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Momento burbuja del año: ya está aquí el spot de Freixenet y está llenito, llenito de burbujitas. Bueno, menos de las que me gustaría. Como otros muchos años, son unos cuantos minutos de publirreportaje del famoso de turno así que se puede ver bailar a Sara Baras en un bonito juego de contrastes. Pero lo mejor viene al final, cuando ya me estaba preguntando si realmente era de Freixenet: de un taconazo empiezan a salir burbujas por todas partes y de todos los tamaños: las pequeñitas como nieve, las grandes como jabón que explotan al ritmo de la música para crear cortinas de cava. Preciosos efectos, lástima que duren tan poco.
Telelevisión
Hay programas que parecen detergentes: le añaden algo nuevo a la fórmula de siempre y lo revenden como lo último de lo último. Así es como salen programas con personas de a pie que tienen más o menos éxito y luego ponen un «¡y ahora con famosos!» (muy en la línea de «¡y ahora con el doble poder blanqueante!») y ya esperan tener el éxito garantizado. Y, evidentemente, no siempre es así. Hay veces en las que el programa empeora por culpa de los famosos, sobre todo cuando son concursos y en lugar de ayudar al de a pie le impiden conseguir el premio. Sería mejor que se quedasen en su zona segura, con guiones de otros que recitar.
Cine
Es fácil quejarse de que vayan a hacer una cuarta de «Transformers» pero más aún pensar en la quinta de «Indiana Jones». Mucho tienen que pensar los guionistas para aportar algo a unos protagonistas que ya parecen haberlo explicado todo. A Indy le ha aparecido un hijo y eso es novedad, sí, pero ahora qué les puede pasar. ¿Hará Ford de Connery? Me pido que lo compliquen más y pongan a las tres generaciones, ¡eso sí sería digno de verse! En cuanto a los autobots, bueno, tienen la ventaja de que al ser extraterrestres la ventana a la invención es más amplia pero precisamente eso se les gira en contra y se vuelven inverosímiles.
Internet
Tres meses ha necesitado Facebook para poner en marcha una prueba de su nuevo timeline (para susto de Cristina y mío). Tratándose de una empresa de tales proporciones, sorprende que tarden tanto como que parece normal. Muchos usuarios pero muchos empleados, ¿quién gana? Pues de momento los usuarios que podemos evitar tener el nuevo perfil. Pero la vena comercial de la compañía sigue ahí, queriendo aprovechar todos los datos del perfil y el turno ahora es para las aplicaciones, empresas de las que podrá aprovecharse o nos hará pagar de alguna manera. Mientras, vuelven los rumores de que Facebook es de pago… estas cadenas de mensajes tan antiguas que parece increíble que alguien aún se las crea.