Televisión
Todo llega para quien sabe esperar, dicen. Pues ha llegado el final de «Sálvame». En la tele nunca se sabe cuándo durará el interés, pero sí se sabe que tarde o temprano desaparece. En este caso, ha sido más bien tarde porque han sido muchos años de éxito, tanto en el programa principal como en los satélites y también para sus personajes que han visto cómo sus cuentas bancarias subían a base de «exclusivas». Por no hablar de todos los anunciantes que aprovecharon su oportunidad para salir destacados dentro del programa como un protagonista más. La telebasura no desaparece, pero tiene menos protagonismo.
Cine
Hablemos de Poirot. Su aventura anterior dejó en mí una gran decepción, tanto que todavía no he decidido si completar mi colección. Pero, zas, no hay tiempo de pensarlo mucho porque ya está aquí el tráiler de la nueva que se estrena el 15 de septiembre… y ya estoy viendo cómo tejen los hilos para llevarnos a la sala. Tienen cuatro meses para convencerme porque me parece que esperaré a verla en la plataforma de turno. Quise volver a Egipto y no me llevaron, así que no me fío de que me transporten a Venecia. No hay que olvidar que las localizaciones son importantes en estas obras de Agatha Christie, más cuando las conoces tan bien.
Publicidad
De la polémica de la semana (arrastrada desde el domingo), no me apetece hablar porque ya se ha escrito desde todos los puntos de vista posibles (y todavía hoy sigo leyendo sobre ella). Poco puedo aportar y, la verdad, tampoco me interesa hacerlo. Me parece más interesante hablar de la IA como creativa publicitaria. Cosas como de qué equipo sería un personaje literario de hace unos cuantos siglos, ¿a quién se le pueden ocurrir? Pues ahí están ellos, posando con la vestimenta propia de los seguidores más fieles. Es divertido, además de un uso interesante del análisis del lenguaje.
Internet
Esta semana me he oído a mí misma decir «pregúntale al ChatGPT». Y la persona encontró la respuesta, así que fue una buena sugerencia. Poco a poco, va ganando terreno y veo a más gente utilizándolo (o cualquier otra de funcionalidades similares). ¿Es ya el futuro, ese momento en que todos lo hemos integrado en nuestro día a día? No, todavía no. Pero nos vamos acercando, sin prisa, pero sin pausa porque, igual que siguen saliendo nuevos prompts (justo lo comenté en mi newsletter del lunes), también hay quien no se atreve a probar. Estamos en una época en la que aún es posible resistirse, aunque no se sabe cuánto durará esta situación de ¿tranquilidad?