[Contenidos] Un museo y tu web, ¿se parecen?

Hoy quisiera hablarte de los museos. Este fin de semana largo que he estado de vacaciones he visitado algunos y, como ya hice al hablar de parques de atracciones, se pueden sacar similitudes con los contenidos que cualquier empresa.

No es que vaya a comparar las obras de arte con los productos o servicios que puedas ofrecer. Está claro que éstos han de ser los mejores que podamos hacer para que fuesen dignos de ‘estar en un museo’, como diría el joven Indiana Jones. Tampoco me estoy refiriendo al catálogo que comercializan en sus tiendas, ni cómo tienen organizadas sus páginas web, ni en el origen del término content curator.

Me resulta más interesante algo que dan en las taquillas junto con la entrada y que algunos guardamos de recuerdo: los trípticos (algunas veces simples fotocopias de una página de texto) que funcionan como guía de la visita.

Las hay de diferentes tipos, igual que hay diferentes tipos de contenidos para cada empresa. Algunas necesitarán un plano del edificio porque tiene diferentes plantas, cada una para un siglo o artista, y hasta pueden sugerir rutas para no perderse nada. Ocurre igual con los mapas web y menús de navegación que las empresas con muchas secciones incluyen en sus páginas corporativas.

Hay guías que incluyen imágenes de sus obras más importantes (de ahí que funcionen como souvenir, aunque sean fotos pequeñas). Lo mismo hacen cada vez más páginas web al destacar con cabeceras rotativas lo que el visitante/usuario no puede perderse/debe ver primero. Los destacados deben llamar suficiente la atención como para justificar el viaje hasta el museo, es decir, la visita por la web.

Y es en esas salas importantes, como precisamente comentaban en Duplex hace poco, donde se concentra el mayor número de visitantes. Algunos habrán ido allí solo para eso, igual que mucha gente accede a una web solo a una página concreta. Fíjate que las obras de este tipo son también las más protegidas. Quizá tengas seguimiento de analítica, igual que hay cámaras de seguridad o detectores de movimiento y de temperatura. Pero, ¿tienes igual de controlados los contenidos de tu producto estrella? ¿Revisas su funcionamiento? Piensa en los usuarios y no en ti.

En algunas guías también se incluyen información de cómo deben comportarse los visitantes en el museo: no hacer fotos es la más habitual (lo de no comer es ya algo que todo el mundo sabe). Y no importa que se peguen carteles recordatorio en cada sala, incluso delante de cada obra. Luego habrá de todo: quien lo respetará y no lo hará, quien ni se dará cuenta y lo hará descaradamente ganándose (o no) una reprimenda y quien sabe que no puede pero intentará hacerlo igualmente.

¿Cuánta gente has visto que compre el ticket que permite hacerlas (siempre sin flash, claro) y cuántos tratar de hacerlas sin la pegatina que los acredita? El ser humano es impredecible (más aún cuando va cargado con móviles para inmortalizar se viaje). Así que por mucho que pongamos “haz click aquí”, el usuario lo hará donde quiera. Aunque le digamos “somos líderes”, el usuario querrá que otra persona se lo confirme. Da igual que en la web se destaque “no hay precio mejor”, el usuario querrá comprobar que es verdad.

Sí, en estas cosas pensaba yo en lugar de mirar las obras que tenía delante. Y este es el último aprendizaje: el usuario no siempre tendrá la cabeza en tus contenidos. Puede ser que piense en el avión que ha de coger, digo, en lo que ha venido a buscar y no ha encontrado. Pónselo fácil, no creas que con exponer tu catálogo lo tienes todo ganado. ¡Los contenidos hay que cuidarlos como algo precioso!

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 175 (16 de diciembre de 2013).

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Publicidad
Los cortes publicitarios nos obligan a descansar de los programas/series/películas igual que los programas/series/películas nos hacen descansar del día a día. Por eso no me gusta que  en la publi nos organicen ese día a día del que queremos descansar. Ver en un mismo corte anuncios que nos recomiendan tomar algo «una vez al día». Vale, son diferentes productos ‘se supone’ para necesidades diferentes pero vistos seguidos asustan un poco: una botellita para los huesos y otra para el colesterol pero luego la pieza de fruta y el lácteo que nos lo recuerda cada vez que lo destapamos… si les hago caso, pierdo la cuenta. Y la pierdo «una vez al día», cada vez que les veo esforzarse por organizarme la compra.

Cine
Todos tenemos algún tipo de colección. Quizá algunos la tengan más estructurada que otros pero a la que se acumula algo y se clasifica, zas, ya tenemos una colección. Entonces empieza la búsqueda de la pieza que nos falta, como si por tener la colección completa nosotros también fuésemos a estar más completos. Pero lo cierto es que hay pocas colecciones que se terminen, siempre hay otras cosas que coleccionar. Pero cada una de esas piezas que conservamos tiene una historia detrás que la hace especial. Y, si es del mundo del cine, aún más porque nos recuerda la película, el personaje, el actor o quizá lo que vivimos al verla. Quizá por eso algunos pagan lo que pagan por coleccionar objetivos cinematrográficos.

Televisión
Cuando leo sobre multas en televisión, no puedo evitar preguntarme por su sentido. ¿Sirven de algo? ¿Son rentables para las cadenas? ¿En qué se invierte el dinero que se recoge? Claro que, si sigo leyendo sobre multas, es que las cadenas siguen haciendo algo mal y, si saben que les vn a multar, será que les da igual hacer ese algo mal porque les es más rentable. No tiene sentido entonces la multa, así lo veo yo. Entonces, ¿por qué no hacer algo que de verdad ‘les duela’? Prohibirles la emisión de publicidad durante un tiempo seguro que les haría replantearse los motivos por los que siguen teniendo que recibir multas y los telespectadores estaríamos tan contentos.

