[Contenidos] Madurez en el uso de inteligencia artificial

Tenía este tema aparcado, pero con la vorágine GPT4 que estamos viviendo, parece un buen momento para dejar apuntadas algunas reflexiones relacionadas con la inteligencia artificial aplicada al día a día de los contenidos.

El resumen, por si te resistes a leer más sobre ello, es que sigo balanceando mi opinión, con días en que es una ayuda y días en que veo una amenaza. En el punto medio, la frase que tantos se han apropiado que ya no sé quién la dijo originalmente, pero que suena más cierta con cada prompt: la IA no te quitará el trabajo, lo hará alguien que sepa usarla.

Eso lo decimos las personas, pero ¿qué opina ChatGPT de ello? La versión anterior era más tranquilizadora para el sector y contestaba que no, no podría substituir ciertas capacidades humanas (aunque también sabía contar buenos chistes sobre ello). La respuesta de la versión 4, perfectamente formateada en una tabla, viene a decir que sí, sí puede.

En la lista, upsss, varios cargos relacionados con los contenidos (8 de 20), aunque también rasgos que se utilizan en estrategia, redacción y curación. A saber:

  • Puestos: editor (proofreader), traductor, copy, social media manager, transcriptor, periodista, email marketer, content moderator.
  • Características: comunicación, empatía, investigación, organización, planificación, creatividad, redacción, creación, curación, mecanografía, fact-checking.

Si las piernas todavía no te tiemblan, a ver con lo que te cuento ahora. ¿Te acuerdas que hablábamos hace solo un par de meses de si los algoritmos podrían imitar estilos de redacción? Pues ya puedes probarlo con el tuyo: aquí el prompt.

Yo diría que es un camino que puede llevar a la extinción de las ofertas de textos por 1-5€ (de verdad, existen) así que por ahí merece la pena seguirse. Pero también puede llevar a la inundación de más contenido de baja calidad del que nadie pueda filtrar (ni humanos, ni máquinas), así que quizá no es tan bueno.

Es inevitable en este punto hablar de madurez. Lo comenté en mi newsletter el mes pasado y también, spoiler, en el podcast de Super Writer Academy que saldrá en unas semanas: hay quien solo juega, quien busca soluciones concretas y quien ya saca beneficio con una aplicación concreta.

En Writer parten del modelo de madurez de los contenidos para añadirle la capa de uso de herramientas de inteligencia artificial, en resumen:

  1. Chaotic: en la base, como era de esperar, la IA es mejor no tocarla hasta que se tenga una estrategia de contenidos clara.
  2. Piloting: empezar a usar la IA para experimentar, aprovechando a alguien que la conozca bien.
  3. Scaling: cuando ya se usa como apoyo a la creación de calidad, se considera la inversión en una herramienta más potente.
  4. Sustaining: exprimimos más la IA para crear también modelos, briefs y análisis, es decir, tirando más hacia la estrategia.
  5. Thriving: en el top, su uso es para personalizar el contenido, lo que siempre se ha considerado el súmmum.

En este momento, parece que nos encontramos en el uso «medio»: aprovechar la IA como una ayuda para encontrar documentación variada, resumir determinados fragmentos, evitar errores… es decir, para que contribuya a la calidad del contenido con una reducción del tiempo dedicado a ciertas tareas, incluyendo sí, también, aquellas que bloquean a quien escribe con sugerencias, como ya hacían muchas otras herramientas.

Mi experiencia como freelance me lleva a decir que ocurrirá algo parecido a lo que nos pasa con las agencias: los clientes las contratan sin saber que nos externalizan. ¿Acabará pasando que busquen personas sin saber que también «colaboran» con la IA, en menor y mayor grado? Es posible.

Cuando lleguemos al nivel más alto, ¿hará falta un badge para avisar que detrás de un contenido hay alguien humano y no un algoritmo (vía)? ¿Se llegará a discriminar o valorar diferente lo que escriban las máquinas? Una encuesta de Lucas Aisa más o menos relacionada concluye que no… pero estoy segura de que la ciencia ficción se lo está pasando pipa con todo esto. En tiempo presente, ya te digo, según el día.

Es lógico que, mientras estamos rodeados de prompts que cambian nuestra manera de pensar e imágenes que son cada vez más realistas, también aparezcan artículos que defiendan la contratación humana y no la algorítmica (vía), incluso ofertas de prácticas en empresas que claramente apuestan por encontrar los límites de la relación.

Samu Parra apuntaba en Haken que «herramientas como ChatGPT son buenas reformulando información ya existente, pero no tienen capacidad para juzgar marcas o productos cuya historia está por escribir». Quizá en la versión 4 no, pero quién sabe qué nos traerá la siguiente.

