedes ejercer tus derechos sobre tus datos poniéndote en contacto conmigo: eva@evasanagustin.com. Tienes más información sobre mi política de privacidad en mi web.

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[Contenidos] Deja que el aire nuevo entre en tu empresa

Antes de nada, quiero agradecer a la musa su inspiración para este post: ella sugería respirar aire puro, yo convierto la idea en renovar el aire para aplicarlo a los departamentos de contenido de las empresas.

Nunca hemos estado tan convencidos de la importancia de ventilar una habitación. En contenidos, con «aire nuevo» me refiero a ideas, a refrescar las que dominan la rutina, a descubrir nuevas oportunidades para gestionar mejor los contenidos.

Airear la redacción de contenidos

Una forma de encontrar temas sobre los que escribir es mirar algo (léase producto, empresa, sector) desde todos los ángulos posibles. Pero llega un momento en que (se cree que) ya se han analizado todos y, además, no se buscan alternativas a lo que mirar porque (se cree que) no hace falta. Son solo dos situaciones dentro de las tareas de redacción que llevan a que el aire no circule y no haya ideas nuevas, así que las piezas generadas no destacan precisamente y no se logran los objetivos de la estrategia.

La solución es abrir para ventilar. Puede ser una ventana o una puerta, algo rápido o más estable. Depende de cómo esté de viciado el aire, es decir, de cuántas personas hayan estado encerradas y durante cuánto tiempo.

  • Abrir una ventana un rato equivale a dejar que se asome alguien de la empresa. Pedirle la opinión a alguien de otro departamento para que sea de la misma habitación es una buena forma de añadir nuevos puntos de vista y temáticas complementarias. Otra es recurrir a MusaLeaks.
  • Dejar la puerta abierta más tiempo es cuando se permite la entrada a un profesional externo. Los autónomos aportamos metodologías diferentes que llevan a descubrir nuevos temas y enfoques, además contribuir con trucos basados en la experiencia.

Por otro lado, la edición de contenidos se suele recomendar que la haga alguien diferente a quien lo ha escrito, precisamente para poder aportar mejoras.

Airear la curación de contenidos

Cansarse de los contenidos que ha de filtrar es lo peor que le puede pasar al curator, pero puede ocurrir. Frente al problema de necesitar renovar las fuentes de información y seguir manteniendo la calidad de los contenidos que recomienda, también hay dos opciones:

  • Para airear un poco, basta con dejar el tema por unos días hasta que se renueve por sí mismo. Lo que vendría a ser desconectar para volver a conectar.
  • Para airear del todo, lo mejor es cambiar el método de búsqueda, es decir, renovar las herramientas. Lo que suele llamarse hacer borrón y cuenta nueva.

Las dos opciones funcionan y pueden ser necesarias de tanto en tanto, según lo viciado que esté el aire para recuperar la curiosidad. Igual que antes, alguien de dentro o fuera de la empresa puede contribuir a que el curator siga convencido de que la curación funciona, por ejemplo, aportándole herramientas que den mejores resultados.

Airear la estrategia de contenidos

¿Qué se puede hacer para que entren aires nuevos en la estrategia de contenidos? Ventilar tímidamente no funciona, al menos no a largo plazo. Lo mejor es buscar fuera a un freelance que pueda:

  • Organizar el ciclo de vida del contenido para ganar en eficacia y conseguir más resultados.
  • Formar a los diversos equipos para que incorporen a los contenidos en su día a día.
  • Optimizar el plan de contenidos para poner o quitar recursos en determinados formatos o canales.

La alternativa es quedarse dándole vueltas a lo de siempre, respirando el mismo aire hasta que los contenidos se ahoguen. Conviene dejar que el aire nuevo entre, así que mejor pronto que tarde.

Para renovar el aire de tus contenidos, ¡abre la puerta a un profesional externo! Share on X

[Contenidos] Niveles de madurez de content curation

Sobre el nivel de madurez hablo largo y tendido en «Estrategia de contenidos» como una forma medir el compromiso de la empresa con los contenidos. Así es más sencillo marcar los pasos para evolucionar desde un uso básico hacia uno más avanzado. Hay personas y empresas en todos los niveles, lo importante es no estancarse y hacer lo posible por seguir subiendo.

Modelo de madurez de la curación de contenidos

El modelo de madurez de la curación de contenidos que proponen Hilary Marsh y Elizabeth Engel en «Cut Through the Clutter: Content Curation, Associations’ Secret Weapon Against Information Overload» incluye siete etapas.

