La clasificación tradicional de blogs es una forma de saber qué puedes encontrar en ellos: ideas personales, opiniones profesionales o información comercial. A partir de ahí, el porcentaje de la mezcla de estos tres tipos de enfoques a los contenidos depende de la estrategia de cada blogger.
Otro equilibrio que conviene encontrar es el que decanta un blog hacia lo objetivo (cuando suele incluir datos o varias fuentes) o lo subjetivo (opinión única o incontrastable). Existen posts solo con ideas propias y otros que se basan solo en datos, además claro de una mezcla de ambas posibilidades. También el porcentaje varía según cómo quiera posicionarse cada blogger (al día de la última información o líder de opinión, por ejemplo).
¿Cuánto asignar a cada tipo? Yo no diría que haya un número obligatorio, al contrario, cualquier opción es válida (si está razonada). Pero esa es mi opinión y, aunque está basada en mi experiencia y le ponga convicción, quizá no te parece suficiente porque el 82% prefiere leer un artículo con datos. Esto implica que deberías incluir más datos o referencias para explicar el porqué de tu opinión. Si indicas el origen de tus conclusiones, no parecerá que te inventes algo (o todo). Lógico.
Así que, dicho el dato para darle un toque más objetivo a este post, te dejo algunas maneras de aplicar esto a tu redacción para ganar transparencia, ser más creíble y conseguir la confianza de tu audiencia:
- Los números estadísticos generan interés e intrigan, más cuando suenan extraños. Por eso son perfectos para un titular, pero en el interior la clave es que sean representativos y de fuentes relevantes para que surjan su efecto. Lo ideal es que no te olvides de enlazar a quién esté detrás de la estadística o informe, aunque hay quien no se fija (¿lo has hecho tú antes?).
- La introducción del primer párrafo es el lugar perfecto para proporcionar contexto, despejar dudas de qué se encontrará al seguir leyendo. No es lo mismo mencionar de buenas a primeras «se ha publicado el último estudio de…» que «hoy se me ha ocurrido hablarte de…», por no hablar de «este post está patrocinado por…».
- Las palabras mágicas a usar (sin pasarse) son «en mi opinión», «yo creo», «diría que» y similares. Son una primera parte válida para una construcción sintáctica si van acompañadas de una segunda que contrarreste la ausencia de datos, como puede ser «según he podido comprobar», «basándome en mi experiencia» y similares.
- Las citas dan un toque académico o periodístico y vienen a decir algo así como «créeme porque no lo digo solo yo». Igual que con los datos, si son de alguien que la audiencia puede reconocer, mejor que mejor. Si no, añade un perfil mínimo en una frase que explique por qué has elegido a esa persona o institución para dar a entender que está justificado.
- El tipo de post es un indicativo de lo que se puede encontrar, por ejemplo: «crítica» y «análisis». Ya puedes imaginarte que la primera será muy subjetiva y que la segunda es también opinión, pero con datos o informaciones. Las categorías o etiquetas del post pueden también dirigir la atención hacia esta diferencia, aunque no siempre la gente se fija en ello.
Te animo a que revises tu última auditoría de contenidos para ver cuánto de cada le pones (opinión-subjetivo, datos-subjetivo). También puedes extender el análisis a lo que haya publicado tu competencia o algún referente que consideres digno de imitar.
¿Prefieres opinión o datos? ¿Una mezcla quizá? Cuenta, cuenta… Share on X