Televisión
Me encuentro a puntito de ver el final de dos series. Final, final. Ya no habrá más, se acabó. Y qué alegría siento. Cuando una serie acaba después de haber quedado en el olvido sus años de gloria, se agradece. En este tiempo, los personajes y las historias han pasado por todo tipo de problemas, incluyendo, desapariciones puntuales o definitivas. Ahora que se acerca el final, repito, final, final, la única curiosidad es saber si todas las tramas queden cerradas, por un lado, y, por el otro, si los personajes seguirán como hasta ahora pero sin que nosotros lo veamos. A estas alturas, misterios por resolver ya quedan pocos y, lo más grave, el interés por descubrirlos aún es menor. Hace ya varios capítulos, si no temporadas, que los motivos iniciales para ver las dos series ha desaparecido. Pronto se irán para siempre… o para el DVD.
Internet
Siempre atentos, con la excusa del móvil siempre estamos atentos a lo que esa (no tan pequeña) pantalla no acerca con un click. Siempre escuchando, hasta el punto de no salir de casa sin él o consultarlo sin venir a cuento. Sí, algunas veces es por puro aburrimiento, otras todo lo contrario porque queremos decirle ‘al mundo’ lo bien que lo estamos pasando con alguien o haciendo algo… aunque sea a costa de dejar de disfrutarlo. Siempre atentos hasta el punto de llevar siempre encima el cargador del móvil por si llega ese email tan importante y no puede esperar unas horas a ser contestado. Quién empezó antes a estar siempre atento, ¿el primero que tuvo pc, portátil, tablet o smartphone? ¿El cliente, el jefe, el empleado, el autónomo? Poco importa de quién sea la culpa, todos estamos atentos para que no nos la echen encima. Ya tenemos suficiente cargando con tanto cacharrito.
Cine
Leer sobre un cine club que lleva abierto desde 1981 en una localidad en la que desde 2001 no hay una sala de cine, me llena de preguntas. Para empezar, ¿cómo puede sobrevivir una asociación así cuando el hecho de que cierre un cine demuestra que no es sostenible el negocio de proyectar películas? Los debates sobre las películas, ¿se organizan entorno al DVD o lo que se organizan son excursiones al pueblo vecino para ver estrenos? ¿Cómo eligen las películas que se verán? ¿Generan más interés las pelis antiguas o las actuales? ¿Cuál es la media de edad? ¿Cuándo se incorporó el último miembro? ¿Tienen presencia online? En fin, muchas preguntas y cuando trato de imaginarme cómo sería ser miembro sólo puedo decir que me solidarizo con todos ellos por haber aguantado tanto tiempo.
Publicidad
Los making of siempre me han gustado. De películas principalmente. Pero esta moda de enseñar cómo se hacen las campañas pues no me acaba de convencer. Por un lado, pues sí, porque se supone que es más real, que me lo tengo que creer más. Pero, por otro, pues no, porque no me creo que sea real y me lo creo menos. Así que cuando veo alguno de esos vídeos me da por pensar qué pasaría si yo fuese la que tiene que aguantar la cámara oculta. ¿Cómo me comportaría si realmente me pasase a mi? Seguramente de mala manera porque nunca me han gustado ese tipo de programas así que me imagino que la gente que acepta salir en los vídeos son de los que sí disfrutaban viendo las miserias de los demás… O, aún más fácil, son actores.