Internet
Igual que al elegir herramienta de curación, si el nuevo servicio al que te vayas a registrar no te aporta nada significativamente nuevo, no lo hagas. Hay rondando por la Red muchos servicios gratuitos que parece que te vayan a solucionar EL problema que tienes, a mejorar TU vida personal/profesional. Me he encontrado con uno hace solo unas horas y parecía que efectivamente me ayudaría. El registro era solo mail y password, nada más. Fácil, rápido. Vamos a probarlo, ¿no? Todo parece ir bien pero pasados 5 minutos ya estoy recurriendo a la ayuda para encontrar la funcionalidad que yo realmente quería utilizar. ¡Error! En ningún sitio lo pone peeero solo está disponible para la versión de pago. Si lo hubiesen explicado bien, un registro que me hubiese ahorrado.

[Contenidos] Cualquier página es una landing page

Cada lunes republico un artículo de la newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío cada lunes.

En una novela, el primer capítulo es el más importante porque animará o no al lector a seguir leyendo. Aún más, el primer párrafo es el que posiblemente le hará comprarlo en ese momento de indecisión en la librería cuando ya se ha leído la contraportada. Esto es así porque el mundo real es lineal: hay que seguir paso a paso, capítulo a capítulo, la estructura definida por el autor.

Pero no es así en la redacción hipertextual, el orden lo define el lector, no el redactor. El visitante elige la página de entrada y no siempre es la principal. Entonces, si la home no equivale al primer capítulo de una novela, ¿cuál es la parte más importante de una web? ¡Cualquier página es una landing page!

Lo importante al crear el árbol de contenidos de un sitio web bajo este enfoque es la navegación, es decir, la creación de enlaces internos que guíen al visitante de esa página a la ruta que se haya definido como óptima dentro del proceso de compra.

Por otro lado, cualquier primer párrafo puede llegar a ser una introducción innecesaria si no consigue realmente arrastrar al siguiente párrafo… o si destaca menos que un titular o destacado de la página.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 24 (24 de enero de 2011). ¿Quieres leer más? ¡Suscríbete!

[Contenidos] Escribir enlazando, también internamente

Cada lunes republico un artículo de la newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío cada lunes.

En la mayoría de los blogs los enlaces abundan pero, en cambio, muchas páginas web corporativas tienen miedo a enlazar como si tuviesen alergia al hipertexto. Podríamos hablar largo y tendido de escribir teniendo en cuenta los enlaces externos pero hoy nos centraremos en los internos.

Para ello nos aliaremos con la usabilidad, disciplina que se encarga de hacer que los usuarios encuentren las cosas fácilmente. Desde una perspectiva textual, los enlaces internos son sus herramientas básicas ya que son la guía que ha de seguir el usuario para no perderse entre nuestros contenidos.

Sus enemigos son los botones del navegador: cuando un usuario los utiliza para moverse por nuestra web es que está perdido y, por lo tanto, nosotros también lo estamos perdiendo. No sabe dónde ir después de leer algo porque le falta algún enlace para seguir el camino que hayamos definido.

Si los enlaces externos sirven para complementar la información, los internos para orientar al usuario dentro de esa ruta. Si todos los caminos llevan a Roma, el final de nuestra web debe llevar a la compra de nuestro producto o servicio.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 9 (11 de octubre de 2010). ¿Quieres leer el resto?

[WWW] “Perfiles profesionales 2.0?

Después de leer «Perfiles profesionales 2.0» de Cristina Aced y de castigarme mentalmente por no pedirle que me lo firmara cuando me lo entregó en mano, me gustaría compartir algunas ideas sobre el libro y en general sobre estos profesionales emergentes (entre los que me incluyo).

Esperaba en el índice una lista de profesiones, equivalente inequívoco de que se dedicaría más de un par de páginas a cada una de ellas. Lamentablemente no es así. Y esa es mi única crítica: creo que se podría haber recortado de otros apartados para explicar más ampliamente, por ejemplo, el día a día de estos profesionales.

A pesar de que me sabe a poco el espacio que les dedica, Cristina sigue un buen esquema para cada uno de los profesionales desgranando así las responsabilidades, funciones, ocupaciones, competencias y habilidades de community managers, responsables de reputación online, expertos en analítica, gestores de contenidos digitales, arquitectos de la información, expertos en usabilidad… entre otros perfiles de más o menos reciente creación.

Seguramente autodidacta es la palabra que más veces se repite en todo el libro a la hora de describir la formación de estos nuevos profesionales. De esta forma, aprendiendo por nuestra cuenta, es cómo los que vivimos en y de Internet hemos ido conociendo una profesión que no se enseñaba (todavía) y que hemos ejercido muchas veces sin que nos pagasen por ella… en ocasiones porque nadie, ni mucho menos el cliente, entendía qué hacíamos.

Es por esto que el trabajo de divulgación de «Perfiles profesionales 2.0» merece ser reconocido. Poco a poco aparecen cursos, postgrados y masters donde esos autodidactas transmiten su experiencia y actitud (la web social se basa en eso, no es una ciencia exacta) a futuros empleados de empresas 2.0. Ahora gracias a Cristina ya tienen un libro donde verse reflejados.

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