Propuesta para la madurez de la curación de contenidos

Los gráficos ayudan a entender fácilmente cada nivel:

  1. En el nivel más bajo se agrega información según criterios de cantidad, lo cual coincide de lleno con el nivel básico de madurez de la estrategia de contenidos.
  2. Se sube de nivel al basarse en la calidad y los criterios editoriales.
  3. La curación se vuelve personal, basada en intereses, en el tercer nivel.
  4. La inteligencia artificial hace su aparición en el cuarto nivel cuando recomienda contenido según su comportamiento e interacciones previas.
  5. La escala cambia un poco de orientación para enfocarse no solo en cómo se encuentra y selecciona la información, también en cómo se comparte. Así, en el quinto nivel se proporciona contexto agrupando las noticias por tema.
  6. El siguiente nivel es cuando se añade personalidad, es decir, una perspectiva y voces específicas.
  7. El séptimo nivel y más alto se añade análisis para que la audiencia entienda cómo les influye lo que se ha seleccionado.

Como ves, la contribución del curator es mayor cada vez, pasando de lo superficial (simplemente mostrar información) a lo más profundo (conectar los puntos).

¿En qué nivel de madurez está tu #contentcuration? Share on X

¿Qué hace un buen content curator?

En el mismo documento, Hilary Marsh recupera un post de 2011 de Robin Good en el que se apuntaban las tareas de un buen content curator (muy parecidas a las que apunté aquí mismo en 2012). Selecciono las más relevantes (en traducción libre):

  • Utiliza fuentes verificadas de calidad y les da crédito apropiadamente para recomendarlas, incluyendo a otros curadores.
  • Filtra la mayoría del contenido entrante.
  • Clasifica las piezas para que los lectores las sitúen correctamente en sus mapas mentales.
  • Extrae los mejores fragmentos del original para ayudar a los lectores a leer la pieza más rápidamente.
  • Proporciona contexto para mejorar la comprensión y proporcionar profundidad, si es necesario escribiendo contenido propio.
  • Complementa la información con enlaces a recursos adicionales.

Así el curator alcanzaría la grandeza al proporcionar valor a su audiencia, ayudándoles a dar sentido a la información.

¿Qué hace un buen content curator? Proporcionar valor a su audiencia, ayudándoles a dar sentido a la información Share on X

[Contenidos] Cuánto tiempo se necesita para estar al día

Comentaba hace un par de meses que el tiempo de lectura se muestra en muchas piezas. Es una forma de medir cuánto se ha escrito (la extensión siempre preocupa, sea poca o mucha), pero lo usamos para saber cuánto hemos de invertir en leer un contenido y así juzgar antes si merece la pena o no considerando el tiempo que tenemos disponible.

Luego no solemos tardar lo que sugiere porque le dedicamos menos o más en función de cuánto nos interesa el contenido. Ésa es la variable que debería tener en cuenta el cálculo, pero es demasiado personal como para que funcionase en general. Por eso lo sencillo es tener cuenta solo el tiempo de lectura.

Como content curators, combinamos las dos variables porque somos los que ahorramos tiempo a los que les interesa un tema.

Hacer #contentcuration sirve para ahorrar tiempo a los interesados en una temática, entre otras cosas. Share on X

La situación ideal es tener tiempo e interés y es más fácil que ocurra cuando no tenemos algo que nos preocupa. Llámalo vacaciones, paro o confinamiento, incluso baja si no es grave. También puede ser cuando llega la época de replantearse algo en la vida, como en año nuevo o por algún aniversario. Cuando tenemos tiempo libre en nuestra vida profesional, lo utilizamos (o deberíamos) para leer o formarnos (no vale procrastinar). El objetivo es ponernos al día, recuperar lo que nos hemos perdido.

Ahí entra la curación de contenidos: un curator siempre sabe lo que se cuece porque se mantiene actualizado mientras el resto usa el tiempo en otras tareas.

Para el resto de mortales, tener tiempo puede significar unos minutos al día o un mes de vacaciones. Depende de la situación, pero pongámonos en una hipotética y (teóricamente) típica: una semana con sus 5 días de trabajo y su fin de semana de descanso. Eso nos da el supuesto de 40h semanales rodeados del tema que nos interesa, aunque obviamente no podremos dedicarlo todo a estar al día. Y tampoco deberíamos usar el tiempo libre para lo que se debería considerar parte del trabajo (sin estar al corriente de la actualidad, es más difícil elegir el tornillo adecuado).

Entonces, ¿cuánto hace falta para hacer seguimiento de la actualidad y estar al día? ¿Hay un mínimo o máximo? ¿Cuánto es suficiente o cuándo hay que parar?

Te contesto con un ejemplo: mi newsletter. La escribo los domingos, pero suelo encontrar los enlaces a ratos entre semana. Cuando esto no ocurre, sea porque no son suficiente interesantes o porque no he tenido tiempo, los busco. Hasta que no tengo lo que considero mínimo para la newsletter (6 enlaces), no dejo de buscar. Suelen ser un par de horas, aunque también puedo pasarme todo el día leyendo y acabarla a última hora de la tarde. Cada semana es diferente ycada uno sabe a qué quiere dedicar sus ratos libres.

