Hay quien va al cine como quien entra a una tienda: pasa por delante y se decide a entrar. Pero hay quienes compramos la entrada con antelación porque sabemos no sólo dónde, también qué película queremos ver. Y, además, nos gusta elegir la mejor butaca.
Para nosotros, Servicaixa es una herramienta (más que un servicio) difícilmente prescindible en una tarde o noche de cine. Así que, aunque duela al bolsillo, pagamos las comisiones ‘de gestión’ que aumentan todavía más el ya alto precio de la entrada.
Y aquí aprovecho y me quejo de que algunos cines cobren un recargo de 0,50€ por utilizar un proyector digital. ¿Desde cuándo la calidad de imagen se cobra? ¿Si reponen un altavoz también nos lo harán pagar? ¿Cómo puede una sala justificar que ver la película mejor sea más caro? Seguramente por el mismo argumento según el cual existe una zona VIP en la zona central de la sala por la que también se paga un plus. Debe ser: exprimir a los únicos que siguen yendo al cine.
Porque precisamente esas son las filas que primero se llenan, por algo son las mejores. Como si fueramos paparazzi, el resto de espectadores rodeamos a los VIPs tratando de elegir otros sitios desde donde también se vea bien la película. En este sentido, Servicaixa (que acaba de cambiar la web) nos lo pone al fin más fácil con vídeos en 3D que ayudan a visualizar cómo se vería desde ahí la peli.
Todo un avance porque imáginate que al final la película que querías ver es mala y además la has visto desde un lateral. Aunque peor sería si hubieses pagado todos esos recargos para ver un bodrio. En ambos casos (ejemplos de experiencias negativas porque las positivas ya no sé si existen en una sala de cine), seguro que en el momento de levantarte de tu butaca piensas en ver la próxima película en tu sofá, que es gratis.