¿Qué relación tienes con la #IA? Ayer, hoy y mañana, seguro que diferentes. Share on X

[Contenidos] Content curation: ideas para mejorar su distribución

Si estabas por aquí el último trimestre del 2022, recordarás que puse en marcha un par de experimentos cuyas conclusiones me han ayudado a cambiar mi plan de contenidos para el inicio de 2023. De momento, solo te diré que los cambios incluyen la curación que hago y por eso estoy preparando este post a la antigua usanza: como registro de pensamientos y de lo que voy a hacer por si sirve a otras personas en situación similar, es decir, con dudas sobre por qué seguir curando contenidos.

Sus beneficios no han cambiado, pero otras cosas sí lo han hecho. Si hoy hacer marketing de contenidos no es como antaño, tampoco lo es hacer content curation: hay más herramientas (y fuentes), aunque también más contenido sin valor. Además, si los medios sociales (y sus usuarios) no son iguales, tampoco puede serlo aquello que se publica en ellas: los enlaces son más fáciles de compartir y automatizar, pero no gustan a los algoritmos (sean tuyos o de otros).

Tal y como yo lo veo, no se trata de dejar de hacer content curation, simplemente cambiar un poco la manera de darla a conocer, igual que nos ocurre con el contenido propio. En ambos casos, el truco más rápido (por si no quieres seguir leyendo) es poner en enlace en el primer comentario. Funciona, pero me parece más interesante extender su vida (léase alcance) combinando formatos y canales, aunque lleve un poquito más de tiempo (sí, solo un poco).

¿Cuál es la distribución de contenido curado en cada canal?

Al mezclar canales, entramos de lleno en la discusión de cuánto curar. Los porcentajes de 70% contenido propio + 30% contenido curado se han mantenido bastante estables la última década, aunque hay otros, como resumen en Statusbrew. En la práctica, esta proporción es «la media» porque suele variar en cada canal. Lo que últimamente voy viendo:

  • Blog: con el marketing de contenidos es mucho más probable incluir piezas de otros, aunque solo sea para documentarse y enlazar a la bibliografía. Si no, publicando solo contenido propio, quedaría en un 0%.
  • Redes sociales: sin distinguir entre ellas, mi percepción es que ha aumentado la promo, tanto orgánica como publicitariamente hablando. El contenido de otros cuesta más de encontrar, a no ser que sea UGC o clipping de algún medio o influencer. Es posible entonces que fuese un 80-20, aunque también hay quien se queda en el 0%.
  • Newsletter: el lugar perfecto para hacer content curation, aunque también hay quien prefiere el contenido original creado expresamente para este canal (¡sorpresa!). Y, claro, siempre están los que solo envían campañas promocionales.

Cada sector es diferente y no es igual hacer curation como empresa que como profesional, pero para eso se hace una estrategia de content curation (o cualquier otra): para tomar decisiones y elegir la mejor opción de entre todas las posibles.

Repasando mi caso: en este blog, hago bastante curación con enlaces que me han inspirado, resúmenes de otros materiales y siempre añado referencias, incluso cuando como hoy el tema parece más bien personal; en mis redes sociales, ha ido variando, pero ahora ronda el 50-50; mis newsletters son curadas al 100%, aunque también pongo algunos enlaces de promo a mis recursos (que no mis servicios). Las mates no son lo mío, pero diría que mi 70-30 es a la inversa que el resto.

Ideas para distribuir tu curación de contenidos entre canales

Si te pasa como a mí, últimamente tendrás la sensación de que sirve de poco hacer curation, con todo el tiempo que implica, porque pasa casi desapercibida por el algoritmo. Lo cierto es que lo mismo le puede pasar a cualquier tipo de enlace, no solo al de otras páginas, pero también da rabia cuando es de otros, sobre todo porque algunos son de lo mejorcito que se puede leer.

Así que, en general, una estrategia de contenidos pasa por hacer una mejor distribución, es decir, hay que pensar desde el principio cómo se va a alargar la vida de las piezas. La respuesta low cost (sin inversión en medios pagados, aunque sí en tiempo) es reciclar, reutilizar, reformatear, rediseñar y todo lo «re» que se te ocurra para repartirlos requetemejor. Ideas:

