Cine
Las estrellitas que reciben las películas por parte de los críticos tienen su peso en la promoción y consiguen que alguien se decida (o no) por ver un determinado estreno. Cuando todos dan 5 significa que es una apuesta segura, que gustará a todos. Pero, ¿qué pasa cuando alguien rompe la estadística con menos estrellitas? Aún así, se puede sacar rendimiento de su opinión jugando con el diseño. Lo hicieron con el póster de «Legend» y el resultado da el pego la mar de bien: solo se ven las preciadas estrellitas respaldando la idea de que hay que ver la película sí o sí. Reconozco que aquí sí que la imagen cuenta algo que sería difícil explicar únicamente con el texto.
Televisión
Escribo este párrafo sin haber visto todavía todo el programa de «MasterChef» que se emitió el lunes. Soy parte del porcentaje que lo ve en diferido a lo largo de varios días de la semana. Verlo en directo me resulta largo y hasta aburrido, en cambio viéndolo a trozos consigo digerirlo mejor. Aún así, esta edición me está costando porque hay menos cocina que en las anteriores. Ya se sabe los jueces han de estar por todo porque no hay presentadora oficial como había hace unas temporadas, pero pierden credibilidad cuando critican un plato si antes han estado haciendo tantas preguntas personales. Y este año, tristemente, hay más de lo segundo que de lo primero.
Publicidad
Hace un tiempo, compartía en mi Facebook la pregunta de si hace falta estar en un espacio común para ser creativo. Tantos meses, encerrados en casa sin poder disfrutar del todo de una conversación que active las neuronas, es normal que la capacidad de generar nuevas ideas quede afectada. En publicidad y en otros trabajos creativos, esto puede generar un conflicto con el cliente. Una solución fácil es cambiar de agencia para, digamos, renovar el aire. La alternativa es darle voz a otro creativo, llámalo usuario, fan y famoso. Es lo que ha hecho Skoda, abrir la puerta para que tres directores grabasen en su casa lo que quisieran con un coche en miniatura. Una versión reducida de lo que planteó Xiaomi.
Internet
Los algoritmos de publicidad son algo curioso: funcionan cuando no te das cuenta, fallan cuando se hacen evidentes. Pongamos que visitas una página de un determinado producto muy demandado hoy en día, automáticamente empiezas a ver ese tipo de producto, una y otra vez, cada vez que entras en esa red social. Por un lado, el anunciante quiere aprovechar el momento y, por el otro, el canal también quiere aprovechar que hay interés por ambas partes. En el centro, tú, hasta arriba de ofertas de algo por lo que simplemente sentías curiosidad y que ahora ya sabes que no te interesa. Tarde o temprano dejarán de salir, pero resulta molesto y deja en mal lugar al canal, además de ser una oportunidad perdida para tu siguiente tema de interés.