Televisión
Después de estar 3 semanas sin televisión, reconozco que echaba de menos hacer zapping entre canales sin encontrar nada interesante que ver. Y es que, cuando no se tiene ese aparatito disponible ni tampoco se quiere recurrir a otra pantalla, todo lo que se hace es interesante. Pero también es curioso escuchar (realmente es cotillear) conversaciones sobre lo que ocurre en televisión, sabiendo que no lo vas a ver. Y eso que cada vez es más raro oír una conversación en el transporte público que merezca la pena ser escuchada. La gente que va sola, cuando usa el móvil para hablar, grita su vida, sus miserias y sus alegrías pero no tienen que ver con la tele; los que van en pareja o grupo, aún más gritos pero poca tele.
Cine
Estos días, la nostalgia cinéfila me ronda. Primero por haberme reencontrado con varias cintas de VHS de esas en las que grababa cosas que daban por la tele, como reportajes de películas que ahora estarán (imagino) en los extras de sus correspondientes DVD. También películas con moscas que ya no existen, copias que no encuentro aún en el mismo formato o idioma en el que estoy acostumbrada a verlas. Además, me he reencontrado con mi colección de revistas de cine, algunas que ya ni existen otras que han pasado por varias épocas. Y, para colmo nostálgico, he pasado por varios locales donde antes había videoclubs.
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Volkswagen ha recuperado la canción «Eye of the tiger» (quién sabe si influenciados por oír esa frase de boca de Kate Perry) para volver a anunciar uno de sus coches. A diferencia de con el Golf, el spot del Polo utiliza la canción para motivar al estilo que recuerda a la película. Los de VW han ido un poquito más allá y han hecho varios fragmentos alternativos que pueden verse utilizando las notas de YouTube. Quizá les ha faltado hacer algo más interactivo a lo Tippex para que quedase más resultón. De todas formas, hay versiones para diferentes gustos con lo que cubren con humor diferentes posibilidades.
Internet
Leer blogs de reciente apertura sigue siendo un ejercicio que merece la pena hacer de tanto en tanto. Leer a los que cierran produce cierta pena pero, muchas veces, responde a una nueva aventura así que no dejan un hueco muy grande. Quizá ésto lo hagan más los que se callan un día y no se despiden. Vamos, que dejan de poder actualizar el blog y, claro, tampoco lo hacen para decir que se van. Simplemente, dejan de escribir. Si el blog está en algún servicio gratuito, posiblemente estará disponible mucho más tiempo que si el alojamiento lo paga el blogger que, cuando le toque renovar, se acordará que tenía un blog y quizá, solo quizá, se anime a volver a escribir.