  • Blog: refiltrar lo que ya se ha seleccionado para reconfirmar su calidad o reagrupar (lo curado o lo mejor de lo mejor) en el mismo lugar para que no quede diseminado los diferentes canales. Por ejemplo:
    • Recopilación temática de los contenidos recomendados en redes (o en la newsletter, como mi experimento de julio).
    • Selección de los contenidos más relevantes compartidos con alguna aportación adicional (spoiler: así será mi post la semana que viene).
    • Cronología que permita ver la evolución de un tema, por ejemplo trimestralmente. También es posible rediseñarlo como infografía o vídeo comentando cada hito.
  • Redes sociales: recompartir entre canales o reajustar el formato a cada opción de curación de cada red. Por ejemplo:
    • Compartir los enlaces curados que se hayan usado en el blog y la newsletter como imagen o enlace, según el canal.
    • Crear un carrusel (Instagram, LinkedIn), una guía (Instagram) o un hilo (en Twitter) con los contenidos curados más destacados del mes, por supuesto mencionando o etiquetando a las fuentes para que sumen esfuerzos.
    • Elevar un enlace curado a tema de debate del mes aprovechando encuestas, votos y otras interacciones sociales para así ganar un poco de engagement que eso gusta mucho a los algoritmos.
  • Newsletter:
    • Insertar las piezas de otros canales a modo de sección, por ejemplo «la frase inspiradora», «el dato» o «la cita del mes».
    • Comentar los enlaces más comentados o clicados como si fuese una sección con el resumen de lo mejor mes anterior.
    • Segmentar los contenidos curados para enviarlos solo a los interesados en cada tema.

El objetivo es extender la vida útil del contenido curado para así aumentar su alcance, pero también recompensar a quien hace buenas piezas y agradecerles su esfuerzo asegurándonos de que llegan a nuestra audiencia. Al fin y al cabo, para eso hacemos content curation, ¿no?

Lucha contra los contenidos de baja calidad haciendo una mejor distribución de tu #contentcuration de calidad. Share on X

[Contenidos] El límite entre creación y curación

Hay un punto en el que la creación y la curación de contenidos se entremezclan y otro en el que claramente son formas diferentes de apoyar la estrategia de contenidos. Cuando explico a clientes la posibilidad de incorporar la curación como parte del tipo de contenidos del plan, surgen preguntas como cuántas ideas propias hay que incluir en un texto para que no sea hacer content curation o en qué momento una curación es en realidad una creación. En realidad, no hay un porcentaje fijo.

Si sigues la metodología de las 4S, sabrás que la tercera es la etapa en la que se aporta valor a aquello que se ha encontrado y seleccionado para después compartirlo. Pues aquí es donde está la frontera entre creación y curación:

  • Cuando decides que no quieres añadir nada, te alejas de la creación y haces una curación donde la única aportación es tu criterio de selección. Pongamos que es una lista de enlaces, como mi newsletter de la Blogosfera de los contenidos.
  • Al incluir alguna idea extra para darle más sentido, te acercas a la curación porque le añades contexto, incluyendo alguna pincelada propia. Siguiendo con la lista de enlaces, sería lo que hago cada semana en mi newsletter Content News.

En la estrategia general, lo más habitual es que el 80% sea contenido propio y el 20% ajeno (al menos según mis datos). En una pieza curada, los porcentajes se invierten y se apuesta por el 80% de curación y el 20% de promo. Por supuesto, puede acabar siendo más o menos, pero los números de Pareto son una buena referencia.

Entonces, ¿cuánto de una y de otra hace falta para llamarla una cosa u otra? Como decía antes, es difícil establecer un porcentaje y, siendo realistas, tampoco es necesario fijarse tanto en las matemáticas. Por ejemplo:

  • En redes sociales, se puede aportar mucho (hilo, carrusel) o nada en el momento de postear (retuit, compartir tal cual).
  • En un post, es posible que todo sea creación, todo curación o mezclarlos como se desee porque es un lienzo en blanco.
  • En una newsletter curada, casi todo lo será, aunque también pueden ser creada solo con noticias propias.

Piénsalo mejor intentando buscar los límites:

  • Cuando compartes en redes, ¿dejas que se vea la fuente como la creadora del contenido o prefieres que se vea tu perfil? ¿Has de poner siempre algún comentario para que sea «tuyo»? ¿Te esfuerzas por mencionar a alguien?
  • ¿Un post curado es una creación? Tiene una URL tuya y lo firmas tú, pero, ¿enlazas a todo lo que te ha inspirado? ¿Dedicas tiempo a documentarte al menos un poco antes o solo viertes tus ideas?
  • Mandar una newsletter con UGC, ¿es curación? ¿Solo pueden ser enlaces a medios que no hablen de mí?

Entonces, ¿dónde está el límite? Pues donde tú lo quieras poner. Para saberlo, plantéate qué pasaría si no pudieses utilizar contenido propio en ningún canal y solo la curación te sirviese para tus objetivos. También todo lo contrario, ¿y si tuvieses bloqueada la posibilidad de añadir enlaces a otras páginas que no fuesen las tuyas?