Pensando en perspectiva semanal, es posible que la media sea de 1h/día lo que dedico a seguir la actualidad de mi sector. Eso son unas 7h a la semana que no facturo directamente (las que dedico a los temas de mis clientes sí lo son, por ejemplo para hacerles newsletters curadas). Pero, ese tiempo, sean 5 o 20h a la semana, sí que a la larga me devuelve con creces lo que he invertido y por eso no me importa gastarlo.

Preguntando por Twitter, parece que 1h es lo habitual, aunque también puede hacerse cuando no se tiene mucho tiempo. Lo importante es elegir bien las fuentes y las herramientas para que, sea el rato que se invierta, resulte rentable.

Leo muchas ofertas de empleo, pero ninguna incluye que se dará tiempo al trabajador para estar al día (más allá de ofrecer formación) o que esto sea parte de sus tareas o habilidades deseadas. Aún así, quiero pensar que los que terminan llevándose el puesto son los que tienen y demuestran esa capacidad. Quizá dentro de unos años en el apartado «qué ofrecemos» se incluya «tiempo para puedas estar al día».

Mientras las empresas no se preocupen por ello, espero que los 4 minutos que has invertido en este post de 700 palabras te sirvan ahora o en el futuro.

Preocúpate tú por estar al día porque tu empresa lo valora, aunque quizá no lo fomente. Share on X

Si eres el responsable de un departamento y crees que tu equipo necesita ponerse o mantenerse al día, conviértete en curator o contrata a uno.

[Contenidos] Hacer content curation sirve para crear una marca personal

Cada content curator es diferente: todos sienten curiosidad pero tienen su propio criterio y en base a él construyen su comunidad. Lo personal se convierte en corporativo cuando se crea la estrategia de content curation para las redes sociales de una empresa, pero siempre hay una persona detrás. Y las mismas tareas que se hacen para el trabajo (con o sin programa de embajadores) se pueden aplicar a un hobby o a la marca personal. Más aún si hablamos de hacer content curation en LinkedIn.

Viendo lo que se publica en esta red social profesional, acaba siendo evidente que se usa para contar los méritos propios, sean personas o empresas. Supongo que las segundas creen que así «entran ganas» de trabajar con ellos y que las primeras buscan «despertar el interés» en reclutadores y clientes potenciales. Pues no hace falta caer en el egocentrismo para crear una marca personal, de hecho, hacer content curation demuestra ciertas habilidades que pueden ser más interesantes que hablar de uno mismo.

Destaco las que me parecen más relevantes para cualquier tipo de empleo:

  • Estar al día: un curator lee mucho, mucho más de lo que comparte. Así que sabe bien qué se cuece en su entorno y cuáles son las fuentes más fiables de su sector.
  • Sentido crítico: después de tanto leer, un curator puede valorar la calidad de una pieza, encontrar sus puntos débiles y fuertes.
  • Capacidad de análisis: gracias a su interpretación de la información y la visión de diferentes ángulos, un curator llega a sus propias conclusiones (esto es bueno, sí, lo es).

La curación de contenidos también permite escribir mejores artículos, pero no todos los puestos lo requieren mientras que los tres puntos anteriores deberían ser obligatorios sin importar el puesto o el sector.

Hacer #contentcuration es beneficioso para la marca personal: no hables solo de ti, enlaza a contenido de otros. Share on X

Opciones de LinkedIn para hacer content curation

En España hay unos 12 millones de usuarios en LinkedIn: alguno estará ahí para encontrar y no solo buscar. Por mucho que Facebook haya incluido un apartado para ofertar empleos en las páginas de empresa, LinkedIn no ha perdido esa posición: es el lugar en el que (se supone) resulta más fácil encontrar candidatos y clientes. Así que es un buen lugar para hacer content curation y demostrar de forma práctica que valemos más de lo que pone en el CV.

Si quieres otro incentivo, el Social Selling Index de LinkedIn valora «descubrir y compartir actualizaciones que incitan a la conversación para crear y fortalecer relaciones», ¿no te suena a que premia hacer content curation? Así se demuestra que es verdad esa etiqueta de «experto/especialista» que tan fácil resulta ponerse en los perfiles sociales.

LinkedIn se centra en la búsqueda de empleo y por eso ayuda a que los candidatos brillen compartiendo contenido. Hay varias funcionalidades que sirven para facilitar el trabajo del curator, por ejemplo: el buscador no está nada mal y los hashtags son una buena ayuda para identificar personas y contenidos relevantes.

En mi guía «Content curation en LinkedIn» puedes encontrar una lista con todas las opciones.

Recuerda que lo básico para una buena curación es la selección de fuentes, así que los contactos y los hashtags que se siguen en LinkedIn así como los grupos de los que seamos miembros serán lo que determinará la calidad de lo que tendremos que seleccionar y decidir si compartir o no.

Para saber más sobre marca personal, pásate por la selección de Guillem en Flipboard o hazte con alguno de los libros de Andrés.

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