La respuesta no es un porcentaje porque es un ejercicio de todo o nada. Pero, imagínate que pudieses negociar una solución: ¿cuánto aceptarías como válido? Sé realista: ¿dónde pondrías el límite para decidir si algo entra en la categoría de curation o creación? ¿Contarías el número de palabras propias, de enlaces a otras fuentes, de menciones?

Mejor valora tu contenido teniendo en cuenta tu nivel de aportación:

  • Si es baja, casi seguro que es curation porque te apoyas más en lo que dice la fuente que en añadir tu punto de vista.
  • Si es 100%, seguramente es una mezcla ideal de creación y curación. Quizá 50-50, quizá no.
  • Si es un porcentaje intermedio, lo más probable es que también sea una mezcla, pero en porcentajes variables.

Ya ves, no hace falta establecer un tope matemático: basta con ponerle un poco de sentido común al momento de elegir si curar o crear para saber qué porcentaje es adecuado para cada pieza. Simplemente: ¡combínalas sin límites!

Que hacer #contentcuration no limite tu creación, o al revés. Share on X

Por cierto, este post está inspirado en uno de Priscilla Tan al que llegué por la newsletter de Ashley Guttuso.

[Contenidos] Las herramientas no son para siempre

Si el verano pasado te recomendé herramientas que podías probar, este te sugiero que hagas limpieza. No solo es cuestión de seguridad (cuentas con correos y contraseñas sin usar) o de economía (¿usas todo lo que pagas?), también de productividad.

Elegir una herramienta empieza por buscar la que parece solucionar mejor un problema concreto, pero después hay que probarla. No siempre se acierta a la primera, así que es posible registrarse en varias «similares» hasta dar con la perfecta. Pasa el tiempo y aparecen otras que simplifican procesos o cubren nuevas necesidades. También se prueban, claro. A veces hay que investigar alternativas casi obligatoriamente porque las empresas detrás de las herramientas desaparecen o cambian las funcionalidades. Por supuesto, también está el factor precio porque lo gratis pasa a ser freemium y los planes no siempre se ajustan a todos los bolsillos. Y toca volver a empezar. En resumen, es fácil acabar con muchas, así que hay que hacer limpieza.

Por supuesto, estoy hablando de herramientas para contenidos, pero mi reflexión sirve para cualquier otra tipología.

Lo primero: haz una lista con todas las herramientas en la que tengas cuenta. Revisa tus logins/contraseñas. Empieza por las que usas más, pero intenta también recordar aquellas en las que hace más tiempo que no entras.

La decisión rápida es fácil de tomar: guardo las que he recordado rápidamente porque son las que utilizo más; y, si ni me acordaba de ellas, seguro que las puedo borrar. Es una forma de verlo, aunque quizá te estés precipitando.

La versión larga de esta sencilla auditoría de herramientas te obliga a hacer una ficha para cada una con: la necesidad principal que cubre (alguna etapa de content curation, publicar contenidos, programar en redes, editar vídeos, diseño gráfico…), la funcionalidad que valores especialmente (el motivo por la que recomendarías la herramienta), lo que te gustaría que hiciese (y que quizá haces con otra), su precio y el último acceso. De esta manera, tienes una visión más completa para elegir cuál borrar definitivamente o si merece la pena recuperar alguna.

Preparando una clase sobre herramientas de content curation me he encontrado haciendo este ejercicio. Te comparto mis conclusiones por si pueden ayudarte también a hacer limpieza. Aviso: enlazo para complementar, no a páginas oficiales.

Las que sí uso son:

  • WordPress para este blog y mis webs.
  • MailChimp para enviar mi newsletter y Revue para registros.
  • IFTTT y Zapier para algunas automatizaciones.
  • Hootsuite para publicar en redes y también curar en Twitter.
  • Feedly y Stoop para leer blogs y newsletters respectivamente.
  • Refind y Paper.li para encontrar contenidos.
  • Pocket para guardar temporalmente links.
  • Trello y Notion para organizar mis contenidos y los de mis clientes.
  • Beacon, Pablo, Canva y Lumen5 para diseño gráfico y vídeos.
  • Miro y Jamboard para ejercicios en determinadas clases, como Mentimeter.

Las que uso mucho menos que antes, pero aún un poco:

  • Metricool me sirve de analítica, ya no de publicación.
  • Typefully porque casi no hago hilos.
  • Tumblr me sirve solo para mis libros, ya no guardo infografías.
  • Pinterest, Flickr y SlideShare las dejo para usos muy concretos.
  • Wakelet se queda en recopilaciones puntuales, casi siempre privadas.
  • Pearltrees la reviso lo justo para mantenerla actualizada.
  • Scoop.it y Flipboard las tengo olvidadas, solo me valen como repositorio histórico de links.

Las que abandoné definitivamente: elink, Quuu, Content Gems, DrumUp, Crowdfire, Primal, Zest.is, Anders Pink, Ready4Social, BlogsterApp, RecurPost, Storrito, MakerWidget, Carrd… y más que ya ni tengo en mente o que han desaparecido por completo.

20 herramientas que uso mucho + 10 que casi no uso + 14 que ya abandoné. Share on X

Con el tiempo, seguro que hay movimiento entre estas listas: recuerda que hacer limpieza siempre es bueno, sea porque prefieres los espacios en blanco (centralizar, optimizar, ahorrar) o porque podrás volver a llenarlos (nuevas oportunidades).

[Contenidos] No, los contenidos no son un objetivo

Repaso rápido para empezar. Sin objetivos y con contenidos, ¿se puede conseguir algo? Sí, si crees que las casualidades existen (la regla 39 de Gibbs dice que no) o una alineación de los astros que favorecen tu signo (pasa mucho según los horóscopos). Yo te diría que, si se deja la estrategia al azar, se consigue menos que si se dedica un tiempo a tomar decisiones.

Pero, ¿se puede conseguir algo con los objetivos mal definidos y sin contenidos? Claro, lo mismo que antes, pero también puede ser un desastre. La frustración llegará porque parecerá que se hace mucho y no se consigue nada. En cambio, cuando sí están claros y son medibles, se puede controlar la expectativa de dónde se va a llegar al crear nuevos contenidos.

No te voy a contar cómo definir tus objetivos, ya hay mucho escrito sobre ello (en «Estrategia de contenidos«, sin ir más lejos). Pero un objetivo está mal expresado si se confunde con un beneficio o con la manera en que utilizan. Que quede claro: los contenidos son una estrategia o una táctica, según el caso, y eso implica que se usan con un objetivo y que de ellos se obtienen una serie de beneficios. No conviene mezclarlo todo, así que vamos a poner un poco de orden con ejemplos.

«Quiero publicar contenidos sobre mis servicios» suena bien, pero sin decir por qué, no tiene sentido porque no concreta el motivo que hay detrás. Tampoco «mi objetivo es buscar contenidos sobre la temática tal y cual para compartirlos en redes» porque sigue sin responder a para qué se quiere hacer, aunque se especifique mínimamente la línea editorial y el canal. Así que, en ambos casos, solo se puede concluir que se acabará cayendo en el publicar por publicar.

Piensa un poco más y pregúntate para qué quieres que te ayuden a conseguir los contenidos. Verás que no puedes responder con un «porque quiero llenar mis redes» si detrás no hay un «y así aumentar mi base de leads», un «para fidelizar a mis clientes» o cualquier otro motivo que puedas convertir en objetivo para tu plan de contenidos.

La lista de qué se puede conseguir con los contenidos es larga, sobre todo si entramos al detalle de los diferentes tipos que hay. Tienes unas cuantas opciones en mi ebook «Vademécum de contenidos: objetivos«, pero voy a usar un par de ejemplos de objetivos de content curation para recalcar que cualquier pieza que se publique, hasta la de otra persona, ha servir para algo.

  • De «encontrar temas sobre los que escribir» al «documentar mejor mis contenidos para mejorar mi reputación», hay solo un paso: concretar el por qué. Es coletilla final sin la que no tienes nada: añade «para…» o «porque así…».
  • «Estar al día de un tema» es un beneficio interno que se puede convertir en objetivo externo al describirlo como «quiero demostrar mi experiencia para que me contraten» o «saber las opiniones de mis clientes para afinar mi comunicación».
  • «Ser más eficiente en la búsqueda de información» también es un beneficio que te permitirá «ahorrar tiempo» (objetivo más personal) y «mantener a mis clientes mejor informados porque así compran más» (más corporativo).

Faltaría hacer los objetivos inteligentes (SMART), pero creo que ya se entiende que el de una estrategia de content curation no puede ser «recomendar artículos de fuentes fiables» como el de una de marketing de contenidos tampoco puede ser «publicar contenido de valor». Un objetivo es lo que te llevará a alcanzar tus metas, la estrategia (de contenidos) va después y es lo que te llevará a lograr tus objetivos. Pero no cambies el orden o no conseguirás nada, solo complicarlo todo innecesariamente.

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